Weber pone a Von der Leyen contra las cuerdas con el bloqueo a Ribera y la formaci¨®n de la nueva Comisi¨®n
El l¨ªder del PPE aborda una jugada m¨¢s amplia que arriesga las tradicionales mayor¨ªas pol¨ªticas de la UE y con la que trata de debilitar a la socialdemocracia
Las maniobras pol¨ªticas del Partido Popular Europeo (PPE) y sus juegos de poder mantienen bloqueada la formaci¨®n de la nueva Comisi¨®n Europea. El presidente de los conservadores, el b¨¢varo Manfred Weber, ha puesto contra las cuerdas a la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, tambi¨¦n popular y alemana. Su operaci¨®n esta semana para bloquear la evaluaci¨®n en la Euroc¨¢mara de la ministra espa?ola Teresa Ribera, designada por la presidenta de la Comisi¨®n para ser su n¨²mero dos con una potente vicepresidencia verde y la cartera de Competencia, ha sumido en la incertidumbre a las instituciones comunitarias.
El gesto de Weber, f¨¦rreo apoyo al PP espa?ol en su cruzada contra la socialdem¨®crata Ribera para tapar la gesti¨®n de los populares tras la dana de Valencia, es parte de un movimiento mucho m¨¢s amplio que est¨¢ definiendo los equilibrios de fuerza europeos en la legislatura que empieza. De fondo, est¨¢ tambi¨¦n el pulso del conservador b¨¢varo para demostrar su poder ¡ªy el del Parlamento Europeo, en el que su partido, el PPE es el grupo m¨¢s numeroso¡ª a Von der Leyen y a la Comisi¨®n. Su intenci¨®n es, adem¨¢s, debilitar a la socialdemocracia y al ¨²nico l¨ªder fuerte que queda en el Consejo Europeo, Pedro S¨¢nchez: la crisis en Alemania ha dejado muy tocado al canciller Olaf Scholz.
¡°Esto se est¨¢ saliendo de control¡±, dice el eurodiputado de los Verdes Daniel Freud. ¡°A la hora de decidir sobre la Comisi¨®n Europea, las controversias entre partidos nacionales no deber¨ªan influir, retrasar o bloquear el nombramiento de la Comisi¨®n¡±. En las pasadas legislaturas, la Euroc¨¢mara hab¨ªa rechazado a alg¨²n candidato por su desempe?o durante la audiencia de evaluaci¨®n, o porque arrastraba alguna pol¨¦mica o caso judicial, pero esta vez la pelea pol¨ªtica nacional ¡ªen este caso, la espa?ola¡ª ha sacudido Bruselas y a Von der Leyen, espoleada por su propia familia pol¨ªtica.
¡°Espero que el Parlamento Europeo d¨¦ pronto su consentimiento a la nueva Comisi¨®n¡±, reclam¨® el viernes el primer ministro de Luxemburgo, Luc Frieden, en una radio local de su pa¨ªs. Apelaba al ¡°sentido com¨²n¡± de los eurodiputados. ¡°Incluyendo el partido al que yo pertenezco [el Partido Popular Europeo]¡±, lanz¨®.
Lo cierto es que las maniobras del PPE y la pelea pol¨ªtica tienen bloqueada a la gran pieza del nuevo Ejecutivo comunitario, Ribera, propuesta por Von der Leyen para la vicepresidencia de Transici¨®n Limpia, Justa y Competitiva y Competencia, y a la que los conservadores reclaman ahora que d¨¦ explicaciones en el Congreso espa?ol y prometa dimitir si es encausada por las inundaciones de la dana. Varias organizaciones de ultraderecha ya la han denunciado ante la justicia. En paralelo, los socialdem¨®cratas se niegan a votar a Raffaele Fitto, designado por la primera ministra italiana, la ultraderechista italiana Giorgia Meloni, y al comisario h¨²ngaro, Oliv¨¦r Varhelyi, aliado del mandatario nacionalpopulista Viktor Orb¨¢n, como reclaman los conservadores.
Los grupos est¨¢n negociando, pero el embrollo est¨¢ dificultando que Von der Leyen ponga en marcha el Ejecutivo comunitario el 1 de diciembre, como preve¨ªa. La alemana, que tiene cierta urgencia, avivada por la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y la perspectiva de una escalada arancelaria de Washington, no est¨¢ contenta.
¡°Weber est¨¢ saldando algunas deudas pendientes¡±, dice una veterana fuente europea. ¡°Estuvo muy cuestionado durante un tiempo y ahora est¨¢ visibilizando su poder¡±, a?ade. Algunas voces en Bruselas ven la maniobra de Weber como una venganza contra Von der Leyen. El pol¨ªtico ¡ªde la CSU alemana, el partido hermano de la CDU de Von der Leyen¡ª aspir¨® a presidir la Comisi¨®n Europea en 2019, propuesto por el grupo conservador en la Euroc¨¢mara. Se enfrent¨®, sin embargo, a continuos tropiezos: le faltaron apoyos y le sobr¨® el cuestionamiento de sus habilidades y de su altura pol¨ªtica para gestionar el Ejecutivo comunitario. Finalmente, descarril¨®: la entonces canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, terminaron impulsando el nombre de Von der Leyen.
