Guatemala libera sus demonios
La condena contra R¨ªos Montt por genocidio reabre las heridas del pa¨ªs, donde unos ven cuestionada la transici¨®n y otros el fin de la impunidad
En la sala de vistas del piso 15 del Palacio de Justicia de Guatemala comparec¨ªa el pasado jueves Juan Carlos. Era un testigo protegido en un juicio contra miembros de la Mara 18, una de las m¨¢s peligrosas de Latinoam¨¦rica. Bajo una sudadera azul, pasamonta?as y gafas oscuras, pero a la vista de una veintena de pandilleros que lo observaban desde la jaula de los acusados, el tal Juan Carlos aclar¨® que ¨¦l no hab¨ªa descuartizado el cad¨¢ver, se?or¨ªa, que solo lo mat¨®. Los que lo descuartizaron fueron sus jefes, a los que nombr¨® como el Phantom, el Sniper, el Barranco y el Posion. Lo metieron en bolsas de basura y lo repartieron por contenedores de la zona 5 de la ciudad. Juan Carlos aclar¨® tambi¨¦n que ¨¦l no sab¨ªa nada sobre la menor desmembrada en casa del Torta. Desde la presidencia del Tribunal, la juez Yassmin Barrios dirig¨ªa el interrogatorio con parsimonia. Nadie parec¨ªa sobresaltarse, aunque una funcionaria confesaba que sinti¨® fr¨ªo al o¨ªr a una de las mareras detallar c¨®mo decapit¨® a una mujer.
Estos son los cr¨ªmenes de la Guatemala de 2013, el d¨ªa a d¨ªa del Tribunal 1? de Sentencia Penal de Narcoactividad y Delitos contra el Medio Ambiente, secci¨®n A de Mayor Riesgo. La Guatemala m¨¢s brutal desfila por este pasillo. Pero entre abril y mayo, este tribunal se estremeci¨® junto con todo el pa¨ªs al escuchar los horrores de la Guatemala de 1982, la de los 18 meses de dictadura del general Jos¨¦ Efra¨ªn R¨ªos Montt. Casi un centenar de testigos relataron cr¨ªmenes cometidos por el Ej¨¦rcito que har¨ªan vomitar al tal Juan Carlos y que en s¨ª mismos ya son un enorme documento hist¨®rico. Las v¨ªctimas eran ind¨ªgenas de la etnia ixil, habitantes de la zona donde operaba la guerrilla. La juez Barrios dict¨® el 10 de mayo una condena por genocidio contra el exdictador y absolvi¨® al jefe de los servicios de inteligencia de entonces. Sin embargo, la condena, lejos de cerrar ninguna herida, las ha reabierto todas.
No es el proceso a R¨ªos Montt lo que ha dividido a Guatemala. Ni siquiera que muera en la c¨¢rcel o no. El anciano general apenas tiene quien lo defienda ni siquiera en la derecha m¨¢s conservadora de Guatemala. Lo que verdaderamente ha crispado al pa¨ªs es la palabra genocidio. Es una definici¨®n de lo que ocurri¨® en los ochenta por la que no est¨¢n dispuestos a pasar la mayor¨ªa de intelectuales del pa¨ªs. La palabra genocidio ha sido una patada al tablero de juego donde reposaban los delicados equilibrios de la transici¨®n que comenz¨® con la firma de los Acuerdos de Paz en 1996.
En el despacho del abogado Gustavo Porras cuelga una enorme foto de la firma de aquellos acuerdos. En la foto est¨¢ ¨¦l, firmando como negociador del Gobierno de aquel momento, con un comandante guerrillero, el 29 de diciembre de 1996. Porras fue un l¨ªder del Ej¨¦rcito Guerrillero de los Pobres (EGP) en la ¨¦poca de los hechos juzgados y hoy es uno de los intelectuales m¨¢s respetados de Guatemala. Public¨® un comunicado al comienzo del juicio negando que hubiera habido genocidio. Lo firmaban una docena de personas todos relacionados con la firma de la paz. ¡°En Guatemala no hubo genocidio. Hubo masacres horribles¡±, explicaba Porras el pasado mi¨¦rcoles en su despacho. ¡°Nosotros no dec¨ªamos una palabra en defensa de nadie. Dec¨ªamos que no fue por motivos ¨¦tnicos¡±.
