Rafael Correa, palad¨ªn de la libertad
El presidente de Ecuador apoya a Snowden mientras amordaza con una ley a la prensa de su pa¨ªs
A pesar de sus vicisitudes, Julian Assange y Edward Snowden son muy afortunados. Al menos no son periodistas ecuatorianos. Si lo fuesen, sus circunstancias ser¨ªan a¨²n peores. Snowden y Assange tambi¨¦n tienen la suerte de que el presidente de la naci¨®n agraviada por sus filtraciones sea Barack Obama y no Rafael Correa.
El presidente de Ecuador ha ganado cierta visibilidad internacional al convertirse en un apasionado defensor de los derechos humanos y la libertad de expresi¨®n. Curiosamente, Correa no muestra el mismo fervor libertario cuando se trata de los periodistas de su pa¨ªs. De Ecuador para afuera, Rafael Correa habla como si fuese un moderno Jean-Jacques Rousseau, mientras que dentro de su pa¨ªs se comporta como si fuese Fidel Castro. Adora la libertad de expresi¨®n de los extranjeros que filtran informaci¨®n sobre otros gobiernos, pero aborrece y reprime la de sus compatriotas.
Seg¨²n Fundamedios, una organizaci¨®n que defiende la libertad de expresi¨®n en Ecuador, en 2012 se produjeron 173 ¡°actos de agresi¨®n¡± contra periodistas, incluyendo un asesinato y 13 asaltos. Catalina Botero, la relatora especial para la Libertad de Expresi¨®n de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos, y Frank La Rue, relator especial de la ONU sobre la libertad de opini¨®n y de expresi¨®n, manifestaron en 2012 su profunda preocupaci¨®n por la decisi¨®n del Tribunal Nacional de Justicia de Ecuador de confirmar una sentencia penal y civil contra tres directivos y un periodista del diario El Universo. Fueron condenados a tres a?os de c¨¢rcel y a pagar una exorbitante multa de 40 millones de d¨®lares. ?Qu¨¦ crimen merece un castigo tan severo? Haber publicado una columna que ofendi¨® al presidente Correa.
La Sociedad Interamericana de Prensa ha descrito la nueva ley que regula los medios de comunicaci¨®n impulsada por Correa como ¡°el rev¨¦s m¨¢s serio para la libertad de prensa y de expresi¨®n en la historia reciente de Am¨¦rica Latina¡±. La Asociaci¨®n Colombiana de Prensa y Medios Informativos (Andiarios) califica esa ley como ¡°la estocada final¡± contra la libertad de expresi¨®n en Ecuador.
Un editorial del Washington Post recomienda a Edward Snowden leer con cuidado la Secci¨®n 30 de la ley Correa. Ah¨ª se proh¨ªbe la libre circulaci¨®n, en especial a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, de informaci¨®n ¡°protegida por una cl¨¢usula de reserva¡±. La legislaci¨®n faculta al Gobierno para multar a cualquier persona involucrada en la difusi¨®n de ¡°informaci¨®n reservada¡±, incluso antes de que la persona sea sometida a juicio. Si Snowden hubiese actuado en Ecuador como lo hizo en EE UU, no solo ¨¦l sino todos los periodistas que recibieron y divulgaron esa informaci¨®n hubiesen sido objeto de inmediatas sanciones financieras ¡ªseguidas por un juicio¡ª.
Este doble rasero es convenientemente ignorado por el presidente Correa y los estadistas que forman parte de su equipo. En un paroxismo de hipocres¨ªa, Ricardo Pati?o, el ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, declar¨® despu¨¦s de reunirse en Londres con Julian Assange: ¡°Pude decirle cara a cara, por primera vez, que el Gobierno de Ecuador sigue firmemente comprometido a proteger sus derechos humanos¡ Durante la reuni¨®n pudimos hablar sobre las crecientes amenazas contra la libertad de la gente para comunicar y conocer la verdad¡¡±. El canciller Pati?o a¨²n no ha revelado c¨®mo va a luchar contra ¡°las crecientes amenazas a la libertad de la gente para comunicar y conocer la verdad¡±¡ en su pa¨ªs.
De hecho, ser¨¢ interesante ver c¨®mo este Gobierno tan preocupado por la libertad de expresi¨®n responde a una comunicaci¨®n oficial de 12 p¨¢ginas que le acaba de enviar la relatora especial para la Libertad de Expresi¨®n de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos. Entre muchas otras preocupaciones, la relatora Botero alerta que, seg¨²n la nueva ley, cualquier denuncia de corrupci¨®n que a juicio del Gobierno disminuya la credibilidad de un funcionario p¨²blico puede ser calificada como ¡°linchamiento medi¨¢tico¡±. Esto conlleva sanciones para el periodista y el medio que haya divulgado la informaci¨®n.
Es as¨ª como, al mismo tiempo que Rafael Correa amordaza a sus cr¨ªticos, intenta presentarse ante el resto del mundo como un palad¨ªn del derecho a criticar a los gobiernos. Claro que no a todos. Hasta ahora, las filtraciones han sido muy selectivas y perjudican principalmente al Gobierno de EE UU. Esperamos con gran inter¨¦s y expectativa las revelaciones de WikiLeaks o las de alguien como Snowden que divulguen los secretos de los gobiernos de Rusia, Ir¨¢n, China o Cuba. O los del Gobierno ecuatoriano.
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