¡°El b¨¢varo guarda cierto rencor a la jefa del Ejecutivo comunitario, porque ¨¦l se ha quedado solo en l¨ªder del PPE y del grupo en el Parlamento Europeo¡±, se?ala Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano. ¡°Son los dos alemanes, ella de centro, m¨¢s dem¨®crata cristiana, y ¨¦l m¨¢s a la derecha. La relaci¨®n no es buena. Y a Weber no le va a desagradar pegarle pellizcos a Von der Leyen¡±. Al l¨ªder del PPE, contin¨²a el analista ¡ªgran conocedor de la din¨¢mica de Bruselas¡ª, ¡°le gustan m¨¢s los cantos de sirena de acercarse a la derecha nacionalista que la gran coalici¨®n tradicional y cree que ya no es necesario que esta sea inamovible, porque el partido tiene ahora una posici¨®n tan fuerte que puede elegir a qu¨¦ lado del hemiciclo mirar para construir su mayor¨ªa¡±.
Weber, de hecho, ya ha dinamitado el cord¨®n sanitario en varias ocasiones para aliarse con los ultraconservadores y con la extrema derecha en una alianza que ya se conoce en Bruselas como ¡°mayor¨ªa Venezuela¡±, en referencia a que fue la que sac¨® adelante la resoluci¨®n en la Euroc¨¢mara para reconocer como presidente electo de ese pa¨ªs a Edmundo Gonz¨¢lez. Un paso que el resto de partidos ¡ªy la mayor¨ªa de Estados miembros¡ª reh¨²san hacer por el antecedente fallido de Juan Guaid¨®.
¡°El PPE est¨¢ siendo radical e irracional: su coqueteo con la extrema derecha es preocupante. ?Qu¨¦ precio debe pagar Europa por el hambre de poderes de Manfred Weber?¡±, plantea la eurodiputada socialdem¨®crata Kathleen Van Brempt.
La pasada legislatura, el pol¨ªtico b¨¢varo ya carg¨® contra Von der Leyen por sus pol¨ªticas verdes, agr¨ªcolas y por las medidas comunitarias para prohibir la venta de autom¨®viles con motores de combusti¨®n para 2035. Weber incluso movi¨® los hilos tras las bambalinas para sondear si habr¨ªa alguna candidatura alternativa a su compa?era de familia pol¨ªtica para presidir la Comisi¨®n.
Viraje a la derecha
El PPE, sin embargo, es un grupo muy unitario que funciona como una potente maquinaria. Una vez que la democristiana dio muestras de que aspirar¨ªa a un segundo mandato, con la correspondiente bendici¨®n de su partido en Alemania y del canciller Scholz, los conservadores europeos la alzaron; aunque con algunas fisuras, que quedaron claras en el congreso del PPE, celebrado en marzo en Bucarest, en el que se vio tambi¨¦n que la democracia cristiana tradicional ha mutado y ha girado definitivamente a la derecha. All¨ª, los populares europeos marcaron la agenda de Von der Leyen para la nueva legislatura con un manifiesto pol¨ªtico de l¨ªnea dura.
Los populares europeos llevan a?os de debate interno para determinar hacia d¨®nde van con la ola de ultraderecha que sacude Europa. Pero las voces de los democristianos tradicionales del norte, que advert¨ªan contra la derechizaci¨®n y el acercamiento a grupos ultraconservadores, se han ido apagando o uniendo a la corriente principal, encarnada por Weber, que sostiene que no toda la ultraderecha es igual de t¨®xica. Que hay algunos partidos aceptables, como el de la italiana Giorgia Meloni, Hermanos de Italia, pese a sus ra¨ªces fascistas. Y que incluso podr¨ªan formar parte del PPE.
Esa corriente llevaba a?os criticando a Von der Leyen por su cercan¨ªa a la socialdemocracia y por su sinton¨ªa con Pedro S¨¢nchez. Cargaron contra la alemana por sus medidas sociales y le achacaron tener una mano demasiado blanda con la inmigraci¨®n. Pero la jefa del Ejecutivo comunitario, pragm¨¢tica, est¨¢ transitando tambi¨¦n hacia el otro lado con pol¨ªticas migratorias mucho m¨¢s severas y una agenda verde algo m¨¢s ligera. Y el lado que ve que dentro de la ultraderecha hay partidos, como el de Meloni, con los que se puede colaborar si se dan ciertas condiciones: que sean favorables a Ucrania, a la OTAN y a la UE. Como Weber, intenta diferenciarlo de otros a quienes llama ¡°los amigos de Vlad¨ªmir Putin¡±, como la formaci¨®n de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), a la que acercarse a¨²n es un tab¨² para su partido en casa.
