La justicia mexicana decide mantener en prisi¨®n al maestro ind¨ªgena Patisht¨¢n
Un tribunal colegiado declar¨® infundadas las pruebas que presentaron los abogados del activista tzotzil, condenado a 60 a?os por asesinato Solo queda el recurso de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para obtener su libertad
La justicia mexicana se ha pronunciado. Alberto Patisht¨¢n, el maestro ind¨ªgena condenado en un juicio lleno de irregularidades a 60 a?os de c¨¢rcel por el supuesto asesinato de siete polic¨ªas en el a?o 2000, seguir¨¢ preso. Despu¨¦s de dos d¨ªas de ayunos, oraciones, ofrendas mayas y reivindicaciones bajo el edificio del Consejo de Judicatura Federal de la capital mexicana, m¨¢s de 80 activistas encabezados por su hijo H¨¦ctor de 17 a?os, esperaban ansiosos el anuncio de su liberaci¨®n. La sensaci¨®n de esperanza era inmensa. Pero ocurri¨® lo peor. El tribunal colegiado con sede en Tuxtla Guti¨¦rrez (capital de Chiapas) decidi¨® que las pruebas de su inocencia fueron infundadas. El ambiente optimista y festivo se convirti¨® en desolaci¨®n, llanto y en un grito de lucha que personific¨® el hijo de Patisht¨¢n entre l¨¢grimas: ¡°La ley mexicana no representa al pueblo, sino a los poderosos¡±.
La justicia en M¨¦xico es para los ricos, solo sirve para cuidar a los narcotraficantes. Nadie puede sentirse seguro en un pa¨ªs as¨ª¡± Rogelio Ruedas Segura
¡°Estamos profundamente decepcionados con este poder judicial que libera a narcos y asesinos y encarcela a los pobres y a los luchadores sociales¡±, declar¨® el abogado Sandino Rivero al conocer la decisi¨®n judicial. La defensa de Patisht¨¢n?ha afirmado que acudir¨¢ a la Corte Internacional de Derechos Humanos (CIDH) para seguir presentando argumentos jur¨ªdicos y pruebas que muestran la completa inocencia del maestro tzotzil.
Los hechos se produjeron hace 13 a?os en el coraz¨®n del levantamiento zapatista. En un proceso plagado de irregularidades, se le culp¨® de ser el autor intelectual de una emboscada producida en una zona selv¨¢tica del Estado de Chiapas en la que murieron siete polic¨ªas. Los magistrados han decidido ignorar las m¨²ltiples alegaciones, pruebas y testimonios que demuestran que Patisht¨¢n, un popular activista ind¨ªgena enfrentado con las autoridades, no estaba en el lugar del crimen.
H¨¦ctor Patisht¨¢n, un chico delgado de tan s¨®lo 17 a?os, encabeza el Comit¨¦ por la libertad de su padre, que cuenta con el apoyo de m¨¢s de 10 organizaciones sociales, entre ellas el movimiento Yo soy 132, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad liderado por el poeta Javier Sicilia y Amnist¨ªa internacional, que reuni¨® 16.000 firmas para pedir la liberaci¨®n del maestro. Tras dos semanas de actos, ayunos y discursos reivindicativos, el joven se mostraba optimista. ¡°Mi pap¨¢ lleva 13 a?os en la c¨¢rcel y est¨¢ casi ciego por culpa de un c¨¢ncer que fue diagnosticado mal y tarde. La justicia mexicana nos ha robado todo este tiempo de vida y ahora tiene que recompensarnos. Esta lucha no se acaba porque vayan a liberar a mi pap¨¢. Esto es una lucha por las injusticias de este pa¨ªs, por los derechos de los ind¨ªgenas y de los desaparecidos y asesinados de todo M¨¦xico. Quiero decir a todos los mexicanos que debemos estar unidos en la lucha y que juntos podemos mover monta?as¡±, declaraba minutos antes de conocerse el veredicto.
"Pero la justicia volvi¨® a fallar al pueblo¡±, declar¨® Sandino Rivero, abogado de Patisht¨¢n. Al darse a conocer el dictamen, el hijo del condenado sali¨® del edificio, una mole de cemento y cristal situado en el sur de la Avenida Insurgentes, arropado por el resto de integrantes del comit¨¦. Los rostros reflejaban sorpresa y desesperaci¨®n. Muchos de los presentes lloraron al conocer la noticia y, sobre todo, al contemplar el rostro desencajado de H¨¦ctor. Entre ellos estaba el activista Ra¨²l Romero: ¡°Nadie puede entender a un pa¨ªs que deja libres a los asesinos y a los narcotraficantes y encarcelan a personas como Patisht¨¢n, considerado un s¨ªmbolo de justicia y solidaridad en todo M¨¦xico. ?C¨®mo pretenden que renunciemos a la libertad de Patisht¨¢n? Renunciar a su libertad es renunciar a la libertad de los ind¨ªgenas de M¨¦xico y de todos los mexicanos. No nos moveremos de aqu¨ª hasta que liberen al maestro¡±.
