Cincuenta a?os de racionamiento
La libreta de abastecimiento, con la cual los cubanos compran peque?as cantidades de comida a precios subsidiados, cumple medio siglo En diciembre de 2010, Ra¨²l Castro prometi¨® su paulatina eliminaci¨®n
En la raci¨®n mensual de la libreta actualmente quedan cinco huevos, cuatro libras de az¨²car ¨Ctres de blanca, una de prieta-, siete libras de arroz, diez onzas de frijoles, diez onzas de aceite, cuatro onzas de caf¨¦ y media libra de pollo o mortadela o pescado -cuando hay- por persona y un kilo de sal por n¨²cleo, que quiere decir, por familia. A un n¨²cleo de cuatro personas, esto le alcanza para comer una semana. Tuvo tiempos mejores la libreta de abastecimiento, implantada por Fidel Castro el 12 de julio de 1963, hace ya medio siglo. Cuando alimentaba por todo un mes a una familia e inclu¨ªa carne de res, leche fresca, jabones, pasta dental y hasta cigarrillos a precios subsidiados, para paliar el comienzo de una sostenida crisis de escasez que el Gobierno cubano atribuye, desde entonces, al embargo econ¨®mico que mantiene Estados Unidos en su contra desde la d¨¦cada de 1960. El presidente Ra¨²l Castro habl¨® por primera vez de su posible eliminaci¨®n en 2010, cuando anunci¨® reformas al sistema econ¨®mico y social de la isla que paulatinamente ha comenzado a ejecutar.
¡°Estoy convencido de que varios de los problemas que hoy afrontamos tienen su origen en esta medida de distribuci¨®n que (¡) constituye una expresi¨®n manifiesta de igualitarismo que beneficia lo mismo a los que trabajan que a aquellos que no lo hacen¡±, dijo el presidente de Cuba y el menor de los hermanos Castro, el 18 de diciembre de 2010 ante el Parlamento. Tres meses antes, Ra¨²l hab¨ªa eliminado de la libreta los cigarrillos y los art¨ªculos para el aseo personal. Y en el campo, donde se supon¨ªa que pod¨ªan producirse por cuenta propia, hab¨ªan sido excluidos de la canasta los huevos y los frijoles.
El Gobierno no pod¨ªa darse el lujo, inform¨® Ra¨²l Castro entonces, de seguir importando caf¨¦ a tres mil d¨®lares la tonelada para mantener la cuota de abastecimiento. El cubano que quisiera tomar caf¨¦ puro, porque el caf¨¦ de la libreta viene mezclado con ch¨ªcharos, tendr¨ªa que producirlo en Cuba, dijo, y habl¨® de ¡°reducir gratuidades y subsidios¡±, en la misma medida en que se elevara ¡°la productividad del trabajo y la oferta de productos a la poblaci¨®n¡±. Entonces record¨® una an¨¦cdota: la vez que un funcionario vietnamita le pregunt¨® a su colega cubano c¨®mo era posible que ellos, que les ense?aron a sembrar caf¨¦ despu¨¦s de la guerra con Estados Unidos, fuesen ahora clientes de sus exportaciones. ¡°No s¨¦ qu¨¦ le habr¨¢ contestado el cubano. Seguro que le dijo: ¡®el bloqueo¡¯¡±, dijo Ra¨²l con sorna a los diputados de la Asamblea Nacional, que guardaron silencio absoluto y se arrellanaron en sus esca?os.
Cerca del 80% de los alimentos que se consumen en Cuba son importados. Los que se venden con subsidio a trav¨¦s de la libreta, le cuestan al r¨¦gimen m¨¢s de mil millones de d¨®lares anuales. Y los que se venden a precios libres en el mercado paralelo les cuestan a los cubanos cientos de veces m¨¢s. Con lo que vale una botella de aceite en una tienda donde se aceptan divisas (entre 2 y 3 d¨®lares, dependiendo del tama?o y la marca), se puede pagar la compra completa de una familia de cuatro con la libreta de racionamiento (valorada en unos 25 pesos cubanos, que equivalen a poco m¨¢s de un d¨®lar) y sobra dinero. Se estima que al menos el 60% de la poblaci¨®n se alimenta fundamentalmente de la canasta subsidiada. Como la raci¨®n mensual no alcanza, la mayor¨ªa debe adquirir a precios libres los productos que les faltan en las tiendas donde se paga con moneda dura, establecidas en la isla a mediados de la d¨¦cada de 1990; los pagan con sus salarios promedio de 20 d¨®lares al mes y con las divisas que env¨ªan sus familiares en la di¨¢spora.
La libreta ha ido mermando en p¨¢ginas y en productos cada vez que los apuros econ¨®micos se agudizan en Cuba. Ocurri¨® con fiereza en el per¨ªodo especial, derivado de la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el m¨¢s fuerte aliado de la isla. Y se prev¨¦ que su reducci¨®n ser¨¢ a¨²n mayor como consecuencia de la crisis econ¨®mica que actualmente atraviesa Venezuela, un socio que en su relaci¨®n comercial con La Habana aporta el equivalente al 21% del PIB local. No es coincidencia, sostienen analistas como el economista cubano Carmelo Mesa-Lago, que el aceleramiento de las reformas econ¨®micas, a partir de octubre de 2012, coincidiera con el agravamiento de la enfermedad del presidente Hugo Ch¨¢vez quien, al morir, fue despedido en la isla con honores.
¡°Fue una necesidad del pa¨ªs y hay que mantenerla hasta que hayan condiciones para liberarla (¡) Por lo menos garantiza lo elemental, las cosas m¨¢s o menos necesarias van para la casa¡±, opina Pedro Ruiz, un anciano que trabaja como celador nocturno en La Habana, seg¨²n informa Reuters. Juan Alberto D¨ªaz, un poco m¨¢s joven que Ruiz, emigr¨® de la isla hace 19 a?os, justo cuando apretaba el periodo especial y tambi¨¦n trabaja como vigilante en el supermercado Sedano¡¯s de la calle Flagler de Miami, que vende productos latinoamericanos a bajos costos. ¡°Es verdad que el comunismo te alimenta; no como el capitalismo, que te da las herramientas para que puedas valerte por ti solo. Pero si el Gobierno dice que me va a mantener a m¨ª y no me puede mantener, ?como le llamamos a eso?¡±, responde D¨ªaz a la misma pregunta, recostado de un afiche donde se promociona la bola de carne de res, en oferta, a 1,79 d¨®lares la libra.
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