El terror sectario resquebraja Irak
Arrinconados por un Gobierno de mayor¨ªa chi¨ª, los sun¨ªes empiezan a exigir una soluci¨®n federal Una nueva oleada de atentados causa 70 muertos en Bagdad
Una nueva oleada de atentados caus¨® ayer 70 muertos en Bagdad y sus alrededores, seg¨²n fuentes policiales y sanitarias citadas por la agencia Reuters. La docena de explosiones afect¨® sobre todo a barrios chi¨ªes, siguiendo una pauta que parece destinada a reactivar el conflicto sectario y confesional que sacudi¨® el pa¨ªs entre 2006 y 2008. La violencia, que tambi¨¦n ha alcanzado a pol¨ªticos y cl¨¦rigos sun¨ªes moderados, est¨¢ agravando la tensi¨®n entre ambas comunidades. Por primera vez, los ¨¢rabes sun¨ªes hablan de constituir una regi¨®n aut¨®noma en las provincias en las que son mayoritarios, algo que el Gobierno liderado por la mayor¨ªa chi¨ª ve como una amenaza de fractura del pa¨ªs.
¡°Avanzamos hacia el abismo¡±, advirti¨® la semana pasada el presidente del Parlamento, Osama al Nujayfi, ante la creciente frecuencia y gravedad de los atentados. Mayo va a concluir con medio millar de muertos, una cifra a¨²n alejada de los entre 1.000 y 1.500 mensuales que se contabilizaban en los peores a?os del enfrenamiento entre sun¨ªes y chi¨ªes, pero que resulta intolerable y eclipsa los avances en seguridad logrados desde 2008. Aunque la brecha entre ambas comunidades que abri¨® la invasi¨®n estadounidense nunca se cerr¨® del todo, se hab¨ªa logrado un aparente status quo. ?Por qu¨¦ se ha reactivado ahora la violencia?
¡°Hay una combinaci¨®n de factores. Un creciente n¨²mero de l¨ªderes pol¨ªticos sun¨ªes y laicos se sienten excluidos del Gobierno de Nuri al Maliki. Esto ha facilitado que gente con agendas m¨¢s extremas [islamistas radicales o simpatizantes del antiguo r¨¦gimen baazista] radicalicen la opini¨®n popular en las zonas de mayor¨ªa sun¨ª¡±, explica Reidar Visser, historiador especializado en Irak y editor de la p¨¢gina web historiae.org. ¡°El conflicto en Siria tambi¨¦n ha contribuido a la polarizaci¨®n confesional¡±, a?ade.
Al Nujayfi, actualmente el ¨¢rabe sun¨ª en el cargo pol¨ªtico m¨¢s alto en Irak, responsabiliza de la situaci¨®n a Al Maliki, un ¨¢rabe chi¨ª. ¡°Ignora de forma persistente el derramamiento de sangre de los iraqu¨ªes¡±, asegura el presidente del Parlamento. Sus cr¨ªticas son compartidas por la mayor¨ªa de su comunidad y por algunos observadores extranjeros que ven una peligrosa tendencia al autoritarismo en el primer ministro, quien tambi¨¦n acumula las carteras de Defensa, Interior y Servicios Secretos.Para Visser se trata de un error suponer que cambiando al jefe del Gobierno se resolver¨¢n todos los problemas.
¡°Los rivales chi¨ªes de Al Maliki, con los que flirtean laicos, sun¨ªes y kurdos, son a menudo quienes le empujan a tomar las decisiones por las que luego es criticado, incluidas impopulares medidas en ¨¢reas tan delicadas de la reconciliaci¨®n nacional, como la exclusi¨®n de la Administraci¨®n de los funcionarios del r¨¦gimen de Saddam Husein¡±, apunta. El estudioso tambi¨¦n se?ala que algunos l¨ªderes sun¨ªes ¡°pasan m¨¢s tiempo cortejando a las potencias regionales, como Turqu¨ªa o Catar, que hablando con el Gobierno de Bagdad¡±.
