Renuncia el director designado para la ¨²ltima televisi¨®n opositora en Venezuela
Vladimir Villegas, nombrado el lunes para limpiar la cara a la venta de Globovisi¨®n, no lleg¨® a concluir la jornada en el cargo
De ¨²ltimo basti¨®n opositor en la televisi¨®n venezolana a papa caliente del oficialismo: tal es el tr¨¢nsito que Globovisi¨®n, el canal 24 horas de noticias, recorri¨® en justamente un solo d¨ªa.
El lunes por la ma?ana se anunciaba desde Caracas que la venta del canal a un grupo de inversionistas cercanos al Gobierno, se hab¨ªa completado. As¨ª un hombre del medio burs¨¢til, Juan Domingo Cordero, y dos abogados, Ra¨²l Gorr¨ªn y Gustavo Perdomo, se hicieron con el control de la mayor¨ªa accionarial del canal televisivo en frecuencia UHF que, con sus luces y sombras period¨ªsticas, supo constituirse en una irritante bestia negra para el chavismo.
Pero todav¨ªa no terminaba la jornada cuando, al filo de la medianoche, los nuevos propietarios experimentaron su primer rev¨¦s. Fue cuando el director designado por ellos, Vladimir Villegas, renunci¨® a un cargo que todav¨ªa no empezaba a desempe?ar.
Villegas era la baza fundamental para lavarle la cara a una transacci¨®n comercial a la que la dividida sociedad venezolana, en pleno, entiende como una operaci¨®n de descafeinamiento de la l¨ªnea editorial del canal. Experimentado periodista, hombre de izquierda, Villegas fue constituyente en las listas del chavismo, director del principal canal del Estado y funcionario de la canciller¨ªa venezolana, antes de romper lazos con el oficialismo en 2007 y pasar a engrosar las filas de la disidencia.
Al nombrar a Villegas como director, se enviaba un mensaje de que todav¨ªa se tendr¨ªan en cuenta criterios period¨ªsticos en la gesti¨®n de la emisora. A la vez, su historial pol¨ªtico, y el v¨ªnculo familiar con el actual ministro de Informaci¨®n y Comunicaci¨®n, Ernesto Villegas, su hermano y tambi¨¦n ex reportero, representaban un gui?o de comprensi¨®n a las necesidades de difusi¨®n del gobierno. De hecho, desde que hace casi dos semanas hab¨ªa trascendido su nombramiento, a trav¨¦s de su cuenta de Twitter y en entrevistas con medios locales Villegas se hab¨ªa dedicado a repetir como un mantra su apego al periodismo y a la posibilidad de dar cabida en Globovisi¨®n ¡°a todas las voces¡±, en un ¨¢nimo de mediaci¨®n.
Sin embargo, ese prop¨®sito se quebr¨® el lunes, tras una larga reuni¨®n con la nueva junta directiva. Interrogado sobre el motivo de su dimisi¨®n prematura, Villegas dijo en una breve declaraci¨®n telef¨®nica a EL PA?S que ¡°no quedaba claro cu¨¢l ser¨ªa mi capacidad de incidencia en la toma de decisiones sobre programaci¨®n y l¨ªnea editorial, ni se me garantizaba autonom¨ªa en la direcci¨®n, tan necesaria en un ambiente tan polarizado como el nuestro¡±.
La coordinadora de Investigaciones del canal, Lysber Ramos Sol, hab¨ªa renunciado antes, ¡°luego de intercambiar, por varias horas, impresiones y reflexiones con quienes ser¨¢n los nuevos due?os¡±, seg¨²n una carta que hizo p¨²blica. La sempiterna vicepresidenta y rostro emblem¨¢tico de Globovisi¨®n, la periodista Mar¨ªa Fernanda Flores, hab¨ªa iniciado la ola de deserciones apenas se supo del cambio de manos en la direcci¨®n.
Si bien reina el hermetismo en torno a las ¨²ltimas alternativas en la gesti¨®n del canal, las renuncias que siguieron a reuniones decisivas con los accionistas no auguran nada bueno para la preservaci¨®n de su independencia editorial.
