El mudo martirio de la presa del comandante Ch¨¢vez
Sale de la prisi¨®n domiciliaria Mar¨ªa Lourdes Afiuni, juez encarcelada por ¨®rdenes del fallecido presidente de Venezuela. Pero tiene prohibido hablar a la prensa y usar las redes sociales
Mar¨ªa Lourdes Afiuni est¨¢ sentada en la oficina de su abogado, Jos¨¦ Amalio Graterol, pero no puede hablar en presencia de un periodista, as¨ª que Graterol, un hombre alto, muy blanco y corpulento, har¨¢ en esta informaci¨®n de ventr¨ªlocuo de la juez venezolana. Ya se ver¨¢ por qu¨¦. Antes de narrar esta escena toca presentarla con el calificativo que exhibe en la historia contempor¨¢nea de Venezuela: Afiuni es la presa del comandante Hugo Ch¨¢vez.
El 10 de diciembre de 2009 la vida de esta mujer, alta y robusta, que fuma una cajetilla diaria de cigarrillos y a veces dos, cambi¨® para siempre. Ese d¨ªa le tocaba presidir como titular del Tribunal 31 Penal en funciones de control la audiencia preliminar del banquero Eligio Cede?o, quien estaba preso desde febrero de 2007 acusado de obtener d¨®lares de modo fraudulento y de contrabando por simulaci¨®n de importaci¨®n. Cede?o era entonces presidente del Banco Canarias, la instituci¨®n que gestion¨® ante la Comisi¨®n de Administraci¨®n de Divisas (Cadivi) el dinero aprobado al Consorcio Microstar -28 millones de d¨®lares- para que importara ordenadores en 2003. Las autoridades venezolanas presumieron entonces que tal importaci¨®n jam¨¢s hab¨ªa ocurrido y que tanto el banquero como el presidente del consorcio, Gustavo Arr¨¢iz, pretend¨ªan hacerse de las divisas a precios preferenciales.
Cede?o encajaba en el perfil del boliburgu¨¦s, un mote despectivo de amplia significaci¨®n entre los venezolanos, que alude a todos aquellos empresarios que hicieron s¨²bita fortuna con la irrupci¨®n de la llamada Revoluci¨®n Bolivariana. Este empresario ten¨ªa una casa de bolsa, Cedel, que hizo buenas operaciones aprovechando el control de cambios a¨²n vigente en Venezuela, y compr¨® dos bancos ¨CBol¨ªvar Banco y Banpro- que le permitieron tener mucha influencia en los medios de comunicaci¨®n y ser considerado como un jugador agresivo en el sistema financiero. Pero este hombre de pronto hab¨ªa ca¨ªdo en desgracia despu¨¦s de financiar la fuga de un enemigo del gobierno, el sindicalista Carlos Ortega, quien lider¨® la huelga petrolera de diciembre de 2002 y tuvo una participaci¨®n colateral en el golpe contra Hugo Ch¨¢vez de ese mismo a?o.
A Mar¨ªa Lourdes Afiuni le tocaba decidir la suerte de un banquero que llevaba dos a?os y diez meses encarcelado sin que se celebrara la audiencia preliminar. Las leyes venezolanas proh¨ªben mantener privada de su libertad a la persona que haya pasado dos a?os detenida sin condena. Las grotescas dilaciones de su caso llevaban a pensar a los observadores y a la oposici¨®n que a Cede?o le estaban cobrando algo m¨¢s que el hecho de defraudar al Estado. Era un caso que ya cobraba visos de esc¨¢ndalo. El secretario del Grupo de Trabajo sobre la Detenci¨®n Arbitraria de la ONU hab¨ªa enviado una comunicaci¨®n a la juez en la que se?alaba las transgresiones de este caso a varios art¨ªculos de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos y del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Pol¨ªticos. Por todo esto ped¨ªan que al banquero se le dejara en libertad provisional hasta tanto terminara el juicio.
Con todos esos elementos Afiuni decidi¨® liberar al empresario, prohibirle la salida del pa¨ªs y ordenarle que se presentara cada quince d¨ªas ante el tribunal. Fue el inicio de su desgracia. Una hora despu¨¦s hab¨ªa sido esposada y llevada hasta la sede de la polic¨ªa pol¨ªtica venezolana desconociendo, de acuerdo con el abogado Graterol, el debido proceso. Uno de los fiscales del caso Cede?o fue el encargado de ordenar su detenci¨®n. En el libro Afiuni, la presa del comandante, el periodista Francisco Olivares relata lo que este hombre, llamado Daniel Medina, le dijo a la jueza despu¨¦s de que ¨¦sta emiti¨® la boleta de excarcelaci¨®n a Cede?o:
-"Te vas a joder. Ahora vas a ocupar el lugar de ¨¦l si no lo llegamos a atrapar".
