Rousseff logra su mayor victoria con la aprobaci¨®n de la ley de puertos
La presidenta de Brasil gana el pulso al Congreso y privatiza en la pr¨¢ctica los muelles del pa¨ªs
La presidenta brasile?a Dilma Rousseff gan¨® este jueves un pulso al Congreso con la aprobaci¨®n de una ley que, en la pr¨¢ctica, privatiza los puertos del pa¨ªs. Ha sido la mayor victoria en sus tres a?os de Gobierno porque en este duelo se jugaba el todo por el todo.
La propuesta de ley presentada con car¨¢cter de urgencia al Congreso pretend¨ªa regular todo el funcionamiento de los puertos, un punto neur¨¢lgico que estaba paralizando las exportaciones de materias primas. La nueva ley sustituye a la de 1993 que hab¨ªa colocado los puertos pr¨¢cticamente en manos de empresas p¨²blicas bajo la custodia de los gobiernos locales y con fuerte presencia de las organizaciones sindicales.
La nueva ley prev¨¦ inversiones de 27.000 millones de d¨®lares ( 54.000 millones de reales) para los puertos, con el objeto de reducir el costo de los fletes en Brasil en un 20%.
Aunque Dilma prefiere hablar de ¡°concesiones¡± para no usar la palabra ¡°privatizaci¨®n¡±, que molesta al ala izquierda de su partido, el PT, en la pr¨¢ctica la nueva ley coloca los puertos en manos de empresas privadas, aunque bajo la vigilancia del Gobierno central.
La apuesta en el Congreso era dif¨ªcil porque en la pol¨ªtica de los puertos entraban muchos intereses de los gobiernos locales que eran los responsables directos del funcionamiento de los mismos.
El gobierno Rousseff se hab¨ªa dado cuenta que uno de los nudos cruciales para hacer crecer el pa¨ªs y favorecer las exportaciones, era solucionar el mal funcionamiento de las infraestructuras que se hab¨ªan quedado viejas en el pa¨ªs, entre ellas, en primer lugar los puertos junto a las carreteras y a los aeropuertos.
Ante la resistencia del Congreso, que hab¨ªa aguado el contenido de la ley con cientos de enmiendas lo que significaba echar abajo el proyecto, Dilma hizo una llamada a trav¨¦s de la televisi¨®n a los ciudadanos pidi¨¦ndoles que influyeran ante los diputados para que aprobaran la ley ya que lo contrario supondr¨ªa una ¡°irresponsabilidad¡± al tratarse dijo de una ¡°cuesti¨®n vital¡±
El Congreso estuvo pr¨¢cticamente reunido durante 48 horas consecutivas y Dilma estuvo a punto de perder la batalla, ya que se le enfrent¨® el l¨ªder del mayor partido de la coalici¨®n del Gobierno, el PMDB. Con ¨¦l se ali¨® la oposici¨®n y hasta parte del partido del gobierno se hizo el remol¨®n en las discusiones.
El proyecto de ley hubiese caducado a las 12 de la noche de este jueves (hora de Brasilia) si antes las dos C¨¢maras no hubiesen ratificado el proyecto de ley.
Fue as¨ª una carrera contra el reloj en la que el Gobierno consigui¨® finalmente que a las nueve de la noche, horas antes de terminar el plazo, la ley fuese aprobada por el Senado despu¨¦s de haber sido sancionada por la C¨¢mara de Diputados. Es posible que al sancionar ahora la mandataria la ley vete algunas de las enmiendas que el Congreso consigui¨® aprobar, y los parlamentares podr¨ªan de nuevo rechazarlo.
La victoria de Rousseff, una dura gestora, acusada de tener poca flexibilidad en el juego de cintura de la pol¨ªtica y en las relaciones con los partidos que apoyan su Gobierno, es indiscutible. Sin embargo ha hecho saltar las alarmas de cara a las elecciones del a?o pr¨®ximo a las que piensa representarse, ya que dicha victoria ha dejado por el camino heridas abiertas.
La presidenta ha podido cerciorarse de que la fidelidad de las diez formaciones que apoyan su Gobierno, e incluso parte de su mismo partido, no es a prueba de bombas, como pod¨ªa pensarse. Ha habido traiciones, sorpresas, juegos debajo de la mesa, presiones y hasta amenazas pol¨ªticas, que ahora tendr¨¢ que ir limando para que ello no suponga un obst¨¢culo en las alianzas que necesitar¨¢ para conseguir su reelecci¨®n.
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