Un puente cortado

Cuando el presidente turco, Abdul¨¢ G¨¹l, y el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, pusieron la semana pasada la primera piedra del tercer gran puente sobre el B¨®sforo abrieron tambi¨¦n una brecha religiosa en la sociedad turca. Erdogan anunci¨® que el puente ¡ªde 1.875 metros de largo y 59 metros de ancho¡ª recibir¨¢ el nombre de Selim el Valiente, en homenaje al sult¨¢n que sent¨® las bases para la expansi¨®n del Imperio Otomano tras la conquista de Constantinopla y se proclam¨® califa del islam.

Adem¨¢s del enconado debate medioambiental que ha desatado la construcci¨®n de la infraestructura en una zona natural protegida en las inmediaciones del mar negro, el proyecto ha indignado a la comunidad musulmana alev¨ª, una rama del islam hermana de los alau¨ªes sirios y emparentada con los chi¨ªes de Ir¨¢n.

El sult¨¢n Selim el Valiente (1465-1520), que conquist¨® Egipto para los otomanos, fue un enemigo declarado de alev¨ªes y chi¨ªes a los que diezm¨® en sucesivas masacres en Anatolia antes de declarar la guerra a los persas.

La elecci¨®n del nombre del sult¨¢n para el nuevo puente es vista por muchos en Turqu¨ªa como una provocaci¨®n a la comunidad alev¨ª, que representa un 10% de la poblaci¨®n turca y que se ha caracterizado por su apoyo al Estado laico ¡ªsus miembros no acuden a las mezquitas, sino a lugares de rezo diferenciados¡ª y su rechazo a la intervenci¨®n de los militares en la vida p¨²blica, lo que llev¨® a miles de sus integrantes a la c¨¢rcel durante los cuatro golpes de Estado que han jalonado el ¨²ltimo medio siglo de la historia de la Turqu¨ªa moderna. Muchos de los presentes en las protestas de la plaza de Taksim se reconocen con alev¨ªes.

Erdogan, que encarna en el poder a la aplastante mayor¨ªa sun¨ª en Turqu¨ªa y no ha vacilado en expresar su apoyo a la oposici¨®n sun¨ª al r¨¦gimen de Bachar el Asad en Siria, sostenido por la minor¨ªa alau¨ª, ha abierto as¨ª la caja de los truenos de un conflicto religioso interno hasta ahora inexistente. Los alev¨ªes turcos, por su parte, se niegan a una intervenci¨®n armada en el pa¨ªs vecino para evitar que sus hermanos en el islam sufran las consecuencias.

Cuando los gobernantes rompen los puentes del tejido social la polarizaci¨®n siempre aboca a un nuevo conflicto.