La candidata le solt¨® la mano a su escudero m¨¢s fiel

La expresidenta Michelle Bachelet hab¨ªa solicitado desde su llegada a Chile que los candidatos a diputados y senadores de la oposici¨®n se sometieran a elecciones primarias, aprovechando la nueva ley, como una forma de que la ciudadan¨ªa se sintiera representada. Las colectividades, sin embargo, en resguardo de sus nichos de poder, no consiguieron un acuerdo y el plazo de inscripci¨®n para los comicios legales se venci¨® el 1 de mayo. El bochorno enoj¨® a los ciudadanos y dej¨® a Bachelet expuesta a las cr¨ªticas: la candidata de la Concertaci¨®n no controla a sus partidos, dijeron sus cr¨ªticos. La encargada de Cultura de su comando, Javiera Parada, hija de un ejecutado pol¨ªtico en dictadura y de la mejor amiga de Bachelet, renunci¨® al equipo de campa?a en se?al de molestia.

La ex Jefa de Estado, sin embargo, solicit¨® a las colectividades que de todas formas organizaran primarias, aunque sin respaldo legal ni del Servicio Electoral (Servel). La candidata lo pidi¨® al menos en tres ocasiones, p¨²blicamente, en conocimiento de que el primer perjudicado era el senador socialista Camilo Escalona, su principal aliado pol¨ªtico en los partidos. El parlamentario, que estaba cuesta arriba en las encuestas, se neg¨® argumentando que, una vez vencido el plazo legal, no estaban dadas las condiciones para llevar a cabo el proceso: ¡°Para una farsa no estoy disponible¡±, manifest¨® el domingo 12.

Despu¨¦s de una semana convulsionada, en que Bachelet no dio ni una se?al p¨²blica ni privada para salvarlo, el senador renunci¨® el viernes a su postulaci¨®n. La candidata, con nervios se acero, se?al¨®: ¡°?l ha tomado una decisi¨®n personal que yo respeto¡±.

Escalona fue el principal aliado pol¨ªtico de Bachelet en sus cuatro a?os de gobierno y, en su ausencia, se transform¨® en su escudero. Como la expresidenta guard¨® silencio durante tres a?os, el parlamentario era visto como su portavoz extraoficial. De paso, el senador se opuso con fuerza a que la Concertaci¨®n girara a la izquierda y, en medio de las protestas sociales, procur¨® generar un clima de estabilidad pol¨ªtica que hiciera posible un aterrizaje sin contratiempos de la socialista como candidata. Pero Bachelet no hizo nada para evitar la ca¨ªda de Escalona, un aliado desde los a?os setenta, lo que entrega algunas luces respecto del sello que tendr¨¢ en un eventual segundo per¨ªodo.