¡°No s¨¦ a cu¨¢ntos hombres he matado¡±
Un combatiente de Hezbol¨¢ explica la lucha de miles de libaneses chi¨ªes en Siria a favor del r¨¦gimen de El Asad
Hace apenas 48 horas que Jafad Hermel¨ª cruz¨® a pie los 15 kil¨®metros que separan Qusair, en Siria, de Hermel, su ciudad natal en L¨ªbano. Viste botas militares y pantalones caqui bajo una corta barba. Su atuendo es el de un militar que regresa del combate. A pesar de su juventud, 23 a?os, Jafad cuenta con amplia experiencia entre entrenamientos y luchas. Se alist¨® en las filas de la milicia chi¨ª Hezbol¨¢ a los 16, decidido a formar parte de la resistencia libanesa. Cambi¨® en 2006 las aulas por el campo de batalla en la guerra que la milicia libr¨® entonces contra el Ej¨¦rcito israel¨ª. Hoy lucha en Siria junto al Ej¨¦rcito de Bachar el Asad y contra los rebeldes sirios sun¨ªes.
Jafad no teme a la muerte porque dice que la muerte de un m¨¢rtir es el camino directo al para¨ªso, y cada vez que abandona su hogar lo hace con la bendici¨®n de su madre, orgullosa del primog¨¦nito de sus cinco hijos. ¡°La familia nos apoya, saben que estamos defendiendo a nuestra comunidad en Siria. Incluso las novias de mis amigos son quienes les preparan la mochila, se la cuelgan en la espalda y les empujan a ir a luchar¡±. Es el orgullo de muchos chi¨ªes, defender al vecino que les ha apoyado en tiempos complicados.
Jafad tiene seis a?os m¨¢s de los que ten¨ªa otro primog¨¦nito de cinco hermanos, Mohamed Hadi Nasral¨¢, cuando muri¨® en combate luchando contra soldados israel¨ªes en 1997. Cuando Hasan Nasral¨¢, l¨ªder de Hezbol¨¢ y padre de Mohamed Hadi, enterr¨® a su hijo, sent¨® ejemplo ante su comunidad del sacrifico realizado en nombre de la resistencia.
La carretera que lleva a Hermel atraviesa el valle de la Bekaa, paralelo a la frontera con Siria. Son tierras chi¨ªes en las que miles de banderas amarillas estampadas con un pu?o alzando un Kal¨¢shnikov, emblema de Hezbol¨¢, ondean a ambos lados de la autopista. Conforme se divisa Hermel se pueden o¨ªr los estruendos de los cohetes lanzados desde territorio sirio. La presencia del Ej¨¦rcito liban¨¦s es m¨ªnima en este feudo de la milicia chi¨ª donde sus propios combatientes son quienes custodian la frontera con Siria.
No todos los chi¨ªes libaneses se identifican con la ideolog¨ªa de Hezbol¨¢, pero a diferencia de la atomizaci¨®n que divide a los sun¨ªes libaneses, faltos de un l¨ªder, la comunidad chi¨ª est¨¢ unida en la admiraci¨®n a Nasral¨¢, quien mantiene un f¨¦rreo control sobre sus hombres. Decenas de miles de chi¨ªes libaneses no olvidan que Siria les dio refugio en 2006 durante los 33 d¨ªas de bombardeos israel¨ªes, en los que huyeron de sus hogares en el sur del pa¨ªs.
Un grupo de hombres con atuendo militar conversa a la sombra de un ¨¢rbol. Forman uno de los 24 comit¨¦s populares compuestos por civiles que patrullan los barrios de Hermel para proteger a sus 40.000 habitantes. Abu Al¨ª, en la cincuentena, describe sus responsabilidades: ¡°Registramos los coches en busca de armas, entregamos a los sospechosos al ej¨¦rcito y acudimos a los lugares donde impactan cohetes. Puesto que el Gobierno no nos protege, nos hemos organizado¡±.
Defienden a Hezbol¨¢ en la lucha que ellos aseguran mantiene contra los salafistas radicales en las milicias rebeldes de Siria: ¡°Europa y EE UU est¨¢n alimentando a los terroristas que ma?ana les atacar¨¢n en su propio territorio¡± sentencia Abu Al¨ª. Al pasar un coche del Ej¨¦rcito liban¨¦s, todos hacen una mueca burlona alzando la mano en se?al de saludo.
En Siria, la batalla de Qusair se ha intensificado. El Ej¨¦rcito sirio y los rebeldes pugnan por avanzar solo centenares de metros. Las declaraciones de Hezbol¨¢ confirmando su participaci¨®n en apoyo a El Asad han hecho de Qusair la chispa que ha hecho explotar la ya cr¨ªtica situaci¨®n entre sun¨ªes y chi¨ªes libaneses, divididos por la suerte del r¨¦gimen sirio. Los libaneses que han evitado la confrontaci¨®n en territorio liban¨¦s se enfrentan ya abiertamente en Siria y arrastran cada d¨ªa un poco m¨¢s el conflicto al L¨ªbano con el lanzamiento de cohetes y los ataques al Ej¨¦rcito liban¨¦s.
¡°La batalla de Qusair est¨¢ siendo dura porque el enemigo est¨¢ muy bien armado. Pero hemos llegado al coraz¨®n de la ciudad. Los rebeldes usan a civiles como escudos humanos. No les dejan salir porque la aviaci¨®n siria les lapidar¨ªa. Pero gracias a Dios avanzamos y nos haremos con la ciudad¡±, relata el miliciano Jafad. ¡°Comenzamos a patrullar y proteger los ocho poblados chi¨ªes y los vecinos cristianos del otro lado de la frontera en Siria para luego luchar en Qusair¡±, dice. La frontera sirio-libanesa, violada por bombardeos de ambos lados, poco significa para las familias divididas por una l¨ªnea en el mapa y con d¨¦cadas de historia com¨²n. ¡°Hay m¨¢s de 30.000 chi¨ªes de origen liban¨¦s que viven all¨ª y est¨¢n expuestos a las masacres de los terroristas¡±, justifica Jafad, quien, como el r¨¦gimen sirio, se refiere a los rebeldes como terroristas.
Cientos de j¨®venes de Hezbol¨¢ han abandonado sus hogares en L¨ªbano para unirse al bando de El Asad en Siria. Jafad cree que m¨¢s de 500 luchan en Qusair. En Hermel, decenas lo han hecho tambi¨¦n, y la suerte parece sonre¨ªrles ya que, seg¨²n dice, solo dos han regresado en un ata¨²d. Uno es su amigo Abu Al¨ª: ¡°Es el segundo m¨¢rtir de Hermel. Ven¨ªa de otra zona de Qusair y su unidad fue atacada con [armas] qu¨ªmicas. En el hospital dictaminaron que muri¨® envenenado. Otros han sido intoxicados con cloro¡±.
Jafaz reh¨²sa cifrar cu¨¢ntas vidas ha tomado en la lucha en Siria: ¡°No s¨¦ a cu¨¢ntos hombres he matado. Uno no lo ve y no lo piensa cuando dispara. Pero entre los cad¨¢veres se ve de todo. Hace dos d¨ªas acabamos con un grupo rebelde y nos encontramos con franceses e incluso un brit¨¢nico blanco de ojos azules. Otras unidades han recogido cad¨¢veres de mujeres vestidas como hombres¡±.
Si la guerra desborda al L¨ªbano, Jafad asegura regresar¨¢ para seguir luchando en casa con su l¨ªder ¡°hasta el final del camino¡±.
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