El choque entre autoridades y grupos de autodefensa eleva la tensi¨®n en Guerrero
Los polic¨ªas comunitarios reivindican la liberaci¨®n de los detenidos en el estado mexicano, sacudido por la violencia y el narcotr¨¢fico
Dos bandos de hombres armados pelean a pu?etazos y empujones tratando de arrebatarse los fusiles de las manos. Unos son corpulentos, van uniformados y portan grandes armas autom¨¢ticas: son la polic¨ªa municipal de Titxla (un pueblo de 22.000 habitantes en el Estado de Guerrero, en la costa del Pac¨ªfico de M¨¦xico). Los otros son menudos, visten camisetas verde olivo y lucen -en su mayor¨ªa- viejas escopetas: son miembros del grupo de autodefensa ind¨ªgena conocidos como polic¨ªa comunitaria. Unos y otros se insultan, se amenazan y forcejean de forma agresiva pero, extra?amente nadie dispara. Finalmente los escasos oficiales no pueden contener a los cientos de comuneros, que toman el ayuntamiento el lunes 26 durante cinco horas para exigir la liberaci¨®n de sus compa?eros detenidos. Ante el caos de la trifulca, la gente del pueblo entra en p¨¢nico y huye, excepto el periodista que grab¨® este video. ¡°Estuvieron a punto de acabar a balazos¡±, cuenta Jorge Garc¨ªa, asesor del ayuntamiento.
La situaci¨®n es la siguiente: en los pueblos de la regi¨®n Guerrero los narcos controlan la justicia a su antojo; roban, matan, secuestran y extorsionan a la gente pidi¨¦ndoles dinero a cambio de seguridad. ¡°La polic¨ªa nunca actu¨® contra ellos. Por eso se formaron los grupos de autodefensa. Tomaron las armas, les plantaron cara y hoy les mantienen a raya¡±, cuenta el periodista Bernardo Torres de la Agencia de Noticias Guerrero. Seg¨²n cifras de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), formada en 1995, la delincuencia ha disminuido un 90% desde que ellos cuidan de pueblos como Olinal¨¢, Tixtla o Ayutla. Sin embargo no todo es paz y tranquilidad en estos lugares. Desde hace meses los comuneros mantienen continuos enfrentamientos contra la polic¨ªa y el ej¨¦rcito. ¡°No recomendar¨ªa a nadie venir por aqu¨ª. Esto se est¨¢ poniendo canijo (peligroso)¡±, reconoce una fuente del Gobierno de Guerrero que prefiere no identificarse.
"Yo no le tengo miedo a los sicarios o a la delincuencia organizada, yo le tengo miedo al Gobierno, que el Gobierno me desaparezca (¡) son los que nos est¨¢n atacando¡±. Estas palabras -reproducidas por la web Caminante TV-?de la l¨ªder comunitaria de Olinal¨¢, Nestora Salgado, definen por s¨ª mismas el recelo mutuo entre las autoridades y los grupos de autodefensa ind¨ªgenas. El pasado 22 de agosto cientos de militares llegaron a la comunidad de El Para¨ªso, en el municipio de Ayutla los Libres y detuvieron a 20 comunitarios. Entre ellos estaba la citada Nestora Salgado, que el d¨ªa 27 fue acusada del secuestro de seis personas y encarcelada por la Fiscal¨ªa.
En el video del asalto, la Agencia de Noticias de Guerrero capt¨® a uno de los comunitarios portando una subametralladora G36 de fabricaci¨®n alemana (un arma potente que se usaba en Afganist¨¢n y que es ilegal en M¨¦xico). ?De d¨®nde lo sacaron? Fuentes policiales piensan que probablemente los mismos narcos se las vendieron.
El gobernador de Guerrero, ?ngel Aguirre Rivero, amenaza con imponer un decreto para acabar con las autodefensas. Por su parte, el l¨ªder de los comunitarios de Tixtla, Gonzalo Molina, amenaz¨® con incrementar los ataques si no se libera ?a sus compa?eros: ¡°El Gobierno ha secuestrado a Nestora Salgado y pensamos que la est¨¢n torturando y que por eso no la quieren presentar ante los medios¡±.
Para los partidarios de las autodefensas ind¨ªgenas es natural que la gente se organice contra la violencia de los narcos y la negligencia policial. Para otros, como el periodista Sergio Gonz¨¢lez Rodr¨ªguez (cronista y autor de libros como Huesos en el desierto, 2004) el tema es m¨¢s complejo: ¡°En este tema confluyen tres inercias: Una, la falta sistem¨¢tica de respeto a los derechos humanos por parte de las fuerzas armadas. Dos, el poder corruptor de los c¨¢rteles de las drogas. Y tres, la ideolog¨ªa contra-institucional af¨ªn al comunismo revolucionario. El surgimiento de las ¡®auto-defensas comunitarias¡¯ representa una vertiente de la paramilitarizaci¨®n regional que delata la crisis del sistema pol¨ªtico¡±.
