Las relaciones entre la Mafia y el Estado italiano llegan a los tribunales
Comienza en Palermo el juicio sobre las negociaciones con la Mafia para frenar los atentados a principios de los noventa Entre los 176 testigos est¨¢ Giorgio Napolitano, presidente del pa¨ªs
Hace 20 a?os, entre la primavera de 1992 y el invierno de 1993, mientras los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino eran asesinados junto a sus guardaespaldas, altos personajes del Estado italiano y de la Mafia siciliana estaban negociando. ?Qui¨¦nes? ?Para qu¨¦? ?A cambio de qu¨¦? Son algunas de las respuestas que, desde este lunes, trata de responder un tribunal de Palermo. En el banquillo de los acusados, por primera vez en la historia, se sientan juntos representantes del Estado, sicarios, mafiosos arrepentidos y grandes jefes de la Cosa Nostra. Los fiscales que desde 2009 investigan la misteriosa ¡°trattativa Stato-Mafia¡± (la negociaci¨®n entre el Estado y la Mafia siciliana) tambi¨¦n han llamado a declarar a 176 testigos. El n¨²mero 63 es el mism¨ªsimo Giorgio Napolitano, actual presidente de la Rep¨²blica.
Napolitano est¨¢ citado porque, a lo largo de 2011, Nicola Mancino, ministro del Interior entre 1992 y 1994, supo que estaba siendo investigado por los fiscales de Palermo, se sinti¨® acorralado y decidi¨® pedir ayuda al presidente Napolitano. Llam¨® varias veces al palacio del Quirinal y en unas ocasiones habl¨® con el asesor jur¨ªdico Loris D¡¯Ambrosio y otras con Napolitano. Lo que no sab¨ªa Mancino era que su tel¨¦fono ya estaba siendo intervenido por orden judicial. Las conversaciones con D¡¯Ambrosio ¨Cque muri¨® de infarto el verano pasado-- fueron publicadas enseguida, mientras que Napolitano apel¨® a la inviolabilidad del jefe del Estado y las cintas fueron destruidas. Mancino, que ya ha pasado su primera ma?ana en el banquillo, ha pedido ser juzgado por separado. ¡°No puedo estar en el mismo proceso junto a miembros de la Mafia¡±. A modo de respuesta, el fiscal Nino Di Matteo ha dicho: ¡°El Estado no puede esconder su responsabilidad¡±.
Pero lo cierto es que la lleva escondiendo dos d¨¦cadas. La teor¨ªa de los fiscales sicilianos es que a finales de 1992, despu¨¦s de los asesinatos del pol¨ªtico Salvo Lima ¡ªcercano a la Cosa Nostra y colaborador de Giulio Andreotti¡ª y del juez Giovanni Falcone, altos representantes pol¨ªticos y policiales del Estado italiano tuvieron conocimiento de que la Cosa Nostra ten¨ªa una larga lista negra de objetivos entre los que se encontraban algunos ministros. Seg¨²n esa versi¨®n, y con el fin ¨²ltimo de salvar el pellejo, el Estado propuso a Salvatore Tot¨° Riina, jefe del sanguinario clan de los Corleonesi, un pacto. A cambio de frenar los atentados, el Estado estar¨ªa dispuesto a suavizar las duras condiciones carcelarias de 400 detenidos y a otros privilegios legales. De ah¨ª que, pese a las protestas del exministro Mancino, ahora se encuentren sentados en el mismo banquillo personajes tales como el senador Marcello Dell¡¯Utri, gran amigo de Berlusconi y su presunto contacto con la Mafia; los generales Antonio Subranni y Mario Mori junto a mafiosos como Giovanni Brusca ¡ªuno de los asesinos del juez Falcone¡ª o el mism¨ªsimo Tot¨° Riina, el ¨²ltimo capo dei capi (jefe de jefes).
Tambi¨¦n est¨¢ imputado Massimo Ciancimino, hijo de Vito, alcalde de Palermo, quien aport¨® a la justicia una serie de documentos heredados de su padre gracias a los cuales los fiscales han podido armar la acusaci¨®n. En uno de esos documentos estaban las 12 peticiones que al parecer hizo Tot¨° Riina al Estado para dar la orden de alto el fuego. Salvo el exministro Mancino ¡ªacusado de falso testimonio¡ª y Ciancimino ¡ªde asociaci¨®n mafiosa¡ª, el resto est¨¢ acusado de violencia contra el Estado y de favorecer a la Cosa Nostra. El juicio se reanudar¨¢ el viernes. Italia se enfrenta con la ley en la mano a uno de sus m¨¢s dolorosos misterios.
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