Obama ante el espejo de Bush
¡°Esta guerra, como todas las guerras, tiene que terminar. Eso es lo que nos dice la historia"
Barack Obama hered¨® de George W. Bush, no solo el cargo, sino un pa¨ªs y un mundo construidos de acuerdo a su visi¨®n. En los cuatro a?os y cuatro meses transcurridos desde la transferencia del poder, algunas de las expresiones m¨¢s ofensivas de esa visi¨®n, como las torturas, las c¨¢rceles secretas o las detenciones ilegales, han sido eliminadas. Pero la presidencia de Estados Unidos se ha movido, esencialmente, en los mismos par¨¢metros dise?ados por la anterior Administraci¨®n, los que se definen con el concepto general y vago de guerra global (o mundial) contra el terrorismo. En su discurso del jueves en la Universidad de la Defensa Nacional de Washington, Obama dio el primer paso serio para poner fin a esa ¨¦poca. ¡°Esta guerra, como todas las guerras, tiene que terminar. Eso es lo que nos dice la historia, eso es lo que nuestra democracia nos demanda¡±, dijo el presidente, en la frase m¨¢s significativa y rotunda de todo el mensaje.
Esa guerra est¨¢ legalmente amparada por la ley de Autorizaci¨®n del Uso de la Fuerza Militar, aprobada inmediatamente despu¨¦s del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 y que da al presidente poderes pr¨¢cticamente ilimitados para actuar contra cualquier amenaza a la seguridad de EE UU en cualquier punto del planeta. ¡°Quiero implicar al Congreso y al pueblo norteamericano en la redefinici¨®n de esa ley y, en ¨²ltima instancia, en su revocaci¨®n¡±, dijo Obama.
Esa es la ley que permiti¨® la creaci¨®n de la c¨¢rcel de Guant¨¢namo y la que hasta hoy da cobertura legal al uso indiscriminado de los drones (aviones sin tripulaci¨®n), las dos reminiscencias m¨¢s evidentes de la guerra global contra el terrorismo, del mundo de Bush. Una de ellas, Guant¨¢namo, es heredada; la otra, los drones, son la aportaci¨®n particular de Obama, que tiene ahora que desprenderse de ambas para definir la nueva estrategia, el mundo post-Bush, que pretende dejar como legado.
No va a ser f¨¢cil. La guerra contra el terrorismo cre¨® una estructura militar y unas prioridades de defensa que no son f¨¢ciles de cambiar de la noche a la ma?ana. EE UU ha actuado demasiado tiempo de una determinada manera como para dejar de hacerlo de repente. Ya existe una generaci¨®n de estadounidenses que se ha hecho adulta en este mundo dise?ado por Bush. La gran maquinaria militar que durante m¨¢s de una d¨¦cada libr¨® dos grandes guerras en Irak y Afganist¨¢n, y atac¨® de forma incesante objetivos en Pakist¨¢n, Yemen o Somalia, no puede convertirse de repente en un adalid de la paz.
Pero s¨ª puede corregir el rumbo. ¡°EE UU est¨¢ ante una disyuntiva¡±, dijo Obama. ¡°Tenemos que definir la naturaleza y el alcance de esta lucha o ella nos definir¨¢ a nosotros¡±. En palabras m¨¢s crudas, EE UU tiene que acabar con la guerra contra el terrorismo o esa guerra acabar¨¢ por destruir su sistema democr¨¢tico. El caso de Guant¨¢namo es el m¨¢s claro. Como record¨® el presidente, es espeluznante pensar que la naci¨®n que se proclama guardi¨¢n de los derechos humanos mantenga retenidos dentro de 10 o 20 a?os m¨¢s a un pu?ado de individuos que ni siquiera han sido acusados de alg¨²n delito.
Para corregir el rumbo es preciso, por tanto, cerrar Guant¨¢namo, limitar el uso de los drones al m¨ªnimo verdaderamente justificado y recuperar el sistema de garant¨ªas y control que qued¨® maltrecho con la ley de Autorizaci¨®n.
No hay razones que justifiquen la prolongaci¨®n de la doctrina de Bush. EE UU sufre y, con toda seguridad, seguir¨¢ sufriendo el castigo del terrorismo, como muchos otros pa¨ªses del mundo. Pero hoy no existe ninguna particularidad en ese terrorismo que impida que sea tratado con los instrumentos regulares de la ley, que sea afrontado, ojal¨¢, con lo que alg¨²n d¨ªa se conozca como la doctrina de Obama.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.