Grietas en el Reino del Desierto
Un pr¨ªncipe y un funcionario saud¨ªes anuncian que rompen con el r¨¦gimen
¡°Anuncio mi deserci¨®n porque mi familia ha desestimado repetidamente las peticiones de reforma¡±, asegura en un v¨ªdeo colgado hoy viernes en YouTube una voz que se identifica como el pr¨ªncipe Khaled Bin Farhan al Saud. Es el segundo disidente saud¨ª en menos de un mes. El pasado lunes compareci¨® ante el National Press Club de Washington Harun Ahmed, un funcionario del Consulado de Arabia Saud¨ª en Houston que d¨ªas antes hab¨ªa roto con el r¨¦gimen de su pa¨ªs por la misma v¨ªa. A¨²n es pronto para saber si se trata de dos casos aislados o de las primeras grietas en la fortaleza de los Al Saud, pero algo se est¨¢ moviendo en el Reino del Desierto.
Ni el pr¨ªncipe Khaled, hijo de un antiguo embajador saud¨ª en Alemania, ni el funcionario Harun tienen cargos relevantes que les conviertan en disidentes de lujo. No se trata tampoco de activistas pol¨ªticos que se ven obligados a refugiarse fuera ante la persecuci¨®n de las autoridades. Se han lanzado sin paraca¨ªdas, en una decisi¨®n que carece de precedentes en el primer productor y exportador de petr¨®leo, parte de cuyas riquezas se utilizan para financiar un estado de bienestar de la cuna a la tumba a cambio de que sus beneficiarios no cuestionen a quienes les gobiernan. Al menos, hasta ahora.
S¨®lo en Bahr¨¦in, donde ya hab¨ªa un activismo pol¨ªtico previo, ha prendido la llama de la primavera ¨¢rabe. En el resto de la pen¨ªnsula ar¨¢biga las autoridades han logrado acallar el descontento
¡°Hay mucha gente que no est¨¢ contenta desde hace tiempo. No es una decisi¨®n que se toma en un d¨ªa. Poco a poco las cosas van empeorando y las posibilidades de cambio disminuyen¡±, explica Harun en conversaci¨®n telef¨®nica. A¨²n as¨ª, la gota que colm¨® su vaso fue la condena a diez a?os de c¨¢rcel a los fundadores de la Asociaci¨®n por los Derechos Civiles y Pol¨ªticos en Arabia (ACPRA en sus siglas inglesas) el pasado abril. ¡°Perd¨ª toda esperanza. Comprend¨ª que carece de sentido pedir a este Gobierno reformas o cambios¡±, declara.
Harun (en Arabia es habitual referirse a las personas por su nombre propio, pues el segundo suele ser el nombre del padre y no el apellido propiamente dicho) habla de ello en el v¨ªdeo de 11 minutos y 23 segundos que colg¨® el 3 de julio. En ¨¦l denuncia la corrupci¨®n de la familia real saud¨ª y su falta de respeto a los derechos humanos. ¡°Es tiempo de hablar de vuestra libertad¡±, anunciaba al presentarlo a la vez que ofrec¨ªa su n¨²mero de tel¨¦fono. Fue as¨ª como lleg¨® al National Press Club de la mano del Institute for Gulf Affairs, un centro de estudios que promueve las reformas democr¨¢ticas en las monarqu¨ªas de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga.
Sin embargo, s¨®lo en Bahr¨¦in, donde ya hab¨ªa un activismo pol¨ªtico previo, ha prendido la llama de la primavera ¨¢rabe. En el resto, o las autoridades han logrado acallar el descontento con prebendas (Om¨¢n y, en cierto modo, Kuwait) o ni siquiera se ha cuestionado el poder absoluto de las familias gobernantes (Qatar, Emiratos). En Arabia Saud¨ª, las protestas se han circunscrito a dos asuntos muy concretos: los presos sin juicio y la situaci¨®n de los chi¨ªes. A¨²n as¨ª, en los dos ¨²ltimos a?os el debate en las redes sociales ha revelado opiniones cr¨ªticas, en especial entre los j¨®venes de esos pa¨ªses.
¡°La primavera ¨¢rabe nos ha ense?ado el camino de la libertad¡±, admite Harun, que forma parte de esas nuevas generaciones que han descubierto el mundo a trav¨¦s de Internet. Nacido en Yeddah hace 34 a?os, estudi¨® en esa ciudad de la costa saud¨ª del Mar Rojo y luego ampli¨® su formaci¨®n en India. En 2006 empez¨® a trabajar en el Consulado saud¨ª de Bombay y tres a?os desp¨²es fue destinado a Houston, donde ejerc como agente consular en la secci¨®n de visados. All¨ª vive junto a su mujer y su hija de cuatro meses, a la que se oye en un momento del v¨ªdeo, grabado de forma casera.
Asegura que no est¨¢ afiliado con ning¨²n grupo y que nunca antes ha tenido ninguna actividad pol¨ªtica. De hecho, da la impresi¨®n de no haber planeado demasiado el foll¨®n en el que se met¨ªa. Su decisi¨®n no s¨®lo significa que ha perdido su trabajo sino que no puede regresar a su pa¨ªs, e incluso cabe la posibilidad de que le retiren la nacionalidad.
?Espera obtener asilo pol¨ªtico en Estados Unidos? ¡°He hablado con un abogado y va a solicitarlo¡±, responde sin mucha convicci¨®n. De lo que s¨ª se muestra seguro es del paso que ha dado. ¡°Tengo que completar esta viaje, incluso si lo hago s¨®lo. No s¨¦ lo que me espera, pero no me importa. Lo que cuenta es decir al mundo que el Gobierno que tenemos no es bueno¡±, subraya nervioso.
No parece un hombre acostumbrado a llamar la atenci¨®n. Adem¨¢s, pesa sobre ¨¦l la responsabilidad de una familia. ¡°Mi esposa no apoy¨® mi decisi¨®n, pero tampoco trat¨® de frenarme. Ahora, ha decidido quedarse conmigo¡±, cuenta sin poder evitar que su voz denote la preocupaci¨®n que eso le plantea. Sabe que no hay vuelta atr¨¢s.
¡°Me han dicho que si voy a Riad y pido perd¨®n, recuperar¨¦ mi trabajo y se arreglar¨¢ todo, pero s¨¦ que es una trampa y que me meter¨¢n en la c¨¢rcel. No voy a volver. He asumido un riesgo, pero sin riesgos no hay cambio¡±, concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Primavera ¨¢rabe
- V¨ªdeo
- Youtube
- Derechos humanos
- Arabia Saud¨ª
- Soportes audiovisuales
- Audiovisuales
- Pen¨ªnsula ar¨¢biga
- Revoluciones
- Producci¨®n audiovisual
- Oriente pr¨®ximo
- Televisi¨®n
- Empresas
- Medios comunicaci¨®n
- Econom¨ªa
- Comunicaci¨®n
- Redes sociales
- Internet
- Telecomunicaciones
- Comunicaciones
- Protestas sociales
- Malestar social
- Problemas sociales
- Sociedad