Sin embargo, los flamantes propietarios no las tienen todas consigo. Se trata de una de las tomas de control m¨¢s expuestas a la luz p¨²blica en la historia del negocio de la prensa en Venezuela. La fiel audiencia del canal, que suele solaparse con los sectores m¨¢s radicales de la oposici¨®n, escruta minuto a minuto las se?ales que emite para denunciar por las redes sociales cualquier matiz de autocensura. Las anclas m¨¢s populares ¨Cincluyendo a Leopoldo Castillo, conductor de un programa de opini¨®n vespertino y codirector encargado por los pr¨®ximos tres meses de transici¨®n- no han dudado en afirmar en pantalla que renunciar¨¢n apenas perciban que desde la secci¨®n ejecutiva se les impone una l¨ªnea de acci¨®n. ¡°La Globovisi¨®n que tuvimos durante estos a?os no es la Globovisi¨®n que vamos a vivir de ahora en adelante¡±, adelant¨® Castillo, con franqueza, en la emisi¨®n de su programa la tarde del lunes.
Este punto muerto sorprende a los nuevos accionistas en medio de la discusi¨®n p¨²blica, toda una novedad para hombres de negocios que cultivaron el bajo perfil como f¨®rmula para el ¨¦xito empresarial, en medio de los rigores infligidos por la revoluci¨®n bolivariana a la iniciativa privada. Cordero, Gorr¨ªn y Perdomo figuran tambi¨¦n como accionistas de una empresa aseguradora, La Vitalicia, con escasa participaci¨®n de mercado. De acuerdo a las estad¨ªsticas publicadas el mes de marzo por la autoridad reguladora del sector, La Vitalicia ocupaba el lugar 23 entre 49 empresas de seguros, en t¨¦rminos del n¨²mero de primas cobradas.
Los inversionistas dieron adem¨¢s un paso al frente para adquirir un negocio que, a la luz de la l¨®gica convencional, lucir¨ªa inviable. El gobierno ha tejido en torno a Globovisi¨®n un cerco tan inexpugnable como asfixiante, que incluye la apertura de diez procedimientos administrativos (con que haya lugar a tres de ellos, se pudiera despojar de la licencia al canal), la exclusi¨®n de su se?al de la plataforma digital (el apag¨®n anal¨®gico est¨¢ previsto para 2020) y, sobre todo, el cese de la actual habilitaci¨®n para el uso del espacio radioel¨¦ctrico (que vence en 2015). El accionista saliente, Guillermo Zuloaga, ha admitido que los costos de la operaci¨®n sobrepasan con creces los ingresos, mermados adem¨¢s por las vacilaciones de unos anunciantes privados que procuran no aparecer como enemigos del Gobierno.
Seg¨²n ha declarado Villegas, hasta su inesperada renuncia hab¨ªa pactado con Cordero ¨Cpresidente de la nueva junta directiva- ¡°una l¨ªnea de equilibrio¡±. Pero mientras eso se ratifica, o se evidencia un cambio de tim¨®n en la se?al de Globovisi¨®n, la direcci¨®n del medio transmite nuevas y ominosas se?ales para la libertad de prensa en Venezuela, que atraviesa uno de sus momentos m¨¢s oscuros.
El periodista Nelson Bocaranda, quien mantuvo informado al pa¨ªs sobre y durante la enfermedad del presidente Hugo Ch¨¢vez gracias a informaci¨®n de fuentes privilegiadas, fue forzado a marchar al exilio tras claros indicios de que el Gobierno se propon¨ªa acusarlo ante la justicia penal. Diversos voceros del oficialismo han acusado a Bocaranda de supuesta instigaci¨®n para cometer ataques contra dispensarios m¨¦dicos oficiales que, seg¨²n alegan, habr¨ªan ocurrido tras el desconocimiento por parte de la oposici¨®n de los resultados de las elecciones del 14 de abril pasado.
En la Asamblea Nacional, paralizada desde que su presidente, Diosdado Cabello, retir¨® el derecho de palabra a los diputados de oposici¨®n, y desde que se produjo una trifulca con saldo oficial de 11 heridos hace dos semanas, las autoridades del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) han impuesto nuevas limitaciones a los reporteros, impedidos de ingresar al Hemiciclo desde 2007.
El Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (Ipys Venezuela), una organizaci¨®n no gubernamental que registra los casos contra la libertad de prensa en el pa¨ªs, report¨® que s¨®lo en el reci¨¦n finalizado mes de abril ocurrieron 64 ataques o limitaciones contra medios, casi la mitad del n¨²mero de incidentes similares en todo el a?o 2012.
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