Un candidato experto en pol¨¦micas
La carrera de Steinbr¨¹ck est¨¢ marcada por su talento para superar sus errores
Es descortes¨ªa inevitable que en las ruedas de prensa compartidas por dos l¨ªderes de pa¨ªses diferentes acabe cayendo alguna pregunta que solo ata?e a uno de ellos. Le tocaba en noviembre a Peer Steinbr¨¹ck, candidato de los socialdem¨®cratas alemanes a las elecciones de hoy, escuchar de boca de la int¨¦rprete una pregunta sobre la diada de Catalu?a a su colega espa?ol Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Su rudimentario castellano alcanz¨® para entender el asunto y, cuando se dispon¨ªan a traducirle, Steinbr¨¹ck declin¨® con un gesto de desinter¨¦s para dar por terminado el encuentro. Desde entonces ha tenido innumerables ocasiones de demostrar su temperamento cortante y una falta de tacto que aspira a presentar ante los votantes como propia de alguien que "habla claro".
Su designaci¨®n como candidato para medirse con Angela Merkel empez¨® mal, sigui¨® peor y, desde el verano, parec¨ªa que solo pod¨ªa mejorar. As¨ª fue hasta hace 10 d¨ªas, cuando la publicaci¨®n de retrato suyo haciendo una peineta devolvi¨® a los peri¨®dicos m¨¢s sesudos la cuesti¨®n de si un hombre que se hace fotografiar as¨ª puede ser canciller. Al final de una campa?a que hab¨ªa fracasado en su aspiraci¨®n de convencer a los alemanes de que no todo es perfecto en el pa¨ªs de Merkel, la foto quer¨ªa demostrar que est¨¢ dispuesto a asumir riesgos y a situarse en este punto en las ant¨ªpodas de la archiprudente canciller.
Ambos se conocen bien, porque Steinbr¨¹ck fue su ministro de Hacienda durante la Gran Coalici¨®n entre democristianos y socialdem¨®cratas que precedi¨® a la legislatura que termina ahora. Queda en la retina de los alemanes aquella tarde de 2008 en la que comparecieron juntos para prometer que Alemania avalaba todas las cuentas de ahorro del pa¨ªs. Las finanzas mundiales se tambaleaban tras el hundimiento. La garant¨ªa de Merkel y Steinbr¨¹ck, arriesgada y seguramente impracticable, contribuy¨® a calmar los ¨¢nimos y a evitar que los alemanes vaciaran sus cuentas bancarias al d¨ªa siguiente.
Preguntada por "la tarea casera que mejor se le da a su marido", Gertrud Steinbr¨¹ck responde: "Leer". Al candidato le gusta citar a Goethe para criticar "el silencio sobre las cumbres" que impera tras cada encuentro europeo para encarrilar la crisis. Recordando los d¨ªas despu¨¦s de la ca¨ªda de Lehman Brothers, el socialdem¨®crata suena nietzscheano: "Mir¨¦ dentro del abismo". El fil¨®sofo advierte de que, cuando esa mirada se prolonga, "el abismo mirar¨¢ dentro de ti". La izquierda de su propio partido acusa a Steinbr¨¹ck de proximidad y reciprocidad con los mercados e instituciones financieras que ahora, en campa?a, propone "domesticar" si gana. A los alemanes que lamentan los astron¨®micos rescates bancarios aprobados durante su mandato en la Gran Coalici¨®n les cuesta creer en esta evoluci¨®n hacia la izquierda. Pero quienes consideran que los rescates eran necesarios para evitar el descalabro financiero del pa¨ªs recelan de este nuevo af¨¢n regulatorio.
Precisamente en los bancos empez¨® Steinbr¨¹ck a arruinar la imagen de competencia y arrojo ganada junto a Merkel entre 2005 y 2009. Su desastroso inicio de campa?a empez¨® hace un a?o con la controversia por los jugosos emolumentos que cobraba cuando, a¨²n diputado federal en el Bundestag, daba discursos para grandes empresas, bancos e instituciones pr¨®ximas a la patronal. Apenas se calmaba aquello cuando empez¨® a labrarse una nueva imagen de descaro y torpeza cuando lament¨® que el canciller no gana lo suficiente. Muchos se frotaban los ojos ante el titular, pregunt¨¢ndose si de veras ese ser¨ªa el programa socialdem¨®crata. Sigui¨® una ristra inusitada de inconveniencias. Solo a partir del verano ha conseguido dar alguna credibilidad a unas propuestas electorales escoradas a la izquierda para cauterizar algunas de las brechas abiertas en el electorado socialdem¨®crata por los recortes sociales del canciller Gerhard Schr?der (1998-2005).
Como en 2008, Steinbr¨¹ck necesit¨® la cercan¨ªa de Merkel para sellar la recuperaci¨®n de su popularidad. Ofreci¨® una buena muestra de locuacidad, rapidez y competencia en los temas clave de la pol¨ªtica alemana. Merkel tambi¨¦n estuvo mejor de lo esperado, pero ¨¦l se adelant¨® al final hasta arrinconarla en dos momentos breves. A¨²n as¨ª, a la victoria le falt¨® un gancho para el KO.
Steinbr¨¹ck naci¨® en 1947 en Hamburgo, en el seno de una acomodada familia hanse¨¢tica. En sus m¨ªtines, el candidato admite que fue mal estudiante y que repiti¨® dos cursos. Esta es otra gran diferencia con Merkel. Tambi¨¦n se meti¨® en pol¨ªtica mucho m¨¢s joven que ella, con su ingreso en el SPD en 1969. Trabaj¨® para el ex canciller Helmut Schmidt, hoy figura pol¨ªtica venerada por millones de alemanes. ?l lo lanz¨® a las quinielas de candidatura desde la portada del semanario Der Spiegel bajo el titular "?l puede".
Pero el candidato ten¨ªa un problema nacido en 2005. Su biograf¨ªa pol¨ªtica est¨¢ manchada por una grandiosa derrota que aceler¨® el fin del Gobierno de Schr?der. Ese a?o, Steinbr¨¹ck, que era el candidato de su partido en las regionales en Renania del Norte-Westfalia, acosado por el apoyo que brind¨® a la famosa Agenda 2010 impulsada por Schr?der en 2003, cosech¨® el peor resultado de su partido desde 1954. Acab¨® con la hegemon¨ªa pol¨ªtica del SPD en el estado m¨¢s poblado del pa¨ªs, considerado un basti¨®n de los socialdem¨®cratas. Oblig¨® al canciller Schr?der adelantar las elecciones en un a?o. En 2005, Merkel se convirti¨® en la canciller de Alemania y Steinbr¨¹ck fue nombrado ministro de Hacienda.
Entonces hizo honor a los elogios que recibir¨ªa m¨¢s tarde del legendario Helmut Schmidt. En plena crisis financiera, el ministro dise?¨®, al m¨¢s puro estilo keynesiano, paquetes de est¨ªmulo y rescate que inclu¨ªan 480.000 millones de euros para los bancos en problemas, 115.000 millones para ayudar a las empresas y 80.000 millones para dos programas destinados a estimular la econom¨ªa interna.
"La idea era combatir el fuego con fuego", dijo Steinbr¨¹ck m¨¢s tarde. Olvidaba mencionar que en 2008 hab¨ªa declarado que el sistema bancario no necesitaba rescates.
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