En la protesta organizada por el Comit¨¦ por la liberaci¨®n de Patisht¨¢n se llev¨® a cabo una ofrenda maya con velas y ma¨ªz de distintos tipos, se rezaron oraciones, se recitaron poemas y hasta se cantaron corridos y temas de reggae. Algunos granaderos (polic¨ªas antidisturbios) charlaron cordialmente con los miembros indigenistas. Uno de ellos incluso le escribi¨® una carta a Patisht¨¢n, en la que dec¨ªa: ¡°Ojal¨¢ te recuperes pronto y te dejen libre¡±. Los l¨ªderes corearon esl¨®ganes reivindicativos: ¡°Si Zapata vivirera en la madre les pusiera¡± o ¡°Alberto aguanta, el frente se levanta¡±, tras los cuales los presentes levantaban las manos y las agitaban al igual que en las protestas espa?olas del 15M. ¡°Es la forma ancestral mexica de aplaudir¡±, asegur¨® Laura, miembro del movimiento Yo soy 132.
En las ¨²ltimas semanas han salido de la c¨¢rcel, en pol¨¦micas decisiones judiciales, tanto el narcotraficante Rafael Caro Quintero como el asesino intelectual del periodista Manuel Buend¨ªa, Jos¨¦ Antonio Zorrilla. Rogelio Ruedas Segura, otro de los l¨ªderes del comit¨¦ de apoyo a Patisht¨¢n, fue contundente en este ?punto: "La justicia en M¨¦xico es para los ricos, solo sirve para cuidar a los narcotraficantes. Nadie puede sentirse seguro en un pa¨ªs as¨ª¡±.??El militante a?adi¨® que firmar la liberaci¨®n de Patisht¨¢n ser¨ªa ¡°comenzar una reacci¨®n en cadena¡± que obligar¨ªa a revisar un mont¨®n de procesos judiciales irregulares en los que tampoco se preserv¨® la presunci¨®n de inocencia.
Tras el fallo de los jueces la ¨²ltima oportunidad que tiene Patisht¨¢n es el indulto del presidente Enrique Pe?a Nieto o la amnist¨ªa del poder legislativo. El izquierdista Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD) pedir¨¢ la conmutaci¨®n de la pena presentando una moci¨®n al Pleno. Mientras esto ocurra, Patisht¨¢n seguir¨¢ encarcelado en el Penal de San Crist¨®bal de las Casas, una prisi¨®n superpoblada en la que su salud se ha deteriorado a lo largo de 13 a?os. ¡°No descansar¨¦ hasta encontrar justicia¡±, declar¨® el 13 de marzo, poco antes de recibir el ¨²ltimo varapalo judicial, cuando la Suprema Corte rechaz¨® llevar su caso al principal tribunal del pa¨ªs: ¡°Yo solamente muerto creo que me voy a callar¡±.
El ¨²ltimo m¨¢rtir zapatista
¡°Mi padre fue un maestro, un l¨ªder revolucionario y un cuidador del pueblo¡±. Las palabras de H¨¦ctor Patisht¨¢n expresan lo que muchos chiapanecos sienten por el ind¨ªgena de etnia tzotzil, encarcelado hace 13 a?os acusado de matar a siete polic¨ªas. En pleno levantamiento del Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional (EZLN), el activista Alberto Patisht¨¢n no dudo en apoyar a los guerrilleros como miembro y colaborador. ¡°Pero no se uni¨® a la lucha armada porque siempre rechaz¨® el uso de las armas. Es la ¨²nica diferencia que le separ¨® de los zapatistas¡±, puntualiza su hijo. A pesar de eso, el Subcomandante Marcos en persona le visit¨® en la c¨¢rcel y emiti¨® varios comunicados pidiendo su liberaci¨®n.
Al calor de la aprobaci¨®n del Sistema de usos y costumbres, aceptado por el Gobierno en 1996 tras las reivindicaciones indigenistas, el municipio de El Bosque (a 75 kil¨®metros de San Crist¨®bal de las Casas) cambi¨® de h¨¢bitos para siempre. ¡°En nuestro pueblo tenemos autonom¨ªa. Las leyes las hacen todas las personas, no solo un juez. Tenemos distintas cooperativas que producen los alimentos y los distribuyen sin intermediarios. Somos ecologistas, indigenistas y no permitimos entrar de empresas extranjeras. En nuestro territorio no entran los McDonallds¡±, comenta H¨¦ctor sonriente.
En aquellos a?os, varias organizaciones civiles y grupos de activistas luchaban por la ca¨ªda del Presidente Municipal, Manuel G¨®mez Ruiz, a quien tachaban de nepotista y represor. Patisht¨¢n estaba doblemente interesado en derrocar al pol¨ªtico, que adem¨¢s, era su primo y vecino. En medio de los enfrentamientos se produjo el asesinato de los siete polic¨ªas. Aunque nadie sabe qui¨¦n los mat¨®, se especula que pudieron ser narcotraficantes, asaltadores o incluso los mismos guerrilleros. ¡°Pero el asesinato sirvi¨® de excusa a G¨®mez Ruiz para acusar a mi pap¨¢. Era un hombre corrupto y maltratador que odiaba a mi pap¨¢ porque sus protestas le ten¨ªan al borde de ser destituido¡±, asegura el hijo de Patisht¨¢n.
Tras su encarcelamiento, la figura del maestro dio la vuelta al mundo. La iconograf¨ªa muestra un rostro bigotudo y una mirada penetrante e imponente, remotamente parecida a la de Emiliano Zapata. Hoy, tras 13 a?os entre rejas, el rostro de Patisht¨¢n no se parece al que reflejan los carteles. Enfermo de c¨¢ncer y semiciego, el ind¨ªgena ha cumplido 42 a?os y luce delicado e inofensivo. Si la justicia mexicana no reacciona, le restan 46 a?os de condena.
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