¡°No somos Cuba, somos Venezuela¡±

¡°No somos Cuba, somos Venezuela¡±, ¡°Maduro y Cilia Flores (su esposa) recoged los peroles¡±, gritaban centenares de opositores en la tarde del lunes en Plaza Altamira, en el centro de Caracas, para protestar contra la proclamaci¨®n de Nicol¨¢s Maduro, el candidato chavista, como presidente electo y la negativa del r¨¦gimen a recontar los votos de las elecciones del domingo. Poco despu¨¦s, a las ocho en punto de la noche, empez¨® un cacerolazo en las principales ciudades del pa¨ªs que ensordeci¨® toda Venezuela. Ollas, sartenes, bocinas de autom¨®vil, cualquier cosa serv¨ªa para expresar el rechazo a lo que consideran un fraude electoral.

La concentraci¨®n de los opositores, convocada a trav¨¦s de las redes sociales, era la expresi¨®n en la calle del pulso que mantienen desde que se conocieron los resultados electorales el Gobierno chavista y Henrique Capriles. ¡°?Por fin tenemos l¨ªder!¡±, dec¨ªa una se?ora que hab¨ªa acudido a la Plaza Altamira con su familia. Los esl¨®ganes, c¨¢nticos y bocinazos as¨ª como las basuras y neum¨¢ticos en llamas en algunas calles parec¨ªan el anticipo de lo que podr¨ªa llegar a ser una primavera venezolana. ¡°Hemos perdido el miedo. Por miedo llevan los chavistas 14 a?os en el poder¡±, dec¨ªa un ingeniero de 23 a?os.

La Guardia Nacional disolvi¨® la manifestaci¨®n con gases lacrim¨®genos, pero enseguida recibi¨® la orden de retirarse. En otros barrios de la capital, motorizados chavistas hicieron disparos al aire para amedrentar a los opositores.

Tambi¨¦n se registraron incidentes menores en otros puntos del pa¨ªs como en Barquisimeto, donde 10 antichavistas resultaron heridos. El l¨ªder de la oposici¨®n, que advirti¨® a sus seguidores que ¡°es el momento de la raz¨®n y no de la emoci¨®n¡±, ha convocado para el mi¨¦rcoles marchas pac¨ªficas contra las sedes del Consejo Nacional Electoral (CNE) en todo el pa¨ªs.

Por su parte, Maduro, en una conferencia de prensa celebrada en el Palacio de Miraflores, responsabiliz¨® a Capriles de los incidentes violentos habidos durante el d¨ªa y acus¨® a la derecha de planear un golpe de Estado. Ante dos grandes retratos de Sim¨®n Bol¨ªvar y entre amenazas y promesas, Maduro parec¨ªa solo en su laberinto.