Detenido un prelado del Vaticano por presunto lavado de dinero
A Nunzio Scarano se le conoc¨ªa como ¡°monse?or 500¡± por su afici¨®n a los billetes de color p¨²rpura
El argumento de la historia no es malo: una operaci¨®n clandestina para transportar desde Suiza a Italia alrededor de 20 millones de euros a bordo de un jet privado. Pero lo verdaderamente relevante es, sin duda, el reparto: Nunzio Scarano, un alto prelado del Vaticano, natural de Salerno, residente en Roma y tambi¨¦n conocido como ¡°monse?or 500¡± por su afici¨®n a los billetes de color p¨²rpura; Giovanni Maria Zito, miembro de los Carabinieri y antiguo agente de los servicios secretos, un ¡°007¡± en la jerga period¨ªstica italiana; el intermediario financiero Giovanni Carenzio, buscado por un desfalco en las islas Canarias; y, finalmente, una conocida familia de armadores de Salerno apellidada D¡¯Amico. La fiscal¨ªa de Roma orden¨® ayer a la Guardia de Finanza ¨Cla polic¨ªa fiscal italiana¡ªla detenci¨®n del monse?or, el esp¨ªa y el br¨®ker acusados de fraude y corrupci¨®n en el curso de una investigaci¨®n m¨¢s amplia sobre presuntas irregularidades en la gesti¨®n del banco del Vaticano, el Instituto para las Obras de Religi¨®n (IOR). La operaci¨®n se produjo 48 horas despu¨¦s de que el papa Francisco ordenase la creaci¨®n una comisi¨®n de investigaci¨®n para la reforma, o incluso la clausura, de una instituci¨®n creada en 1940 por P¨ªo XII y que desde hace d¨¦cadas es frecuente piedra de esc¨¢ndalo.
Los investigadores sospechan que los 20 millones que monse?or Scarano, de 61 a?os, pretend¨ªa traer de regreso a Italia hab¨ªan sido evadidos al fisco a?os atr¨¢s por algunos amigos del prelado, que ahora quer¨ªan disponer del dinero de nuevo. De ah¨ª que el alto funcionario vaticano, que hace un mes hab¨ªa sido destituido como responsable del servicio que administra el ingente patrimonio inmobiliario de la Santa Sede (APSA), decidiera contactar con el agente de los servicios secretos internos italianos (AISI) y le ordenase la contrataci¨®n de un avi¨®n con piloto e incluso de una escolta para evitar contratiempos en el traslado del dinero por territorio italiano. El ¡°007¡± as¨ª lo hizo. Se ausent¨® de su trabajo en los servicios secretos alegando enfermedad, alquil¨® el avi¨®n ¨Cque aterriz¨® oportunamente en el aeropuerto de Locarno, una ciudad tur¨ªstica del sur de Suiza¡ªy dispuso que un militar armado esperase el env¨ªo a su llegada a Italia. Seg¨²n la fiscal¨ªa de Roma, el agente Zito ¨Cque a la postre ser¨ªa expulsado del servicio secreto-- se embols¨® un primer pago de 400.000 euros y qued¨® a la espera de un segundo de 200.000 que tendr¨ªa que recibir al final de la operaci¨®n. Pero la operaci¨®n se fastidi¨®.
Al parecer, la culpa fue del br¨®ker. Por lo que los agentes de la Guardia de Finanza pudieron escuchar por los tel¨¦fonos intervenidos, el tal Carenzio estaba preocupado ¡°porque 20 millones queman¡±. De hecho, su primera idea era transportar 40 millones de euros de una tacada, pero su susto ante lo arriesgado de la operaci¨®n fue en aumento. Seg¨²n se desprende de la investigaci¨®n, dirigida por la juez instructora Barbara Callari, el intermediario dispon¨ªa de varias cuentas a su nombre en Suiza, por lo que se sospecha que estar¨ªa tambi¨¦n actuando como hombre de paja de los hermanos Paolo, Maurizio y C¨¦sare D¡¯Amico, los armadores de Salerno. El caso es que, cuando los planes se fueron finalmente al traste, el agente secreto pidi¨® a monse?or Scarano que le entregase el segundo pago de 200.000 euros. Para quit¨¢rselo de encima, el prelado denunci¨® a la polic¨ªa un presunto robo en su casa de Salerno de una gran cantidad de dinero. Lo justific¨® diciendo que se trataba de donaciones que recib¨ªa con destino a la Iglesia. Pero la polic¨ªa fue tirando del hilo y descubri¨® que monse?or Scarano, cuya vocaci¨®n tard¨ªa le permiti¨® ser bancario antes que cura, recib¨ªa demasiadas donaciones de origen poco claro, alrededor de 580.000 euros en los ¨²ltimos tiempos, y le abri¨® una investigaci¨®n por presunto lavado de dinero. Una vez detenido, a los cargos de fraude y corrupci¨®n, se le uni¨® el de calumnia, por denunciar un robo que jam¨¢s se hab¨ªa producido.