Von der Leyen apoya su nombramiento para un segundo mandato, en realidad, en la mayor¨ªa proeuropea tradicional m¨¢s ubicada en el centro del Parlamento Europeo ¡ªpopulares, socialdem¨®cratas, liberales, ahora tambi¨¦n junto a los Verdes¡ª, que ha sostenido los cimientos de la Euroc¨¢mara y de las instituciones comunitarias desde hace d¨¦cadas.
Una jugada con varias derivadas
Pero la jugada de Weber tiene muchas derivadas; tambi¨¦n la espa?ola. El PP tiene gran influencia en su grupo europeo: es el segundo en peso, tras los alemanes. ¡°Esto no es solo una estrategia de Alberto N¨²?ez Feij¨®o, que intoxica al l¨ªder europeo. Va m¨¢s all¨¢¡±, opina Molina, del Real Instituto Elcano. ¡°La pol¨ªtica europea se contagia de la polarizaci¨®n nacional y la confrontaci¨®n: pensar lo contrario es muy ingenuo. Los a?os dorados del gran consenso centrista terminaron¡±, remarca. ¡°Weber, adem¨¢s, se la tiene guardada a S¨¢nchez. Y piensa que la jugada con Feij¨®o le viene bien para debilitar a la socialdemocracia¡±.
Esa, m¨¢s que una venganza contra Von der Leyen, es la jugada de fondo que ven numerosas voces veteranas en Bruselas. Weber y S¨¢nchez chocan desde hace tiempo. El alem¨¢n apoya f¨¦rreamente al PP y ha usado su poder en la Euroc¨¢mara para demostrarlo. Adem¨¢s, no perdona al presidente espa?ol un comentario sobre la ultraderecha y los pactos de los populares espa?oles con los ultras de Vox (pioneros en Europa en el colaboracionismo con los extremistas) y las medidas de estos para devolver nombres franquistas a las calles en algunas ciudades y pueblos de Espa?a. ¡±?Devolver¨ªan a Berl¨ªn las calles dedicadas al III Reich como hace Vox con los franquistas en Espa?a? ?Seguro que siente c¨®modo con eso, se?or Weber?¡±, le espet¨® S¨¢nchez.
Con las elecciones alemanas previstas para el pr¨®ximo febrero, en las que los conservadores van a la cabeza en las encuestas, Weber est¨¢ impulsando el caso de Ribera no solo para debilitarla ¡ªe incluso forzar a que se env¨ªe a otra candidata o a que Von der Leyen le quite poder a su cartera poniendo en duda su capacidad y gesti¨®n en Espa?a, algo que tambi¨¦n supondr¨ªa torcer el brazo a la alemana¡ª, sino tambi¨¦n para marcar a S¨¢nchez de cara a unas futuras elecciones en Espa?a y ayudar al PP. El b¨¢varo aspira, as¨ª, a que otro l¨ªder popular se siente en el Consejo Europeo que, como la Comisi¨®n y la Euroc¨¢mara, tambi¨¦n ha girado a la derecha.
Por ahora los intentos de mediar entre populares, socialdem¨®cratas y liberales ¡ªlos grupos que pactaron posponer las evaluaciones que quedan (la de Ribera, la de Fitto, la de Varhelyi y otras cuatro) para votarlos en bloque y que nadie tomase represalias con el candidato de otro partido¡ª han fracasado. Lo intent¨® esta semana, dos veces, Von der Leyen. Incluso se present¨® de urgencia en el Parlamento Europeo el martes, cuando el PPE lanz¨® el ¨®rdago de que retrasar¨ªa la votaci¨®n sobre la espa?ola hasta la pr¨®xima semana (algo que finalmente ha logrado). Tampoco lo ha conseguido la popular Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo.
El disgusto por la situaci¨®n aumenta. Aunque si se aprueban todos los vicepresidentes y comisarios pendientes esta semana a¨²n dar¨ªa tiempo a votar para dar luz verde a toda la Comisi¨®n en el ¨²ltimo pleno de noviembre, el del d¨ªa 27, y que empezara a funcionar el 1 de diciembre.
Los escenarios alternativos tambi¨¦n se abren paso. ¡°Puede haber soluciones, como que el PPE exija que Espa?a mande otro candidato, alegando que Ribera es una persona muy divisiva e inadecuada para llevar la pol¨ªtica de competencia de la UE, ahora que Trump ha ganado las elecciones¡±, dice Molina. Cree, en cualquier caso, que todo se acabar¨¢ resolviendo y que se aprobar¨¢ a la espa?ola. Pero tambi¨¦n est¨¢ el escenario del bot¨®n nuclear, de que se forzase a los grupos pol¨ªticos a la evaluaci¨®n. Conservadores y ultraderecha rechazar¨ªan a Ribera, y S¨¢nchez se negar¨ªa a nombrar a otro candidato. Se abrir¨ªa entonces una gran crisis institucional, alimentada por la polarizaci¨®n. Un precedente enormemente da?ino para la democracia europea.
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