La paz no alivia el ahogo de Gaza
Milicias palestinas lanzan tres cohetes esta semana contra Israel El pacto alcanzado tras la guerra no relaja el bloqueo en la franja
Un grupo de adolescentes, todas cubiertas con velo, camina por la carretera que hace las veces de paseo mar¨ªtimo. En el caf¨¦ que da a la playa, dos j¨®venes fuman una shisha de cara al mar mientras un pescador mira su barca, que lleva d¨ªas amarrada en el puerto. Un batall¨®n de unos 50 hombres de las Brigadas de Ezedin El Qassam (brazo armado de Ham¨¢s), con la cara tapada por pasamonta?as, entrena unos metros m¨¢s all¨¢. La tranquilidad que se vive estos d¨ªas en la franja de Gaza no se ha visto alterada ni siquiera por el lanzamiento de tres cohetes ¨Cdos en la madrugada del viernes y uno en la del domingo- hacia la regi¨®n israel¨ª de Eshkol, que no han causado heridos ni da?os materiales.
Los proyectiles disparados desde la Franja desataron la ¨²ltima ofensiva israel¨ª, bajo el nombre Operaci¨®n Pilar Defensivo, en noviembre de 2012. El acuerdo para poner fin a las hostilidades alcanzado entonces entre Tel Aviv y Ham¨¢s, que gobierna y controla Gaza, contemplaba un alto el fuego entre ambas partes que se ha respetado hasta febrero. Desde ese mes, milicianos palestinos han lanzado al menos seis ataques con cohetes hacia el otro lado de la frontera e Israel ha respondido con una ofensiva. ¡°A Israel le interesa respetar el acuerdo de alto el fuego al que lleg¨® con el Gobierno de Haniya en El Cairo¡±, se?ala Yamil Miser, miembro del comit¨¦ central del Frente Popular para la Liberaci¨®n de Palestina.
El pacto alcanzado entre Ham¨¢s e Israel, con la mediaci¨®n de Egipto, inclu¨ªa tambi¨¦n suavizar el bloqueo israel¨ª que impide la entrada y salida de personas y mercanc¨ªas del territorio palestino; permitir a los pescadores faenar a seis millas de la costa ¨Cel doble que antes-, as¨ª como relajar los l¨ªmites para que los agricultores pudieran trabajar sus cultivos pegados a la frontera -Tel Aviv impon¨ªa un l¨ªmite de entre 1.500 y 300 metros para no poder acercarse a la valla que, con el acuerdo, se deber¨ªan reducir a 300. Las negociaciones de la letra peque?a se han alargado durante meses y los frutos sobre la econom¨ªa son m¨ªnimos: la zona sigue asfixiada por el bloqueo econ¨®mico.
Pesca y agricultura son fundamentales para la econom¨ªa de la superpoblada franja de Gaza. Los campesinos est¨¢n ganando el derecho a cultivar en los nuevos l¨ªmites con su sangre: al menos cuatro de ellos han muerto por disparos israel¨ªes tras intentar trabajar sus tierras cerca de la verja. Hace unos d¨ªas, una delegaci¨®n de Izquierda Unida, encabezada por el eurodiputado Willy Meyer, acudi¨® a la zona para proteger la labor de los agricultores y denunci¨® que los militares efectuaron disparos cerca de donde se encontraban. Su presencia y la de otros activistas internacionales ha ayudado a algunos labradores a recoger su cosecha a escasos 100 metros de la frontera. ¡°Hac¨ªa 10 a?os que no pod¨ªamos cultivar tan cerca¡±, dice Murad, en la zona de Kusa¡¯a, al sur de la franja. Al otro lado de la valla, veh¨ªculos militares israel¨ªes vigilan su trabajo.
La situaci¨®n es m¨¢s dram¨¢tica para los pescadores. Seg¨²n los Acuerdos de Oslo, tienen derecho a faenar a 20 millas de la costa. Tel Aviv ha reducido esa distancia a tres millas, lo que hace muy dif¨ªcil su trabajo. El l¨ªmite de seis millas que se pact¨® con Ham¨¢s todav¨ªa no se aplica. ¡°La mayor¨ªa de las buenas capturas est¨¢n al menos a ocho millas, pero no podemos rebasar las 3¡±, se queja Zakar¨ªas, de la cofrad¨ªa del puerto. Si alg¨²n barco intenta superar esa barrera, las naves israel¨ªes arrestan a su tripulaci¨®n y requisan los botes. Es lo que le ha ocurrido a la familia Baker: ¡°El ej¨¦rcito me dispar¨® cuando trataba de pescar, y luego se quedaron con mi barca¡±, dice Musa¡¯ab Baker, que todav¨ªa tiene una herida en la pierna. Los 70 miembros de esta familia han perdido as¨ª cuatro de sus barcos, mientras que el quinto ha sufrido destrozos por enfrentamientos con los militares. Seg¨²n la cofrad¨ªa de pescadores, ha habido 45 pescadores arrestados y 4 heridos por esta causa desde noviembre de 2012.
