El retorno del eterno protagonista de la pol¨ªtica mexicana
El expresidente de M¨¦xico, que recibi¨® a miles de exiliados sudamericanos, fue investigado por las matanzas de 1968 y 1971
El expresidente de M¨¦xico Luis Echeverr¨ªa ?lvarez (1970-1976) recibi¨® durante su mandato a miles de exiliados que escapaban de las dictaduras sudamericanas. En su pa¨ªs, mientras tanto, puso en marcha la Guerra Sucia, una estrategia de seguridad para aplastar movimientos subversivos. Exigi¨® la expulsi¨®n de Espa?a de la ONU por la ejecuci¨®n de cinco j¨®venes en 1975 y su oscuro papel en dos matanzas estudiantiles estuvo a punto de sentarle en el banquillo de los acusados. Emprendi¨® ambiciosos programas p¨²blicos y acab¨® sumiendo a su pa¨ªs en una profunda crisis econ¨®mica. Aspiraba a la reelecci¨®n y, al dejar la presidencia, fue destinado como embajador en Australia, Nueva Zelanda y las islas Fiji. Echeverr¨ªa resume, como muy pocos, las contradicciones intr¨ªnsecas del partido ¨²nico que control¨® el poder en M¨¦xico entre 1929 y 2000, el Revolucionario Institucional (PRI).
La difusi¨®n de cables diplom¨¢ticos del Departamento de Estado publicados en Wikileaks ha devuelto a la agenda p¨²blica al exmandatario, de 91 a?os, y a su pol¨¦mico legado. Abogado de profesi¨®n, Echeverr¨ªa ?lvarez (Ciudad de M¨¦xico, 1922) entr¨® a las filas del PRI en 1946. En 1958 se convirti¨® en subsecretario de Gobernaci¨®n (ministerio de Interior). Cinco a?os despu¨¦s fue nombrado titular de la cartera. Desde ah¨ª supervis¨® la estrategia del Gobierno para reprimir el movimiento estudiantil de 1968, que desemboc¨® en la masacre del 2 de octubre de ese a?o. Seg¨²n las cifras oficiales, hubo 20 muertos. Testigos oculares elevan esta cifra hasta 200. Un a?o m¨¢s tarde, el presidente Gustavo D¨ªaz Ordaz lo eligi¨® como candidato del PRI, una carta blanca para asumir la presidencia de M¨¦xico el 1 de diciembre de 1970.
Una vez en la presidencia, Echeverr¨ªa se reinvent¨® como un simpatizante de los movimientos de izquierda y un feroz nacionalista que, contrario a las costumbres de entonces, decidi¨® que en sus cenas oficiales se sirvieran platillos t¨ªpicos mientras que su esposa, Esther Zuno (a quien ¨¦l llamaba ¡°la compa?era Esther¡±), vest¨ªa trajes aut¨®ctonos de las regiones del pa¨ªs. Decidi¨® acercarse a los estudiantes universitarios, multiplic¨® el presupuesto destinado a la educaci¨®n superior y excarcel¨® a l¨ªderes del movimiento que permanec¨ªan en la c¨¢rcel. Pero la separaci¨®n p¨²blica de su pasado como Secretario de Gobernaci¨®n, dejando caer la responsabilidad entera en D¨ªaz Ordaz, no sent¨® muy bien a su otrora mentor. El escritor mexicano Jos¨¦ Agust¨ªn relata en su trilog¨ªa Tragicomedia mexicana, una obra que desengrana los 71 a?os de r¨¦gimen priista, que D¨ªaz Ordaz se abofeteaba frente al espejo por haberlo elegido.
Pese a su empe?o por limpiar su imagen, otro hecho sangriento marc¨® su presidencia. El 10 de junio de 1971, jueves de Corpus Christi, un comando paramilitar llamado ¡°Los Halcones¡± atac¨® a un grupo de manifestantes en la capital mexicana. Murieron decenas de j¨®venes, entre ellos un chico de 14 a?os. Echeverr¨ªa reaccion¨® culpando al Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico y anunci¨® una ¡°exhaustiva investigaci¨®n¡± de cuyos resultados informar¨ªa ¡°caiga quien caiga¡±. Salvo la destituci¨®n del jefe de Gobierno de la capital mexicana, Alfonso Mart¨ªnez Dom¨ªnguez, no hubo mayores detenciones vinculadas a los hechos y Fidel Vel¨¢zquez, el poderoso l¨ªder de la Central de Trabajadores de M¨¦xico (que concentraba a los sindicatos del pa¨ªs y funcionaba como portavoz no oficial del priismo), zanj¨® el asunto al declarar a los medios que ¡°los halcones no existen porque yo no los veo¡±.
Aun bajo la sombra de los sucesos de 1968 y 1971, Echeverr¨ªa dedic¨® su presidencia a estrechar lazos con los gobiernos socialistas del continente. Recibi¨® a miles de exiliados tras el golpe de Estado en Chile de 1973, entre ellos a Hortensia Bussi, la viuda del presidente Salvador Allende (a quien consideraba un amigo personal). Gan¨® simpat¨ªas entre los antifranquistas espa?oles cuando exigi¨® a la Asamblea General de la ONU que Espa?a fuera expulsada por la ejecuci¨®n de cinco j¨®venes en septiembre de 1975, que el dictador Francisco Franco hab¨ªa firmado en su lecho de muerte. Pero mantuvo un pu?o de hierro sobre los movimientos izquierdistas de su propio pa¨ªs. Durante su Gobierno murieron los guerrilleros Genaro V¨¢zquez y Lucio Caba?as y emprendi¨® la Guerra Sucia, una estrategia del Gobierno mexicano para aplastar movimientos subversivos que caus¨® la desaparici¨®n de al menos 250 personas, 500 seg¨²n algunas ONG.
Al final de su Gobierno, tras a?os de entusiasta gasto p¨²blico, la deuda del pa¨ªs se hab¨ªa triplicado. El peso mexicano, que hab¨ªa mantenido una estable tasa de cambio frente al d¨®lar por d¨¦cadas, inici¨® una vertiginosa devaluaci¨®n. El derrumbe financiero acab¨® por destruir las ambiciones de Echeverr¨ªa, que para entonces aspiraba a ocupar la Secretar¨ªa General de la ONU. Dej¨® la presidencia y su sucesor, Jos¨¦ L¨®pez Portillo, lo nombr¨® ¡°embajador extraordinario y plenipotenciario de M¨¦xico en misi¨®n especial¡±. Su misi¨®n diplom¨¢tica lo destin¨® a Australia, Nueva Zelanda y las islas Fiji, y finalmente a la sede de la UNESCO en Par¨ªs en 1979.
Veinte a?os m¨¢s tarde, la justicia mexicana cit¨® a Echeverr¨ªa para que aclarase su papel en las matanzas de 1968 y 1971. En 2004, la Fiscal¨ªa abri¨® una investigaci¨®n para acusarlo de los hechos. Un tribunal le orden¨® permanecer en arresto domiciliario en 2006, hasta que fue exonerado de todos los cargos en 2009.
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