Aires de guerra fr¨ªa
Alemania, Francia y Bruselas piden explicaci¨®n sobre el espionaje a amigos de EE UU
Es habitual que los servicios secretos esp¨ªen y sean espiados; para eso est¨¢n. El cinismo ordinario en las relaciones internacionales es a¨²n mayor en estos casos, porque los unos y los otros viven del toma y daca de informaciones obtenidas por toda clase de m¨¦todos. Esta vez, sin embargo, el enfado de una parte de Europa supera los que se produjeron en crisis anteriores y conduce a un debate sobre los l¨ªmites del poder del espionaje. Alemania y Francia, en particular, no comparten la necesidad de un Leviat¨¢n a la escucha del mundo, incluidos los ciudadanos y las instituciones del viejo continente, sobre todo bajo la justificaci¨®n de la protecci¨®n contraterrorista.
A falta de datos oficiales ¡ªlo que se sabe es a trav¨¦s de revelaciones period¨ªsticas¡ª, si el espionaje norteamericano se ha metido en las representaciones de la UE en Nueva York y Washington, y en las de varios pa¨ªses; y si es cierto que la Agencia de Seguridad de Estados Unidos (NSA) rastrea cientos de millones de comunicaciones en Alemania, los motivos principales del espionaje deben de ser estrat¨¦gicos y econ¨®micos. No es raro que el Gobierno de Angela Merkel proteste con mayor energ¨ªa que la Comisi¨®n Europea. Inc¨®modo a tres meses de elecciones generales, sus portavoces se indignan de la pr¨¢ctica del ¡°espionaje entre amigos¡± y lo consideran una reminiscencia del que se llevaba a cabo entre enemigos en tiempos de la guerra fr¨ªa. A su vez, el Gobierno de Fran?ois Hollande sugiere que la obtenci¨®n de garant¨ªas de cese del espionaje ha de producirse antes de las inminentes negociaciones para el acuerdo de libre comercio entre la UE y Estados Unidos.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, ha pedido explicaciones. Obama ha prometido proporcionarlas, pero si no pudo cerrar Guant¨¢namo pese a haberlo proclamado como uno de sus objetivos, m¨¢s dif¨ªcil le resultar¨¢ controlar al m¨¢s secreto de sus servicios de seguridad, en el supuesto de que quiera hacerlo. Por el momento, el presidente de Estados Unidos se ha limitado a enfriar la persecuci¨®n en caliente del presumible autor de esta cadena de revelaciones, Edward Snowden, cuya suerte es objeto de un trato entre Washington y Mosc¨². El inform¨¢tico ha pedido asilo pol¨ªtico en Rusia. Hay que estar atentos para que el filtrador de estas informaciones que asombran al mundo no sea al final el pagano de un esc¨¢ndalo que afecta a Estados democr¨¢ticos y soberanos.
La multiplicaci¨®n de posibilidades tecnol¨®gicas atrapa a los grandes operadores de Internet en las redes de la NSA, una agencia incomparablemente m¨¢s secreta que las conocidas FBI y CIA. Por eso hay que debatir la injerencia en las comunicaciones de ciudadanos sobre los que no pesa sospecha alguna de crimen organizado. Europa no es una unidad pol¨ªtica, lo cual le hace d¨¦bil. Aun as¨ª, tiene que pedir explicaciones con mayor firmeza de la empleada hasta el momento.
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