Berlusconi agita el Gobierno del italiano Letta
Il Cavaliere amenaza con dinamitar su coalici¨®n con el centroizquierda
Sin bol¨ªgrafo y sin reloj ¡ªpidi¨® uno prestado y mir¨® la hora en el tel¨¦fono m¨®vil¡ª, Enrico Letta se present¨® ayer ante los corresponsales extranjeros acreditados en Roma y respondi¨® a sus preguntas durante una hora y media. El primer ministro italiano se mostr¨® amable y locuaz, salvo cuando las cuestiones se refer¨ªan a los problemas judiciales de Silvio Berlusconi, su inc¨®modo socio de Gobierno. En esos casos, Letta pon¨ªa cara de p¨®ker y solventaba el asunto con un par de frases del tipo: ¡°Veo un Gobierno estable y concentrado sobre sus objetivos. No creo que haya consecuencias debido a casos externos, incluidos aquellos de car¨¢cter judicial¡±. Pero a solo unos metros de all¨ª ¡ªla asociaci¨®n de la prensa extranjera y el partido de Berlusconi comparten la V¨ªa de la Humildad¡¡ª, la situaci¨®n indicaba justo lo contrario. El pol¨ªtico y magnate estaba convocando a sus fieles para, seg¨²n informaba la prensa italiana, replantearse el apoyo al Gobierno.
Desde que naci¨® este nuevo y extra?o Gobierno de coalici¨®n entre el centroizquierda y el centroderecha ¡ª¡°hace solo 50 d¨ªas, pero parece una vida¡±, reconoci¨® ayer Letta¡ª, Silvio Berlusconi se ha encargado de dejar claro que la llave la tiene ¨¦l. Y que seguir¨¢ d¨¢ndole cuerda o no al Ejecutivo en funci¨®n de sus intereses. El tres veces primer ministro, de 76 a?os, aspiraba a que su contribuci¨®n a la gobernabilidad de Italia le sirviera de parapeto para sus cada vez m¨¢s acuciantes problemas judiciales. Pero el mi¨¦rcoles por la tarde confirm¨® que ni Enrico Letta ni el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, parecen dispuestos a mover un dedo para ahorrarle el calvario. El Tribunal Constitucional desbarat¨® los intentos de la defensa de Berlusconi por anular el proceso Mediaset, en el que Berlusconi ya ha sido condenado en primera y segunda instancia a cuatro a?os de c¨¢rcel y cinco de inhabilitaci¨®n en el desempe?o de cargos p¨²blicos. Por tanto, a Il Cavaliere solo le queda esperar a que, antes de un a?o, se produzca la sentencia definitiva. Pero nadie piensa que Berlusconi, genio y figura, est¨¦ dispuesto a esperar sentado un fallo que supondr¨ªa su triste final pol¨ªtico.
El Tribunal Constitucional desbarat¨® los intentos de la defensa de Berlusconi por anular el proceso Mediaset
De hecho, durante la jornada del mi¨¦rcoles, antes de que se produjera la decisi¨®n del Tribunal Constitucional negando el conflicto de intereses ¡ªlos abogados alegaban que Berlusconi no se pudo defender bien en 2010 debido a sus obligaciones como primer ministro¡ª, algunos dirigentes del Pueblo de la Libertad (PDL) advirtieron que si el fallo era contrario al jefe sus parlamentarios dimitir¨ªan en bloque y provocar¨ªan el desgobierno. Al parecer, Berlusconi templ¨® gaitas. O tal vez solo puso a enfriar la venganza. En la tarde de ayer, diversos medios italianos coincid¨ªan en que el viejo pol¨ªtico estaba organizando una reuni¨®n nocturna en el palacio Grazzioli, su lujosa residencia romana, para desenchufar al Gobierno.
Con este ambiente alrededor se present¨® ayer Letta ante la prensa extranjera. Y salvo la incomodidad l¨®gica ante la preguntas que se refer¨ªan a su socio, la impresi¨®n que dio ¡ªy que se esforz¨® en dar¡ª fue la de un estadista con ganas de serlo y con varias ideas muy claras. Entre las m¨¢s urgentes, casi en el mismo pelda?o que la lucha contra el desempleo juvenil, situ¨® la de ¡°hacer de Italia un pa¨ªs fiable¡±. El primer ministro pidi¨® a los presentes que mirar¨¢n con atenci¨®n las 80 medidas aprobadas recientemente por su gobierno, entre las que, dijo, ¡°hay algunas verdaderamente revolucionarias¡±. Y puso un ejemplo: ¡°La reforma de la justicia civil. Estoy acostumbrado a o¨ªr decir a los empresarios extranjeros. Me encantar¨ªa ir a invertir a Italia, pero el problema ¡ªm¨¢s que los impuestos altos, m¨¢s que el coste de los salarios¡ª es que si no eres amigo de un amigo no consigues hacer las gestiones, no logras que las cosas salgan adelante. Todos hemos escuchado quejas de este tipo o la hemos dicho nosotros mismos. Necesitamos reglas que sirvan para todos. Y procesos civiles r¨¢pidos. Aqu¨ª utiliza la justicia en su favor el que hace m¨¢s las cosas, no el que tiene la raz¨®n. Hay m¨¢s de cuatro millones de juicios pendientes. De ah¨ª que mi objetivo, tal vez el principal, sea trabajar por una Italia fiable. Y la fiabilidad parte del respeto a las reglas. Hay una palabra, scorciatoia [atajo], que debemos eliminar del diccionario¡¡±.
Toda la intervenci¨®n de Letta estuvo salpicada de dos referencias constantes. La necesidad de robustecer la idea de Europa: ¡°Lo he dicho en la reuni¨®n del G8. No es verdad que Europa sea un problema. Es todo lo contrario. La historia de Europa es una historia de ¨¦xito. Quiero que Italia se convierta en el pa¨ªs que trabaja m¨¢s por los Estados Unidos de Europa¡±. Y la lucha contra el desempleo juvenil: ¡°En los ¨²ltimos cinco a?os, Italia ha tomado dos grandes decisiones de car¨¢cter social. La primera fue destinar todo el dinero posible para la protecci¨®n del trabajo que hab¨ªa: 38.000 millones de euros para la caja de compensaci¨®n salarial [un mecanismo de regulaci¨®n del empleo, el dinero que los trabajadores dejan de recibir temporalmente de las empresas en apuros lo perciben a trav¨¦s de un fondo p¨²blico]. Este dinero iba, l¨®gicamente, para quien ya ten¨ªa trabajo, personas de m¨¢s de 40 a?os, incluso de m¨¢s de 60. La segunda medida, tomada al mismo tiempo, fue aumentar la edad de jubilaci¨®n de modo radical. La reforma de las pensiones [puesta en pr¨¢ctica por Mario Monti] fue la m¨¢s rigurosa que se ha hecho en Europa. ?Cu¨¢l es la consecuencia? Pues que las empresas que ten¨ªan pensado contratar a j¨®venes, se se han encontrado con la situaci¨®n contraria: que ten¨ªan que mantener en sus puestos de trabajo a aquellos que estaban a punto de jubilarse. Ahora tenemos que destinar a los j¨®venes todo lo que les hemos quitado¡±.
Son los planes de Letta, con el permiso de Berlusconi.
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