Condenadas a la violencia en Tahrir
Un centenar de mujeres ha sufrido alg¨²n tipo de agresi¨®n sexual en los ¨²ltimos cuatro d¨ªas El 99,3% de las egipcias reconocen haber sufrido alg¨²n tipo de agresi¨®n sexual, seg¨²n la ONU
La plaza de Tahrir ha vuelto a ser la protagonista de las portadas de los peri¨®dicos de medio mundo. En su cobertura destacan el tono festivo y optimista de las movilizaciones m¨¢s multitudinarias y coloridas desde la revoluci¨®n. Para varias docenas de mujeres la ic¨®nica plaza ha sido el escenario de una aut¨¦ntica pesadilla. Hasta 91 mujeres han sido agredidas y en algunos de los casos violadas en las concentraciones anti-Morsi, seg¨²n informan varias ONG dedicadas a combatir esta lacra.
Desde hace meses, Tahrir se ha convertido en un foco especialmente peligroso, sobre todo durante las manifestaciones, cuando la plaza est¨¢ m¨¢s concurrida. Seg¨²n Human Rights Watch, desde el domingo hasta ayer las v¨ªctimas en la plaza ascienden a un centenar. ¡°El ¨¢rea no es segura. Recomendamos abandonarla, si es posible¡±, rezaba un tuit de Tahrir Bodyguard (guardaespaldas, en ingl¨¦s) el domingo. Las agresiones presentan unos patrones peculiares, diferentes de los que se registran en otros lugares de la ciudad, lo que ha llevado a muchos activistas a creer que est¨¢n orquestados.
¡°Los ataques est¨¢n siempre protagonizados por una turba que a veces puede llegar a incluir m¨¢s de 100 hombres. La acci¨®n se suele iniciar cuando un grupo de unos 15 hombres consigue rodear a la chica y separarla de sus acompa?antes¡±, cuenta Sabet. Seg¨²n esta joven voluntaria, enseguida se forman diversos corros de hombres. El primero arrastra a la mujer por el suelo, la golpea, la desnuda y la asalta sexualmente. El segundo y tercer grupo se encargan de que nadie se acerque. Si alg¨²n manifestante se aproxima para ayudar, le dicen que son amigos, o familiares de la chica, y que est¨¢n haciendo todo lo posible para rescatarla. La mayor¨ªa de las veces no es cierto.
Para las v¨ªctimas, el ataque puede durar desde unos pocos minutos hasta cerca de una hora. Y las consecuencias desde el punto de vista de la salud f¨ªsica o psicol¨®gica de la mujer son serias. Por ejemplo, una joven periodista extranjera fue violada el viernes tras ser amenazada con un objeto punzante y tuvo que ser intervenida de urgencia. La impunidad de los agresores es absoluta, ya que, desde noviembre, la polic¨ªa ha desaparecido de la plaza por temor a que su presencia se interprete como una provocaci¨®n.
¡°El domingo fue el peor d¨ªa. Se bati¨® el r¨¦cord de agresiones sexuales desde que empezamos nuestra labor. Pudimos rescatar a varias mujeres, pero no a todas¡±, comenta Zeinab Sabet, voluntaria de la ONG Tahrir Bodyguard, un grupo que ofrece informaci¨®n, cursos de autodefensa y tambi¨¦n protecci¨®n sobre el terreno. Ese d¨ªa, cuatro mujeres y siete hombres de la ONG patrullaron Tahrir con cascos y chaquetas amarillas, su sello distintivo. La asociaci¨®n, que se coordina con otras tres similares, cuenta con un apartamento en la misma plaza, donde las mujeres atacadas reciben una primera atenci¨®n.
El acoso sexual es una aut¨¦ntica epidemia en Egipto. Una agencia de la ONU public¨® el pasado mes de abril un estudio que ofrec¨ªa cifras escandalosas: un 99,3% de las mujeres encuestadas aseguraba haber sufrido alguna vez alg¨²n tipo de acoso sexual, entendido como seguimientos, mensajes lascivos, tocamientos o, en los casos m¨¢s graves, violaci¨®n.
¡°Es dif¨ªcil creer que sea espont¨¢neo. ?Por qu¨¦ solo sucede cuando hay manifestaciones?¡±, sostiene Sabet, convencida de que hay una motivaci¨®n pol¨ªtica detr¨¢s. Su objetivo: disuadir a las mujeres de que participen en las movilizaciones.
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