Israel mata al m¨¢rtir de la Intifada
El informe que cuestiona que el ni?o palestino Mohamed al Durra fuera v¨ªctima de un tiroteo en Gaza desata la indignaci¨®n del padre y de los periodistas que cubrieron el suceso
La tumba de Mohamed al Durra solo la rodean matojos calcinados en un desangelado secarral. Su memoria, sin embargo, pervive intensa. La l¨¢pida, en el campo de refugiados de Burej, explica qui¨¦n yace all¨ª: ¡°El ni?o m¨¢rtir Mohamed Jamal al Durra, a quien mataron el 30 de septiembre de 2000, cuando ten¨ªa 12 a?os¡±. Fue, para el mundo, el primer ni?o v¨ªctima del Ej¨¦rcito israel¨ª en la segunda Intifada. Cay¨®, dicen sus bi¨®grafos, aterrorizado bajo una lluvia de balas, pegado a su padre y a una pared, en una encrucijada de la Franja de Gaza. Su nombre se convirti¨® en s¨ªmbolo para la lucha palestina. Hoy, un prolijo informe del Gobierno de Israel pone en duda, con sus propias pruebas y an¨¢lisis, que Al Durra falleciera en el incidente. Aseguran sus autores que aquella muerte pudo ser un gran teatro que a sus autores les creci¨® desmesurado entre las manos.
Richard Landes particip¨® en el comit¨¦ israel¨ª que elabor¨® el informe. Este profesor adjunto de Historia en la Universidad de Boston, que vive entre Estados Unidos e Israel, le ha dedicado miles de horas al tema. Ha revisado los v¨ªdeos, ha hablado con testigos, ha sometido los hechos al an¨¢lisis de m¨¦dicos, militares y forenses. Su teor¨ªa es clara: ¡°No hay duda de que el ni?o est¨¢ vivo en la ¨²ltima escena de la grabaci¨®n. No hay sangre en ¨¦l, en el suelo, en la pared o en la ropa¡±, dice, mientras se?ala las im¨¢genes en su ordenador. ¡°En la ¨²ltima imagen, el ni?o alza el codo, mira hacia arriba mientras levanta los pies del suelo, buscando equilibrio. No muestra espasmos, ni signo de muerte inminente, ni heridas visibles. Aparece como alguien que controla su cuerpo, yaciendo sobre su est¨®mago, que es donde en teor¨ªa le alcanzaron¡±.
Es innegable que la ¨²ltima imagen de la que dispone el mundo de Al Durra es la de alguien que se mueve. Su padre yace inerte junto a ¨¦l. Tras ello, un fundido a negro. Lo grab¨® Talal abu Rahma, un camar¨®grafo gazat¨ª que ha trabajado durante a?os para las cadenas de televisi¨®n CNN y France 2. Aquel d¨ªa rod¨® 27 minutos de caos. Una turba de palestinos lanzando piedras y bombas incendiarias a una base del Ej¨¦rcito de Israel. Tiros. Algunos caen al suelo como si les hubieran disparado. Ambulancias. Gritos. Y los 64 segundos finales, del ni?o Al Durra con su padre.
Landes, y con ¨¦l el informe oficial israel¨ª, acusan a los c¨¢maras palestinos de pactar una actuaci¨®n con aquellos a los que graban para generar im¨¢genes dram¨¢ticas. Seg¨²n el informe, ¡°en situaciones similares la parte palestina ha manipulado escenas de heridos para el consumo de los medios¡±. Abu Rahma defiende de forma vehemente su profesionalidad. ¡°Yo oper¨¦ aquella c¨¢mara. El testigo es la c¨¢mara, que no puede hablar, pero que grab¨®¡±, dice en su despacho en Gaza. ¡°Yo no hago cine. Esto es periodismo¡±.
Aquel 30 de septiembre de 2000 Abu Rahma envi¨® las im¨¢genes a Jerusal¨¦n, a las oficinas de France 2. All¨ª las recibi¨® el periodista Charles Enderlin, quien mont¨® un v¨ªdeo de 59 segundos. Sobre la pieza a?adi¨® su voz en off: ¡°Otra r¨¢faga de disparos. Mohamed est¨¢ muerto y su padre gravemente herido¡±. El periodista dice hoy que recibi¨® confirmaci¨®n de varias fuentes de que el ni?o muri¨® en aquella encrucijada. ¡°En el v¨ªdeo se ve rojo, se ve sangre¡±, dice Enderlin. Hay, es cierto, un momento en el que Mohamed cae sobre su est¨®mago y algo de ese color emerge en su est¨®mago. Enderlin y Abu Rahma mantienen que es sangre. En el informe israel¨ª dice que es un pa?uelo. ¡°Y si Jamal al Durra no fue herido, probablemente los m¨¦dicos militares que le operaron en Amm¨¢n y el mismo rey de Jordania deb¨ªan saber que estaban ante un hombre sano¡±, a?ade Enderlin.
