Las mezquitas como campo de batalla
Los islamistas persisten en refugiarse en templos mientras la polic¨ªa intenta impedir que acampen
Es ya pr¨¢ctica habitual que los manifestantes islamistas, desesperados e iracundos, se encierren en una mezquita. Tras una nueva jornada de violencia, el viernes, en la que murieron al menos 173 personas en todo Egipto (83 en El Cairo), un millar de ellos entr¨® en el templo de Al Fatah, en la c¨¦ntrica plaza de Rams¨¦s. All¨ª hab¨ªan llegado al menos 20 cad¨¢veres de fallecidos en el caos que engull¨® la calle. Los cuerpos salieron, reclamados por sus familiares, que tem¨ªan que la polic¨ªa o el Ej¨¦rcito los quemaran como sucedi¨® el mi¨¦rcoles en la carga contra las acampadas en Ciudad Nasser y en la plaza Al Nahda. En su interior quedaron los islamistas, que, de nuevo, tuvieron que ser sacados a la fuerza.
Pasado el mediod¨ªa, alguien dispar¨® desde el minarete de la mezquita. Hubo fuego cruzado con los soldados y los agentes de polic¨ªa que hab¨ªan cercado el templo. Fuera, una mujer gritaba desesperada: ¡°D¨¦jenme entrar, mi hijo est¨¢ dentro¡±. No pudo superar la valla, ni la impenetrable fila de soldados armados con fusiles, uno de ellos con un ca?¨®n para lanzar botes de humo. En una escena ya com¨²n en El Cairo desde el golpe de Estado, cayeron disparos sobre la plaza sin que nadie supiera qui¨¦nes eran sus autores ni de d¨®nde ven¨ªan, en un caos general m¨¢s propio de un Estado en anarqu¨ªa que de un pa¨ªs, como dicen sus gobernantes, que est¨¦ siendo reconducido a la democracia.
Con los islamistas encerrados en la mezquita, fuera se hab¨ªa concentrado un grupo de civiles, muchos de ellos armados con palos, los menos con armas de fuego, que esperaban para recibir a los seguidores de la Hermandad d¨¢ndoles lo que consideraban su merecido, si es que no se encargaban de ello los agentes o los soldados. ¡°Estamos actuando contra el terrorismo¡±, dijo uno de los civiles, Bassem, de 23 a?os. ¡°Los Hermanos Musulmanes no han admitido que han perdido el poder y ahora se dedican a atacar edificios p¨²blicos y a encerrarse en mezquitas. Son una amenaza a la seguridad, y tenemos que actuar contra ellos. El Ej¨¦rcito necesita nuestra ayuda¡±, a?adi¨®.
Las fuerzas de seguridad y los seguidores de Morsi intercambian disparos en el recinto de la mezquita
Los soldados miraban impert¨¦rritos sin levantar un dedo por detener o dispersar a esta nueva ola de vigilantes que han hecho de las calles de El Cairo su campo de batalla. Posteriormente la cofrad¨ªa dijo que no hab¨ªa forma de que los encerrados en la mezquita accedieran al minarete y dispararan desde ¨¦l a la multitud concentrada en la plaza. ¡°El im¨¢n de la mezquita de Al Fatah confirma que el minarete tiene dos entradas y solo se puede acceder a ¨¦l desde fuera de la mezquita, que est¨¢ bajo control total del Ej¨¦rcito¡±, dijo la Hermandad en su cuenta oficial de la red social de Twitter.
De la mezquita salieron primero mujeres y ni?os. Los agentes fueron ganando terreno poco a poco. Emplearon durante la noche gas lacrim¨®geno, y fueron avanzando metro a metro, hasta dejar a varios cientos de islamistas encerrados en unas dependencias en su interior, a las que cortaron el acceso. Por la tarde, lograron entrar en ellas para llevarse detenidos a los parapetados en el templo. La v¨ªspera, en el Viernes de la ira, hubo m¨¢s de mil detenidos, a los que acusan ahora de alterar el orden p¨²blico y atacar edificios p¨²blicos.
¡°Creen que con el estado de excepci¨®n y todas estas cargas policiales van a acallarnos y nos van a robar el derecho a expresar nuestras opiniones¡±, dijo Islam Said Abdal¨¢, de 34 a?os, que el viernes acudi¨® a manifestarse en la plaza de Rams¨¦s. Se refugi¨® en la mezquita, pero logr¨® abandonarla antes de que comenzara el cerco policial. ¡°Estuve en las acampadas y acudir¨¦ a protestar a todas las manifestaciones. Ya nos han agredido y masacrado. ?Qu¨¦ m¨¢s nos pueden hacer?¡±.
El objetivo de las fuerzas de seguridad es claro: no permitir que los islamistas vuelvan a acampar o parapetarse en torno a mezquita alguna. Ya murieron m¨¢s de 600 personas en los asaltos del mi¨¦rcoles, tras m¨¢s de seis semanas de acampada. Y el Gobierno interino quiere proyectar, a toda costa, la imagen de que Egipto vuelve a la normalidad, aunque las escenas vistas ayer en el centro de El Cairo indiquen que sucede exactamente lo contrario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.