Pero la investigaci¨®n de la fiscal¨ªa de Salerno no era la ¨²nica que ten¨ªa a ¡°monse?or 500¡± como objetivo. Desde marzo de 2010, la fiscal¨ªa de Roma investiga la presunta utilizaci¨®n del banco del Vaticano como una inmensa lavadora de dinero negro. En septiembre de aquel a?o fueron congelados 23 millones de euros depositados en cuentas que violaban las normas internacionales para la prevenci¨®n del blanqueo de dinero y fueron imputados el entonces presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi, y el director general, Paolo Cipriani. Al parecer, dos de esas cuentas pertenecen al alto prelado ahora detenido. Su abogado defensor, Silverio Sica, asegur¨® ayer: ¡°Monse?or Scarano aclarar¨¢ todo a los magistrados romanos, como ya ha hecho con los de Salerno¡±. La l¨ªnea argumental de su defensa: ¡°Quer¨ªa echar una mano a unos queridos amigos que estaban en apuros¡¡±.
Tras la sorpresa por la operaci¨®n policial ¨Cen un primer momento se dijo equivocadamente que Nunzio Scarano era el obispo de Salerno--, el Vaticano reaccion¨® de forma inusitada. El portavoz, padre Federico Lombardi, dijo que la Santa Sede no hab¨ªa recibido ninguna petici¨®n por parte de las autoridades italianas, pero asegur¨® su ¡°plena colaboraci¨®n¡±. Esto, que puede resultar una obviedad, no lo es. De hecho, la ca¨ªda en desgracia de Gotti Tedeschi, el anterior presidente del IOR, se empez¨® a producir el d¨ªa de 2010 que acudi¨® a la fiscal¨ªa de Roma para ponerse a su disposici¨®n. Fue entonces cuando los poderes fuertes del Vaticano le pusieron la cruz ¨Cincluso encargaron un informe psicol¨®gico para saber si se le hab¨ªa ido la cabeza--. El Estado de la Ciudad del Vaticano es muy celoso de su soberan¨ªa, sobre todo cuando se refiere a las cuestiones relacionadas con el IOR. La llegada a la silla de Pedro del papa Francisco ha puesto, tambi¨¦n eso, en estudio.
El esc¨¢ndalo del banco vaticano se reabre
Benedicto XVI, que sigue apartado del mundo en las entra?as del Vaticano, era un Papa t¨ªmido, solo, acorralado por la pompa y las circunstancias de una Curia en guerra por el poder. Se atrincher¨® en su lujoso apartamento y hasta all¨ª fue la traici¨®n a buscarlo. Francisco es justamente lo contrario. Lleg¨® a Papa despu¨¦s de unas congregaciones generales en las que, sobre todo, se habl¨® de los males que aquejan al gobierno de la Iglesia. El IOR, la caverna m¨¢s oscura de una instituci¨®n que pretende dar luz al mundo, figura entre esos males con letras may¨²sculas. No es extra?o que una de las primeras decisiones de Jorge Mario Bergoglio haya sido, por tanto, nombrar una comisi¨®n at¨ªpica ¡ªdos estadounidenses, una mujer laica¡¡ª para intentar sanar ese brazo que desde hace d¨¦cadas hace pecar a la Iglesia. Y, si no tiene cura, amputarlo.
El otro d¨ªa, en una de sus habituales misas ma?aneras en la residencia de Santa Marta, dijo que el banco del Vaticano es necesario¡ ¡°hasta cierto punto¡±. Por tanto, la operaci¨®n de la fiscal¨ªa de Roma contra monse?or Nunzio Scarano ¡ªno se detiene a un alto representante de la Curia todos los d¨ªas¡ª no puede sino acelerar la dif¨ªcil operaci¨®n de saneamiento, o de clausura, del IOR. Sobre todo si se tiene en cuenta que la investigaci¨®n abierta en 2010 por el presunto lavado de 23 millones de euros puede estar a punto de concluir, y no se puede descartar la posible imputaci¨®n de la directiva del banco. ?Qu¨¦ har¨¢ el Papa? Nadie lo sabe. Si de algo se ha cuidado Francisco durante sus primeros tres meses en Roma es de estar con todos y con ninguno.
Por la ma?ana, dice misa y lanza un mensaje claro, directo, para que no hagan falta traductores. Luego, trabaja y escucha. No deja de ser curioso que nadie sepa qui¨¦n puede ser su secretario de Estado o c¨®mo va a reformar los dicasterios, los ministerios vaticanos. De ah¨ª que sea muy importante observar c¨®mo reacciona en los pr¨®ximos d¨ªas ante la detenci¨®n de monse?or Scarano. Si no establece ninguna red de protecci¨®n ¡ªy no parece que lo vaya a hacer¡ª, ese ser¨¢ el mensaje. Las oscuras catacumbas del dinero, relacionadas siempre con las m¨¢s bajas pasiones de la pol¨ªtica y la delincuencia italiana, podr¨¢n empezar a iluminarse. Y es l¨®gico que muchos en la Iglesia, y no solo en la Iglesia, tengan miedo de que el Papa se atreva a dar ese paso. No hay que olvidar que el 17 de marzo de 1982, Roberto Calvi, el llamado banquero de Dios, apareci¨® ahorcado en el puente de los Frailes Negros de Londres. Se pens¨® en un suicidio, pero no lo fue. Jam¨¢s se aclar¨® y posiblemente jam¨¢s se aclarar¨¢, como tampoco qui¨¦n le puso veneno en el caf¨¦ a Michele Sindona. Nunca nadie se ha atrevido a encender la luz en los s¨®tanos del IOR. ?Ser¨¢ capaz Francisco?
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