En efecto, tras el incidente, Jamal, el padre, fue evacuado a Jordania. Le visit¨® en el hospital, dice, el rey Abdal¨¢ II. ¡°Me lleg¨® a dar sangre¡±, recuerda. El brazo derecho de Jamal, por el que dice que corre esa sangre real, es el de un hombre herido, todo hueso y piel, una mano agarrotada, que estrecha sin fuerza. Es el mismo brazo que en las im¨¢genes cubr¨ªa al ni?o. ¡°Israel dice que a Mohamed no lo mataron. Si est¨¢ a¨²n vivo, ?qui¨¦n hiri¨® a su padre?¡±, dice. ¡°Israel le miente al mundo. Quiere hacer de mi hijo, al que mat¨®, un criminal, y ellos se presentan como v¨ªctimas¡±.
El padre ofrece abrir la tumba. ¡°Si Israel acepta que se cree un comit¨¦ internacional independiente, y que en ¨¦l haya ¨¢rabes, permitir¨¦ que se abra la tumba de mi hijo, y que se extraiga ADN del cuerpo¡±, a?ade.
Israel, sin embargo, ya ha alcanzado sus conclusiones. El primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, orden¨® la investigaci¨®n en septiembre. El informe es oficial. Para el Gobierno no hay pruebas que indiquen que el ni?o muriera en aquel incidente. ¡°El c¨¢mara afirma que los disparos llegan desde la posici¨®n israel¨ª. ?C¨®mo lo puede saber?¡±, se pregunta Yigal Palmor, portavoz del Ministerio de Exteriores de Israel. ¡°Aun suponiendo que Al Durra muriera y que el c¨¢mara lo hubiera visto y no grabado, ?c¨®mo puede decir que el fuego vino de israel¨ªes? En las im¨¢genes en bruto no se ve a ninguno. El c¨¢mara est¨¢ demasiado lejos como para ver claramente la posici¨®n de los soldados. Las r¨¢fagas de disparos en las im¨¢genes llegan adem¨¢s en un ¨¢ngulo que no se corresponde con la distancia en la que estaban los soldados¡±, a?ade. ¡°No tenemos narrativas alternativas, pero tenemos derecho a pedir que no se ignoren estas enormes dudas¡±. La distancia entre Al Durra y el puesto militar era de unos 80 metros. El Ej¨¦rcito dijo que ese d¨ªa los soldados apostados en el cruce dispararon contra unos palestinos que atacaron con armas de fuego.
La imagen de Jamal al Durra protegiendo a su hijo apareci¨® en sellos y pancartas. Se pint¨® sobre paredes. Qued¨® grabada en la retina pol¨ªtica del mundo. El responsable del primer ataque suicida de la segunda Intifada, Nabil Farj al Arir, dej¨® en octubre de 2000 un comunicado en el que afirm¨®: ¡°Le dedico esta operaci¨®n de martirio a Mohamed al Durra y a todos los m¨¢rtires del islam¡±. El mismo mes, una multitud linch¨® en Ramala a dos reservistas israel¨ªes al grito, seg¨²n informes de prensa, de ¡°venganza por la sangre de Mohamed al Durra¡±. El propio Osama bin Laden emple¨® su nombre el 27 de diciembre de 2001, tras los ataques contra EE UU, cuando dijo en una grabaci¨®n: ¡°El mundo entero ha visto a los soldados israel¨ªes matar a Mohamed al Durra¡±.
En Francia, France 2 y Enderlin llevaron a juicio a tres personas que cuestionaron la veracidad de las im¨¢genes. El juzgado fall¨®, en 2006, a favor del periodista y la cadena, pero en una apelaci¨®n dos a?os despu¨¦s perdieron el caso. Ahora lo estudia la Corte Suprema, que deber¨ªa haber fallado la semana pasada, pero que aplaz¨® el veredicto.
En el cruce de Gaza donde fue el incidente solo queda un puesto del Ej¨¦rcito palestino, una torre solitaria y una bandera palestina, con un soldado que se?ala el punto donde se hallaban Mohamed y Jamal aquel d¨ªa. Es solo un mont¨®n de tierra, del que el uniformado invita a tomar fotos. Los palestinos fruncen el ce?o, indignados, ante la sombra de cualquier duda sobre la muerte. La pared donde se refugiaron el ni?o y su padre, horadada por balas en el v¨ªdeo, fue derruida el 7 de octubre de 2000. La base israel¨ª y el cercano asentamiento de colonos jud¨ªos de Netzarim desaparecieron tambi¨¦n con la retirada unilateral de Israel de la Franja, en agosto de 2005. Atr¨¢s qued¨® Gaza, y en ella, la l¨¢pida de Al Durra.
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