Muere Jorge Rafael Videla, el rostro de la dictadura argentina
Falleci¨® el dictador en prisi¨®n y la vida continu¨® en Buenos Aires como cualquier otro d¨ªa
Punto final. El dictador Jorge Rafael Videla falleci¨® de muerte natural a los 87 a?os en la c¨¢rcel del municipio de Marcos Paz, a 50 kil¨®metros de Buenos Aires. Cumpl¨ªa prisi¨®n perpetua por delitos de lesa humanidad. Eran las 8.25 de una ma?ana fr¨ªa y soleada. Y la vida continu¨® en Buenos Aires como cualquier otro d¨ªa. No se oyeron bocinas, ni festejos, ni voces de ensa?amiento. La palabra que m¨¢s se escuch¨® fue justicia. En un pa¨ªs tan dividido, donde casi todo el mundo parece tener una opini¨®n tajante a favor o en contra del Gobierno, ayer se produjo un gran consenso: el excomandante en jefe del Ej¨¦rcito, el que fuera presidente de hecho entre 1976 y 1981, muri¨® donde ten¨ªa que morir, tras ser juzgado y condenado en democracia. Es como si los legisladores, los jueces, los periodistas, los grandes activistas de derechos humanos, hubieran dicho: ¡°Cumplimos con nuestro cometido. Ahora, hay que seguir por el mismo camino¡±.
En ese sentido se expres¨® el premio Nobel de la Paz de 1980, el argentino Adolfo P¨¦rez Esquivel: "No se ha cerrado un ciclo, hay que buscar m¨¢s verdad y justicia. Su muerte no debe alegrar a nadie, tenemos que seguir trabajando por una sociedad mejor, m¨¢s justa, m¨¢s humana, para que todo ese horror no vuelva a ocurrir nunca m¨¢s".
A lo largo de los diez a?os que pas¨® bajo arresto domiciliario y los diez encarcelado, Videla nunca mostr¨® arrepentimiento ni pidi¨® perd¨®n por nada. No lo hizo por ninguno de los 30.000 desaparecidos durante la dictadura militar (1976-1983), ni por alguno de los 400 beb¨¦s robados en centros de tortura. Se consideraba un ¡°preso pol¨ªtico¡± que cumpli¨® con el ¡°deber castrense¡± de combatir ¡°el terrorismo¡±. Lo m¨¢s que lleg¨® a reconocer es que lamentaba ¡°las secuelas que deja toda guerra¡±, como si fueran equiparables las fuerzas del Estado y las guerrillas. ¡°Hubo situaciones l¨ªmite con actos rayanos con el horror, dif¨ªciles de ser justificados. Pero (que deben ser) comprendidos en el marco de la crueldad de un enfrentamiento b¨¦lico¡±,se?al¨® en aquel momento. Consideraba esos juicios una farsa. Dec¨ªa que los ¡°enemigos derrotados ayer¡± se encontraban al frente del pa¨ªs y pretend¨ªan erigirse en ¡°paladines de la defensa de los derechos humanos¡±. Pero sus palabras hac¨ªa mucho tiempo que perdieron si quiera la capacidad de escandalizar.
Su muerte, en cierta forma, se convirti¨® este viernes en un reconocimiento de la democracia. Argentina es el pa¨ªs de Latinoam¨¦rica donde m¨¢s n¨²mero de personas cumplen condena por delitos relacionados con la dictadura militar. En 2012 el n¨²mero de condenados sumaban ya los 244. En la actualidad, en Argentina se est¨¢ celebrando el tercer juicio por los vuelos de la muerte. A lo largo de los pr¨®ximos 18 meses 68 personas tendr¨¢n que responder por 789 delitos cometidos durante la dictadura. M¨¢s de 900 testigos ofrecer¨¢n testimonio sobre los secuestros, las torturas y homicidios que se produjo durante la dictadura, incluidos aquellos vuelos en los que los detenidos eran arrojados al R¨ªo de la Plata o al mar desnudos, atados de pies y manos.
¡°A partir de hoy podremos caminar por la calle con la frente m¨¢s alta¡±, indic¨® un sobreviviente de la Escuela Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), el mayor centro de tortura y exterminio del pa¨ªs. ¡°No nos ceg¨® la venganza ni el odio¡±, se?al¨® la diputada opositora Victoria Donda, quien sufri¨® la tragedia de ser robada durante la dictadura cuando era un beb¨¦. El legislador oficialista Juan Cabandi¨¦, que padeci¨® la misma tragedia y fue recuperado por las Abuelas de la Plaza de Mayo, indic¨®: ¡°Lamento que se haya llevado a la tumba informaci¨®n muy importante en relaci¨®n a los nietos que faltan encontrar y a los cuerpos de nuestros pap¨¢s y de sus compa?eros. A m¨ª me quit¨® la posibilidad de ser abrazado por mi mam¨¢ y contenido [apoyado] por mi pap¨¢ (...).
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, se?al¨®: "No hay alegr¨ªa en la muerte, pero la muerte de Videla aleja de la faz de la Tierra a un genocida deshumanizado que no tuvo pruritos en idear un plan de exterminio junto con sus secuaces; que mat¨®, rob¨®, que no se arrepinti¨®, que reivindic¨® lo hecho y prometi¨® volver a hacerlo. Su muerte nos brinda alivio pero tambi¨¦n el pesar de que no haya contribuido a revelar d¨®nde est¨¢n los desaparecidos y los 400 ni?os que todav¨ªa buscamos. (...) Si alguno quiere llorar, que lo haga, pero que sepa que no llora a una buena persona, sino a alguien que mat¨®, rob¨® y viol¨® la Constituci¨®n".
Jorge Rafael Videla, que tanto ensalz¨® su honor castrense, ser¨¢ sepultado sin recibir los honores militares en su funeral, ya que en 2009 el Gobierno emiti¨® una resoluci¨®n por la que se prohib¨ªa rendir este tipo de homenajes a los represores fallecidos.
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