?Cu¨¢ndo empez¨® el recreo?
El ministro de Exteriores espa?ol, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo, ha decretado el final de recreo. Se refer¨ªa a Gibraltar pero alud¨ªa directamente a la pol¨ªtica de su predecesor, Miguel ?ngel Moratinos. En un momento en que el Gobierno y sobre todo su presidente se hallan cuestionados por sus responsabilidades en los asuntos de corrupci¨®n, viene como anillo al dedo una crisis que tenga dos efectos simult¨¢neos: desalojar de las tertulias y los titulares de peri¨®dicos de espacios informativos el caso B¨¢rcenas y proyectar sobre los socialistas en general los males que sufre Espa?a gracias al recreo decretado por Zapatero y a cuya interrupci¨®n no quiere adherirse Rubalcaba.
Este tipo de proyectos, ocurrencias en su lenguaje, son del mismo calibre que los intentos de encontrar una vida intermedia entre las reivindicaciones de mayores cotas de autogobierno de las nacionalidades hist¨®ricas y el mantenimiento del v¨ªnculo constitucional espa?ol. No interesa la voluntad de los gibraltare?os como no interesa tampoco la de los vascos o los catalanes. Si mucho se apura la situaci¨®n, apenas interesa la voluntad de los espa?oles, con tal de que se exprese en unas elecciones cada cuatro a?os y devuelvan la mayor¨ªa natural y absoluta a quienes les corresponde gobernar casi por mandato de la historia, ya que no de los designios divinos.
Las ventajas t¨¢cticas, sobre todo de consumo interno, son estupendas. No lo son tanto las externas. Espa?a solo puede esperar el auxilio de Cristina Kirchner y compa?¨ªa. Basta con leer la prensa internacional para hacerse una idea del disparate. El ministro de Defensa, Pedro Moren¨¦s, que sabe lo que valen un peine, un submarino y un drone, est¨¢ intentando quitarle hierro al conflicto y devaluar su contenido pol¨ªtico. La OTAN todav¨ªa es algo serio. Nada suscita m¨¢s desconfianza entre los pa¨ªses solventes que los irredentismos anacr¨®nicos y desproporcionados. La Uni¨®n Europea y las relaciones bilaterales con Londres no se merecen esta crisis. Espa?a es menos fiable desde que termin¨® el recreo.
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