La censura, las parab¨®licas y ¡®Argo¡¯ animan un debate electoral en Ir¨¢n
Debate televisado sobre cultura entre los candidatos a las presidenciales de junio
Los ocho candidatos a la presidencia de Ir¨¢n volvieron a reunirse el martes en un plat¨® de televisi¨®n para debatir sobre ¡°asuntos sociales y culturales¡±. De los primeros apenas se habl¨®, la censura y los valores morales dividieron sin embargo a los participantes. Para Said Yalil¨ª, actual jefe negociador nuclear y considerado el favorito del r¨¦gimen, la cultura es un instrumento pol¨ªtico con el que hacer frente a la penetraci¨®n occidental. Hasta llegar ah¨ª, hubo que sortear un tedioso sistema de turnos durante el que los participantes recurrieron a floridas met¨¢foras que comparaban la cultura con una cascada, el alma del cuerpo, el aire que se respira, e incluso las hierbas arom¨¢ticas con las que los iran¨ªes acompa?an sus comidas.
¡°En el mundo de hoy el arte sirve a objetivos pol¨ªticos, me refiero a Argo¡±, declar¨® Yalil¨ª, a quien por sorteo toc¨® intervenir en ¨²ltimo lugar. Tambi¨¦n cit¨® Lincoln y La noche m¨¢s oscura como ejemplos de la guerra cultural de Estados Unidos contra Ir¨¢n. ¡°Si usamos nuestra capacidad [cultural] de forma eficaz, tendremos mayor fuerza en otras ¨¢reas¡±, defendi¨®.
Tras la pol¨¦mica desatada con el formato del primer debate, el presentador anunci¨® que se hab¨ªan introducido cambios. Cada candidato dispuso de cuatro minutos para exponer su programa cultural. A continuaci¨®n, los dem¨¢s ten¨ªan dos minutos para criticarle o hacerle preguntas. Y finalmente, el interviniente disfrutaba de otros tres minutos de r¨¦plica. En el caso del ex jefe de la diplomacia Ali Akbar Velayat¨ª, gast¨® la mitad de sus cuatro minutos en expresar sus respetos al fundador de la Rep¨²blica Isl¨¢mica y otros ayatol¨¢s.
Propuestas, lo que se dice propuestas, no se oyeron. Pero despu¨¦s de dos horas largas, qued¨® claro que hab¨ªa dos formas de entender la cultura. Los m¨¢s conservadores, los llamados principalistas, la ven como un instrumento para promocionar los valores isl¨¢micos y familiares. Los moderados, como un ejercicio de libertad dentro de un orden. Estos ¨²ltimos, Hasan Rohan¨ª y Mohamed-Reza Aref, que tuvieron cargos durante la presidencia del reformista Jatam¨ª, se mostraron muy cr¨ªticos con la interferencia oficial en los asuntos culturales.
Rohan¨ª entr¨® fuerte desde su primera intervenci¨®n para denunciar que ¡°la censura mata la creatividad¡± y pedir que el Gobierno deje en manos de los artistas y la gente de la cultura la gesti¨®n de esas actividades. Los principalistas le atacaron por decir que la revoluci¨®n iran¨ª no hab¨ªa logrado moralizar la sociedad y retir¨® sus palabras.
Enseguida, qued¨® claro que el ¨²nico cl¨¦rigo entre los candidatos estaba en realidad enzarzado en un mano a mano con Yalil¨ª. Ambos se lanzaban pullas mientras los dem¨¢s debat¨ªan sobre si la cultura debe influir en la pol¨ªtica o al rev¨¦s. Despu¨¦s de la ininteligible participaci¨®n de Mohamed Baqer Qalibaf, actual alcalde de Teher¨¢n, Rohan¨ª us¨® su turno para criticar la expulsi¨®n de profesores universitarios con el pretexto de jubilaciones anticipadas y la persecuci¨®n de estudiantes. Yalil¨ª escuchaba con una sonrisa socarrona. Tras el siguiente candidato, aprovech¨® su vez para replicarle que no era el foro adecuado.
Sin embargo, fue Aref quien descendi¨® a los problemas concretos. Para deleite de los j¨®venes, que enseguida mostraron su aprobaci¨®n en Twitter, Aref critic¨® el cierre de la Casa del Cine, la censura de libros y pel¨ªculas, la prohibici¨®n de las parab¨®licas y el filtrado de Internet. Yalil¨ª y el resto de los principalistas salieron al quite y un Aref arrinconado tuvo que asegurar que no ten¨ªa antena parab¨®lica en casa. Yalil¨ª arguy¨® que ¡°los enemigos han lanzado 100 canales de televisi¨®n [por sat¨¦lite] contra la Rep¨²blica Isl¨¢mica¡±.
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