Detenidos en Brasil siete agentes secretos por proteger a narcotraficantes
Los polic¨ªas recib¨ªan de los traficantes hasta 150.000 d¨®lares al a?o y una contribuci¨®n mensual para asegurales su protecci¨®n
Una vez m¨¢s se ha repetido en S?o Paulo, el mayor Estado del pa¨ªs con una poblaci¨®n semejante a la de Espa?a, lo de la zorra puesta a vigilar el gallinero. Siete agentes de polic¨ªa, entre ellos el jefe del Departamento de Represi¨®n al Narcotr¨¢fico (Denarc), Clemente Castilhone Junior, han sido detenidos acusados de ser recompensados con altas sumas de dinero por parte de los traficantes de droga para impedir que fueran investigados.
Los polic¨ªas detenidos, y otros tantos acusados del mismo crimen que est¨¢n a¨²n fugitivos, recib¨ªan hasta 150.000 d¨®lares al a?o de los narcos y una contribuci¨®n mensual para asegurales su protecci¨®n. Los traficantes recib¨ªan informaciones confidenciales de los agentes secretos destinada a espiarles a cambio de favores y para protegerles de las operaciones policiales.
Lo m¨¢s curioso es que entre ellos mismos hab¨ªa estallado una verdadera guerra. Cuando los traficantes olvidaban o se retrasaban en sus pagos, los polic¨ªas secretos secuestraban a familiares de los mismos para chantajearles y poder recibir a¨²n m¨¢s dinero a trav¨¦s de dichos secuestros. El personaje clave de la operaci¨®n criminal cay¨® en manos de las fuerzas del orden gracias a una operaci¨®n del ministerio p¨²blico de S?o Paulo que lleg¨® a la trama a trav¨¦s de escuchas telef¨®nicas, mientras investigaba a una cuadrilla de narcotraficantes en Campinas, interior de S?o Paulo.
El l¨ªder de los agentes detenidos, Castillone Junior, era el supervisor de la Unidad de Inteligencia del Denarc y actuaba en la agencia integradora de inteligencia de los gobiernos estatal y federal para combatir las olas de violencia que peri¨®dicamente se abaten sobre la ciudad de S?o Paulo. Ahora las autoridades reconocen que el Denarc, creado hace 25 a?os ha quedado anticuado en su estructura, desfasado de los modernos sistemas de inteligencia, lo que dio espacio a abusos como el que ahora investiga la polic¨ªa. Todos los detenidos junto con el jefe del Denarc eran funcionarios de dicho departamento destinado a espiar a los narcos.
Los delitos a los que deber¨¢n responder los siete agentes secretos detenidos, y otros cinco a¨²n no hallados, son secuestro de persona, robo, formaci¨®n de cuadrilla, tortura y asociaci¨®n para favorecer el tr¨¢fico de drogas.
El hecho reviste un inter¨¦s y gravedad especial ya que S?o Paulo lleva a?os golpeada por movimientos de violencia callejera a la que se le daban las m¨¢s diversas explicaciones, sin excluir las pol¨ªticas para desprestigiar a las autoridades del Estado m¨¢s rico del pa¨ªs y crear malestar y desconcierto popular. Hoy se descubre uno de los hilos que mov¨ªan esa violencia, donde importantes operaciones de tr¨¢fico de drogas eran protegidas por aquellos agentes de inteligencia llamados a desarticularlas.
La corrupci¨®n end¨¦mica en este pa¨ªs no s¨®lo es privilegio de la clase pol¨ªtica sino que est¨¢ fuertemente arraigada en las fuerzas policiales que a¨²n no han sido modernizadas al un¨ªsono del crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs y de la pujanza de las empresas. Se trata de unas fuerzas policiales mal preparadas y mal pagadas frente a todas las tentaciones de contaminaci¨®n del narcotr¨¢fico.
Ello explica que jefes importantes de los narcos puedan seguir, desde las c¨¢rceles de m¨¢xima seguridad, dirigiendo tranquilamente y en la mayor impunidad operaciones para desatar la violencia callejera. Lo hacen, muchas veces, para eludir otras tantas operaciones econ¨®micas de gran envergadura llevadas a cabo por los grandes traficantes de drogas nacionales e internacionales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.