¡°Me puse el casco y sal¨ª en moto por Brasilia¡±, revela Dilma Rousseff
La presidenta brasile?a se pasea por la capital para huir del protocolo y tomar contacto con la realidad del pa¨ªs
A la presidenta brasile?a Dilma Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), le entraron de repente ganas de salir por las calles de Brasilia, para sentirse libre unos momentos. Y lo hizo en moto. A escondidas. ¡°Me coloqu¨¦ el casco y sal¨ª corriendo en moto¡±, revel¨® la mandataria al ministro de Minas y Energ¨ªa, Edison Lob?o, que pens¨® que se trataba de una broma. Era cierto y lo cuenta esta ma?ana el diario Folha de S?o Paulo.
Lo que nadie a¨²n ha podido saber es si Dilma fue de paquete o condujo ella misma. Esta ¨²ltima posibilidad es poco probable porque el departamento de Presidencia ha confirmado que ella no tiene permiso para conducir ese tipo de veh¨ªculos.
La escena podr¨ªa haber sido complicada: un guardia de tr¨¢fico para a la Presidenta y le pide el carnet. Ve que se trata de Dilma y se echa a temblar. Es pura ficci¨®n.
Lo cierto es que, encerrada en su castillo de oro, la exguerrillera que lucha por recuperar la popularidad perdida durante las protestas callejeras del pasado junio contra el Gobierno, quiso hacer ¡°a la Papa Francisco¡±, una escapada por las calles de la capital.
¡°Ni ¨¦l lo supo¡±, cont¨® Dilma al ministro refiri¨¦ndose a Marcos Ant?nio Amaro, jefe de seguridad de Presidencia que estaba presente en la conversaci¨®n. Eso es lo que ella se cre¨ªa, pues Amaro cont¨® a su vez: ¡°S¨ª lo supe y mand¨¦ que la acompa?asen¡±. Le explic¨® a Dilma que, al saber que se hab¨ªa fugado, mand¨® a un equipo seguirla a distancia para no robarle la aventura.
La presidenta describi¨® lo que sinti¨® durante su paseo por la ciudad: ¡°El placer de saborear los aires de Brasilia¡±. Era m¨¢s bien un eufemismo, estos d¨ªas la capital pasa por momentos extremos de sequ¨ªa y la humedad alcanza niveles saharianos. Pero ella fantase¨® con sentir el aire fresco al salir del palacio presidencial.
Como recuerda Valdo Cruz en Folha, los gobernantes, aprisionados por el poder que les rodea, ¡°acaban olvid¨¢ndose hasta de c¨®mo se abre una puerta con las propias manos¡±. El ministro Lob?o, orgulloso de la confidencia de su jefa, se atrevi¨® a rega?arla como un padre a una hija rebelde: "No puede preocuparse s¨®lo de usted, sino de 200 millones de brasile?os¡±. Dilma le agradeci¨® la preocupaci¨®n y respondi¨®: ¡°Ministro, la vida est¨¢ llena de riesgos. Todo lo que hacemos en la vida comporta riesgos¡±. El Papa Francisco, a su paso por Brasil, contagi¨® con sus travesuras y escapadas a la mism¨ªsima presidenta.
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