De hecho, los propios sun¨ªes han llegado a la conclusi¨®n de que el problema va m¨¢s all¨¢ de Al Maliki. Es el sistema de reparto de poder establecido en la Constituci¨®n de 2010 el que les hace sentirse ciudadanos de segunda. El malestar ha llegado a tal punto que, por primera vez desde que se aprobara la Carta Magna, se est¨¢n planteando la salida federal que permite dicho texto. Ese camino, contemplado para mantener dentro de Irak a la regi¨®n aut¨®noma del Kurdist¨¢n, era hasta ahora un anatema para los ¨¢rabes sun¨ªes. La idea a¨²n resulta controvertida.
¡°En el actual orden pol¨ªtico, la idea de coexistencia es pura y llanamente una ilusi¨®n¡±, ha escrito el comentarista pol¨ªtico Hassan Hassan en The National. En su opini¨®n, ¡°el matrimonio de conveniencia entre las tribus y los yihadistas [que da cobertura a la violencia] se romper¨¢ casi definitivamente cuando los sun¨ªes se sientan due?os de sus propias regiones¡±.
Visser discrepa de que sea la ¨²nica salida. ¡°Incluso durante este periodo de crisis hay ejemplos de cooperaci¨®n entre sun¨ªes y chi¨ªes¡±, declara en referencia al reciente regreso al Gobierno del ministro de Agricultura, un sun¨ª que hab¨ªa estado boicoteando las reuniones del Consejo de Ministros. ¡°No hay nada en la actual situaci¨®n de Irak que dicte soluciones extremas como [la creaci¨®n de] nuevas regiones federales o la partici¨®n¡±, defiende. Incluso Al Nujayfi, el presidente del Parlamento, insiste en reconducir el proceso pol¨ªtico y aboga por cambios constitucionales que reequilibren el reparto de poder.
Entre tanto, ¡°el tejido social de Irak se est¨¢ desintegrando. La gente se rinde. Todos quieren irse, o se est¨¢n viendo obligados hacerlo¡±, constata Hadeel al Sayegh, un periodista iraqu¨ª basado en Abu Dhabi que acaba de regresar de un viaje a su pa¨ªs. Si Al Maliki y el resto de los l¨ªderes pol¨ªticos no son capaces de impulsar un gran pacto que incluya a todas las comunidades iraqu¨ªes, los radicales pueden salirse con la suya y llevar al pa¨ªs a una situaci¨®n en la que la partici¨®n sea la ¨²nica salida.
Tres fechas clave en el deterioro de la relaci¨®n de chi¨ªes y sun¨ªes
En diciembre de 2011, pocos d¨ªas antes de la salida de las ¨²ltimas tropas estadounidenses, el poder judicial emiti¨® una orden de detenci¨®n contra el vicepresidente Tareq al Hashemi, el ¨¢rabe sun¨ª con el m¨¢s alto cargo del Estado, bajo la acusaci¨®n de haber dirigido escuadrones de la muerte contra los chi¨ªes. Si bien Al Hashemi logr¨® huir del pa¨ªs, el gesto y su posterior condena a la horca en rebeld¨ªa fueron un duro golpe para su comunidad. Un a?o despu¨¦s, cuando la polic¨ªa detuvo a varios colaboradores del tambi¨¦n sun¨ª ministro de Finanzas, sus correligionarios se echaron a la calle.
Desde entonces, han organizado acampadas, al estilo de las de la primavera ¨¢rabe, para pedir el fin de las detenciones arbitrarias, la anulaci¨®n de las leyes antiterroristas y la puesta en libertad de los detenidos que, aseguran, son en su mayor¨ªa sun¨ªes. La tensi¨®n se ha extremado desde que el mes pasado las fuerzas de seguridad intentaran desalojar por la fuerza una de esas protestas en Hawija. Los 53 muertos iniciales se multiplicaron por cuatro en los siguientes d¨ªas a la vez que la venganza se extend¨ªa como una mecha y cund¨ªa el temor a que el incidente constituyera, como el atentado de Samarra de febrero de 2006, el inicio de una nueva guerra confesional.
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