Al d¨ªa siguiente, 11 de diciembre de 2009, el propio Hugo Ch¨¢vez terci¨® en el caso en una de sus acostumbradas intervenciones televisadas. Ese d¨ªa comenz¨® lo que Graterol ha llamado ¡°efecto Afiuni¡±. ¡°Los jueces tienen ahora la conciencia secuestrada por el Ejecutivo. Ya no son aut¨®nomos, sino que reciben ¨®rdenes¡±. No fue poca cosa lo que dijo Ch¨¢vez aquella noche. La calific¨® de bandida y luego agreg¨®: ¡°Yo exijo dureza contra esa jueza (¡) Habr¨¢ que meterle pena m¨¢xima. ?30 a?os de prisi¨®n pido yo a nombre de la dignidad de un pa¨ªs!¡±. Diez d¨ªas despu¨¦s el comandante volvi¨® a la carga. Frente a la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa Estela Morales, y la Fiscal General de la Rep¨²blica, Luisa Ortega D¨ªaz, el mandatario insisti¨®: ¡°Si a un homicida le salen 30 a?os de prisi¨®n, yo le pondr¨ªa 35. Y no en una oficina por all¨ª, ?no! Donde debe estar. En una prisi¨®n¡±.
Para explicar gr¨¢ficamente lo que le ocurri¨® desde ese d¨ªa, Graterol le pide a la juez que levante la pierna. La mujer viste un su¨¦ter ligero a franjas horizontales blancas y violetas, pantal¨®n blanco de algod¨®n y zapatillas chatas de color turquesa. De pronto, con el pie sobre el escritorio, Afiuni se remanga el pantal¨®n para dejar ver la pulsera que rodea su tobillo y las heridas de guerra que le quedaron catorce meses en la principal c¨¢rcel de mujeres de Venezuela. ¡°Esa¡±, se?ala Graterol la cicatriz m¨¢s grande, ¡°se la hicieron con una hojilla¡±. Sobre el pedazo de piel que recubre la tibia destaca una l¨ªnea blanca. ¡°Ella tuvo que aprender a defenderse. Tuvo que comprar un chuzo (cuchillo artesanal) por 60 bol¨ªvares (unos ocho euros al cambio oficial). La c¨¢rcel te convierte en un ser primitivo¡±. La juez comparti¨® el mismo espacio con mujeres que hab¨ªa condenado antes de cobrar la triste celebridad que hoy tiene. Seg¨²n su abogado, una de ellas recibi¨® la orden de matarla para saldar una deuda por drogas.
El pasado viernes 7 de junio el Ministerio P¨²blico pidi¨® una medida judicial menos dura que el arresto domiciliario, que fue concedida por los tribunales ocho d¨ªas despu¨¦s. Algunos analistas consideran que la decisi¨®n esta en consonancia con el esfuerzo que est¨¢ haciendo el gobierno de Nicol¨¢s Maduro por obtener legitimidad plena de la comunidad internacional, mostrando un perfil m¨¢s moderado que el de su antecesor. Esa estrategia est¨¢ rindiendo sus frutos. M¨¦xico ya se ha desmarcado de la pol¨¦mica elecci¨®n que lo dio como ganador al asegurar que no recibir¨¢ al l¨ªder de la oposici¨®n, Henrique Capriles, para no fijar posici¨®n en un asunto ¨Cel controvertido resultado de los comicios- que consideran como un caso de pol¨ªtica interna.
Esta decisi¨®n estuvo precedida por dos reuniones muy importantes: la del 5 de junio, cuando el canciller El¨ªas Jaua se reuni¨® con el secretario de Estado John Kerry para recomponer una relaci¨®n destrozada por las intemperancias de Ch¨¢vez y las provocaciones de Washington, y la del pasado lunes 17 entre el presidente Maduro y el papa Francisco. El abogado Jos¨¦ Amalio Graterol considera que lo que se ha escuchado en el juicio oral y p¨²blico, que se inici¨® el 28 de noviembre, deja muy mal parado al gobierno en materia de derechos humanos. ¡°Miembros de las organizaciones internacionales presentes env¨ªan informes demoledores. Eso quiz¨¢ haya influido¡±.
Mar¨ªa Lourdes Afiuni esperar¨¢ en libertad condicional hasta que culmine el juicio. Mientras tanto no puede hablar de su caso con la prensa ni tampoco escribir en las redes sociales. Hasta el viernes pasado sol¨ªa redactar entre cuatro y cinco tuits diarios. Por ah¨ª drenaba el largo hast¨ªo que ha vivido y que se ha reflejado en su salud. Desde 2009 la han operado tres veces ¨Cuna histerectom¨ªa y la reconstrucci¨®n de la vejiga, entre ellas- y su abogado asegura que tiene problemas renales, en un seno y en la vista. Afirma Graterol que ahora que la juez puede caminar libremente por la calle voltea inconscientemente hacia los lados, como si estuviera buscando a los polic¨ªas que la siguieron hasta en los momentos m¨¢s ¨ªntimos durante los ¨²ltimos 42 meses. ¡°Afiuni ya ha sufrido suficiente¡±, dijo Noam Chomsky en una declaraci¨®n p¨²blica hace dos a?os. Su mudo martirio continuar¨¢ durante algunos meses. Si los c¨¢lculos de la defensa se cumplen el juicio deber¨ªa terminar el pr¨®ximo noviembre, a pocos d¨ªas de cumplir cuatro a?os como la presa del comandante. En caso de que sea declarada culpable de los delitos que le ha imputado la fiscal¨ªa ¨Cabuso de autoridad y favorecimiento para la evasi¨®n de un detenido- su pena no deber¨ªa ser superior a los 45 meses de prisi¨®n.
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