Mientras, las mercanc¨ªas llegan con cuentagotas a trav¨¦s de los pasos fronterizos con Israel y Egipto. ¡°Los egipcios permiten ahora que entren materiales de construcci¨®n para un proyecto catar¨ª, pero en la pr¨¢ctica la frontera contin¨²a bloqueada¡±, se?ala Ahmed Yusef, consejero del primer ministro, Ismael Haniya. Por su parte, Tel Aviv cerr¨® la semana pasada el paso de Eretz, por el que en los ¨²ltimos meses han entrado y salido ciertos bienes, en represalia por el lanzamiento de un cohete. Los productos que no llegan por estas v¨ªas legales se saltan el cerco a trav¨¦s de los t¨²neles excavados entre la localidad de Rafah y el pa¨ªs ¨¢rabe vecino, controlados por Ham¨¢s. En cualquier caso, los supermercados no presentan carencias de productos b¨¢sicos.
Seg¨²n la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA, en ingl¨¦s), el 80% de los 1,6 millones de personas que viven en los 367 kil¨®metros cuadrados de la franja de Gaza depende de la ayuda humanitaria. El paro supera el 30% de la poblaci¨®n y las nulas expectativas laborales causan frustraci¨®n en los j¨®venes, los m¨¢s golpeados por esta lacra. Adem¨¢s, el agua est¨¢ contaminada y hay cortes de luz a diario, entre 8 y 10 horas. Faltan medicamentos b¨¢sicos y recursos sanitarios. En este contexto, no es extra?o que el Informe Gaza 2020 de la ONU considere que, de seguir as¨ª las cosas, la zona corre peligro de convertirse en el nuevo Darfur.
¡°A pesar de que haya acabado la guerra estamos mucho peor que en noviembre, porque mucha gente ha perdido su casa y su trabajo y no hay nuevas oportunidades de empleo¡±, dice Maher, gazat¨ª de 24 a?os. En el centro de la ciudad de Gaza perviven todav¨ªa los efectos de las dos ¨²ltimas guerras. El antiguo edificio de los ministerios es ahora un solar adornado por un amasijo de hierros y cemento, hay agujeros en las fachadas de algunos edificios y hasta un campo de f¨²tbol muestra los efectos de los bombardeos. ¡°En este terreno de juego dispararon siete bombas, no parece que fuera un error¡±, comenta el activista Manu Pineda, impulsor de las Brigadas Unadikum y testigo de la Operaci¨®n Pilar Defensivo, en 2012.
A este panorama de posguerra se suman los murales a favor de la resistencia y de sus m¨¢rtires: todo aquel que haya muerto por un ataque de Israel o est¨¦ en una prisi¨®n del pa¨ªs vecino. ¡°Mi marido y dos de mis hijos peque?os murieron por un misil de un F-16¡±, cuenta la se?ora Hiyasi. Las calles que dan a su casa est¨¢n plagadas de carteles en honor a los ¡°h¨¦roes¡±.
Lo mismo ocurre en la callejuela donde vive Ibrahim Barud, que ha pasado 27 a?os en la c¨¢rcel y ha sido liberado hace unos d¨ªas. ¡°Me detuvieron con 23 a?os acusado de resistencia a la ocupaci¨®n y, en todo este tiempo, solo me han permitido ver a mis familiares cinco veces¡±, se lamenta Barud. Los vecinos visitan por su casa, llena de ramos de flores, y se hacen fotos con el ¡°m¨¢rtir¡±. Mar¨ªa del Mar, activista catalana que trabaja en favor del pueblo palestino resume en qu¨¦ consiste, en su opini¨®n, la normalidad de los gazat¨ªes: ¡°B¨¢sicamente, aqu¨ª la gente celebra cada d¨ªa estar viva¡±.
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