¡°No son solo derechos laborales, son derechos humanos¡±
Las trabajadoras del hogar en M¨¦xico creen que la regularizaci¨®n es la manera de acabar con la discriminaci¨®n y los abusos
La t¨ªa de Gabriela la llev¨® a trabajar a una casa de Ciudad de M¨¦xico desde Santa Cruz Moxolahuac (Estado de Puebla) cuando ella ten¨ªa 14 a?os. Desde entonces han pasado 33 pero no se le olvidar¨¢ nunca ni aquella casa ni aquel se?or ¡®ojo alegre¡¯ para el que trabajaba. El se?or result¨® no serlo tanto: ten¨ªa apenas 30 a?os y la detestable costumbre de manosear a las muchachas (como se conoce en M¨¦xico a las trabajadoras dom¨¦sticas). ¡°Con enga?os me dec¨ªa ¡®ven aqu¨ª¡¯ y se me repegaba y me tocaba todo el cuerpo¡±. Una noche que Gabriela estaba en su cuarto junto a otra muchacha, el se?or lleg¨® y se meti¨® en la cama. ¡°A m¨ª esa noche no me hizo nada, pero a la otra chica la hizo suya¡±, cuenta ahora Gabriela desde su departamento de la capital mexicana.
De aquella casa se fue Gabriela doblemente humillada siendo todav¨ªa una ni?a: por un lado por los abusos del se?or. Por el otro, porque nadie crey¨® su historia. Ni la se?ora de la casa ni la t¨ªa que la hab¨ªa llevado hasta all¨ª. Solamente un t¨ªo suyo que fue a sacarla cuando ella le cont¨® lo que ocurr¨ªa cuando se cerraba la puerta.?
Es dif¨ªcil encontrar mujeres como Gabriela que se atrevan a contar su terrible historia de abusos y casi imposible que alguna denuncie a su agresor, por miedo, por verg¨¹enza y porque, como le ocurri¨® a ella, casi nadie las creer¨ªa. ¡°Muchas vienen y nos cuentan los abusos, c¨®mo no se respetan sus derechos m¨¢s b¨¢sicos pero luego no denuncian. Adem¨¢s, no hay herramientas ni instancias adecuadas para denunciar¡±, cuenta Marcelina Bautista, del Centro de Apoyo y Capacitaci¨®n para Empleadas del Hogar (CACEH). Son m¨¢s de 2.200.000 personas, un 95% mujeres, sin ning¨²n derecho laboral, con sueldos bajos y jornadas eternas y v¨ªctimas de discriminaci¨®n.
M¨¦xico firm¨® el Convenio 189 hace casi dos a?os en el marco de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo. Su objetivo es equiparar los derechos de estas trabajadoras con los del resto de empleados en materia de sueldo, horarios y prestaciones. Pero el Senado mexicano a¨²n no lo ha ratificado, un paso necesario para que pueda entrar en vigor y las trabajadoras dom¨¦sticas dejen de estar discriminadas respecto a los dem¨¢s trabajadores.?¡°No se trata solo de derechos laborales sino de derechos humanos¡±, explica Marcelina. ¡°Si se ratificara el convenio, estar¨ªan m¨¢s protegidas porque tendr¨ªan la misma condici¨®n que los dem¨¢s. Ahora, desde las leyes, ya se nos trata como si fu¨¦ramos menos¡±.
Hay pocas estad¨ªsticas, registros y datos oficiales, como casi todo lo que tiene que ver con las trabajadoras dom¨¦sticas en M¨¦xico. La invisibilidad es su principal caracter¨ªstica. Desde el CACEH han documentado algunos casos de abusos y tratos discriminatorios solo por su condici¨®n. A veces son ejemplos como el de Gabriela pero la mayor¨ªa tiene que ver con insultos, menosprecio y humillaci¨®n. El libro Entre Muros, del Colectivo de Mujeres Ind¨ªgenas Trabajadoras del Hogar recoge el testimonio de cuatro mujeres ind¨ªgenas en Ciudad de M¨¦xico. En una de ellas, Virginia Alonso, cuenta c¨®mo la se?ora de la casa le tir¨® la plancha porque no le gustaba c¨®mo hab¨ªa planchado su blusa. Una cicatriz por quemadura en la mano qued¨® de ese indebido reclamo.?
La idea de que las trabajadoras del hogar tiene un estatus inferior est¨¢ muy extendida en M¨¦xico, por eso las trabajadoras y las instituciones que est¨¢n presionando para que el Senado mexicano ratifique el convenio que firm¨® el anterior Gobierno en junio de 2011 insisten en que el cambio legislativo tiene que ir acompa?ado de un cambio de mentalidad y de formas.
¡°Tambi¨¦n es el desprecio con el que les hablan y con el que no hablar¨ªan a otros trabajadores¡±, explica Marcelina Bautista. La discriminaci¨®n tambi¨¦n impregna la ret¨®rica. ¡°Hay gente que dice que tiene una muchacha para que ayude en la casa... ?c¨®mo que para que ayude? No es una ayuda, es un trabajo¡±.
En un art¨ªculo de la revista Nexos llamado Desde la arquitectura, la discriminaci¨®n, el arquitecto mexicano Arturo Ortiz Struck explica c¨®mo hasta el dise?o de los edificios de la capital mexicana se suma a la discriminaci¨®n. ¡°De la misma forma en que los hoteles de paso muestran los comportamientos sexuales de las sociedades conservadoras, los cuartos de servicio de las casas y residencias en las clases medias y altas en M¨¦xico ponen en evidencia a las relaciones laborales, de g¨¦nero, de clase y de raza que hemos establecido como sociedad entre las empleadas dom¨¦sticas y las familias empleadoras¡±, dice.
En el texto, el arquitecto explica c¨®mo ha revisado los planos de casas y edificios del pa¨ªs y llega a la conclusi¨®n de que ¡°en la gran mayor¨ªa de los proyectos, los cuartos de servicio est¨¢n localizados de tal forma que habilitan la posibilidad de que las empleadas de servicio interact¨²en con todos los espacios de la casa, pero siempre existe la posibilidad de que en cualquier momento y a la menor provocaci¨®n se vuelvan invisibles¡±. Muchos edificios mexicanos cuentan con pasillos, escaleras y ascensores alternativos para las trabajadoras, que en ocasiones no tienen derecho ni siquiera a entrar por las mismas puertas del edificio que los residentes.
Gabriela ha seguido trabajando en casas toda su vida. Tiene cuatro hijos y no querr¨ªa que se dedicaran a lo mismo que ella ¡°porque no te respetan, te tratan mal y te humillan¡±. Y aunque no ha vuelto a vivir una situaci¨®n tan traum¨¢tica como cuando ten¨ªa 14 a?os, cree que es dif¨ªcil que las cosas cambien tanto. ¡°Es dif¨ªcil pero no imposible. Pero para eso tienen que querer¡±.
¡°Uno de los grandes obst¨¢culos para que se ratifique el convenio por el Senado es que los legisladores cuentan con servicio dom¨¦stico y les convierte en parte del problema¡±, explicaban desde el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminaci¨®n (CONAPRED). Desde esta instituci¨®n y desde las asociaciones del sector insisten en que reconocer los derechos laborales es el primer y m¨¢s necesario paso para reconocerles la dignidad que se les ha negado con abusos, insultos y hasta con el dise?o de los edificios.
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