El anciano general apenas tiene quien lo defienda ni siquiera en la derecha m¨¢s conservadora, lo que verdaderamente ha crispado al pa¨ªs es la palabra genocidio
¡°Lo que nosotros libramos fue una guerra pol¨ªtica militar, no un conflicto ¨¦tnico¡±, prosigue el exguerrillero. Mientras que apenas nadie discute los cr¨ªmenes del Estado en Guatemala, ¡°el genocidio dividi¨®: Si dec¨ªas que hab¨ªa genocidio eras de izquierdas y si no, eras de derechas¡±. Porras no defiende a R¨ªos Montt, lo que le preocupa es el futuro de las instituciones surgidas de la transici¨®n, que ve atacadas por la sentencia. Seg¨²n ¨¦l, hay una estrategia de EE UU para hacer parecer a Guatemala como un Estado fallido y ¡°consolidar lo poco que le queda de su patio trasero¡± a trav¨¦s de organizaciones internacionales, como la Comisi¨®n de la ONU contra la Impunidad en Guatemala, que supervisa la aplicaci¨®n de la ley en el pa¨ªs.
El abogado H¨¦ctor Rosada s¨ª ve probado el genocidio. Rosada tambi¨¦n particip¨® en las negociaciones de paz y realiz¨® un peritaje sobre el t¨¦rmino genocidio para el tribunal, basado, entre otras cosas en las sentencias sobre Yugoslavia. Explica que ¡°el genocidio no lo cometi¨® R¨ªos Montt¡±, sino que ¡°¨¦l era el jefe del Estado contrainsurgente¡± que lo cometi¨®. ¡°Se juzgaba una instituci¨®n. El genocidio no lo puede cometer una persona sola¡±. En un momento de la conversaci¨®n, afirma: ¡°Yo le conozco, es buena persona¡±. No es raro o¨ªr esta opini¨®n en Guatemala.
Ricardo M¨¦ndez Ruiz es presidente de la Fundaci¨®n V¨ªctimas del Terrorismo. Fue secuestrado dos meses por la guerrilla. Su padre era el ministro de Gobernaci¨®n con R¨ªos Montt y ¨¦l ha organizado una potente campa?a medi¨¢tica contra la sentencia por genocidio. Califica a la juez Barrios de ¡°desequilibrada¡± y de la fiscal general dice que tiene ¡°raigambre marxista¡±. Considera que ¡°los comunistas¡± tomaron el poder judicial.
Cu¨¢nto es suficiente para las v¨ªctimas, es una clave para saber si Guatemala resistir¨¢ meter en la c¨¢rcel a R¨ªos Montt
Para ¨¦l, la sentencia por genocidio es ¡°un medio para un fin¡±. ¡°Una de las causas del genocidio es el desplazamiento, eso les da argumentos para plantear una reforma agraria. Ellos pretenden una reforma agraria confiscatoria¡±, afirma.
M¨¦ndez Ruiz reconoce su preocupaci¨®n porque la sentencia deja abierta la posibilidad de juzgar a m¨¢s personas por aquellos cr¨ªmenes, entre ellos a su padre. Pero tambi¨¦n al actual presidente, Otto P¨¦rez Molina, que era oficial del Ej¨¦rcito en los meses de las masacres en la zona del Quich¨¦, una cuesti¨®n que sobrevuela todas las conversaciones sobre el juicio. ¡°El d¨ªa que deje la presidencia lo pueden meter en la c¨¢rcel¡±.
Cu¨¢nto es suficiente para las v¨ªctimas, entonces, podr¨ªa ser una clave para saber si Guatemala resistir¨¢ meter en la c¨¢rcel a R¨ªos Montt. El director del Centro de Acci¨®n Legal en Derechos Humanos de Guatemala, Juan Francisco Soto, afirma que ¡°se busca juzgar la autoridad intelectual, porque la autoridad material es muy dif¨ªcil en un conflicto tan grande¡±, y recuerda las cifras del conflicto armado: 200.000 muertos, 40.000 desaparecidos, 50.000 desplazados a M¨¦xico, un mill¨®n de desplazados internos¡
En el juicio ¡°el tema era el acceso a la justicia de las v¨ªctimas y la garant¨ªa de no repetici¨®n de los hechos. ?Qu¨¦ garant¨ªa tiene la gente de que no se repitan unos hechos si no se juzgan¡±. Soto tiene claro que el juicio ¡°fortalece los Acuerdos de Paz¡±, que ¡°cierto grupo de la sociedad quiso ver como olvido y cierre¡±. Despu¨¦s de lograr la condena a R¨ªos Montt, sugiere que no hay mucho m¨¢s. ¡°Veo dif¨ªcil que las v¨ªctimas fueran a por otros responsables. El problema aqu¨ª es cu¨¢nto puede aguantar el sistema", dice. En concreto, sobre el presidente, cree que ¡°es una estrategia de la defensa¡± advertirle de que despu¨¦s de R¨ªos Montt va ¨¦l, supuestamente para que tome cartas en el asunto. La sentencia ¡°deja la puerta abierta [a investigar m¨¢s], sin nombres. Nadie ha pedido ir contra el presidente. Nadie ha pedido juzgar a nadie m¨¢s¡±.
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