Un Estado en constante tensi¨®n
Guerrero es uno de los estados m¨¢s pobres del pa¨ªs. En estado de revuelta constante por las protestas de los maestros contra la reforma educativa, el antiguo para¨ªso tur¨ªstico es hoy escenario de una guerra entre diversos grupos criminales que luchan todos contra todos y que alternan su negocio de la droga con la delincuencia com¨²n. La situaci¨®n de anarqu¨ªa absoluta y de incapacidad de hacer frente a la violencia, ha desembocado en lo que se puede calificar como desgobierno o Estado fallido.
La zona monta?osa de Guerrero sobrevive sitiada por varios grupos de narcotraficantes, entre ellos la banda de Los Rojos, que no contentos con la rentabilidad de la droga, decidieron extorsionar a los vecinos cobr¨¢ndoles impuestos por vivir en su propia casa, por usar las cantinas, por disponer de su propio negocio y por saltarse los badenes de las calles. Los habitantes de Ayutla se hartaron de tanta extorsi¨®n y se armaron. Organizaron sus polic¨ªas comunitarias y decidieron hacer frente a las bandas criminales.
El t¨¦rmino de ¡®Autodefensas¡¯, o ¡®Polic¨ªas comunitarias¡¯ puede llevar a la confusi¨®n. En la pr¨¢ctica se trata de agrupaciones ind¨ªgenas que reivindican la autodeterminaci¨®n de usos y costumbres, ley aplicada por primera vez al calor de las reivindicaciones zapatistas en 1996. Tlapanecos, mixtecos, amuzgos y otras 70 comunidades ind¨ªgenas participan en las labores de estos grupos.
Varios habitantes de Guerrero consultados por EL PA?S aseguran que la situaci¨®n se est¨¢ tornando insostenible desde hace varios meses. Incluso las ONGs tienen problemas para entrar a los municipios a entregar ayuda humanitaria. ¡°Hay que pasar varios retenes de gente armada donde te monitorean y te hacen todo tipo de preguntas. No voy a volver hasta que esto se calme, porque no quiero exponer al peligro a mis voluntarios¡±, cuenta un miembro de una organizaci¨®n encargada de llevar comida y ropa a los ni?os de Ayutla. Los miembros de la CRAC tampoco se prestan a hacer declaraciones a periodistas desconocidos: ¡°Ciertamente el Gobierno est¨¢ reprimiendo a varios compa?eros inocentes que brindan seguridad a su poblaci¨®n y a su familia¡±, dice un comunitario que responde al tel¨¦fono. Despu¨¦s cuelga.
Jorge Garc¨ªa, asesor del ayuntamiento de Tixtla, reconoce que desde el principio la gente apoyaba a las autodefensas, ¡°pero con este tipo de comportamientos solo causan p¨¢nico y caos, justamente lo que pretenden combatir. ?No se dan cuenta de que estamos en el mismo bando!¡±. Seg¨²n Bernardo Torres, periodista de Chilpancingo, a pesar de todo, la gente sigue apoyando a los comunitarios: ¡°Es la primera vez que cometen un exceso as¨ª. Y adem¨¢s se trata de un grupo que no est¨¢ bajo el control de la CRAC. Como va acabar no lo s¨¦, solo s¨¦ que la gente est¨¢ dispuesta a todo para defender su libertad, ya no conf¨ªan en autoridades¡±.
Tras la humillaci¨®n de los polic¨ªas en Tixtla, el ej¨¦rcito pas¨® al contraataque. El 27 de agosto en el municipio guerrerense de Cruz Grande, cientos de militares llegaron con tanquetas y furgones y acorralaron y desarmaron a un centenar de comunitarios. En esa ocasi¨®n, seg¨²n muestra el video de Milenio, los soldados uniformados de camuflaje forcejearon con los comunitarios a golpes, pero sin tiros. Los mismos empujones y aspavientos de patio de colegio que en el asalto de Tixtla, la misma forma torpe y casi infantil de ganar una pelea sin matarse en el intento. Mientras, el enemigo com¨²n -el narco- sigue campando a sus anchas por el estado de Guerrero. Y contra ellos no sirven los empujones ni los pu?etazos.
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