¡°Me hubiera gustado, dado el esfuerzo, una aprobaci¨®n mayor de los chilenos¡±

Al final de un largo d¨ªa de esta semana en el que Chile conmemor¨® el 40? aniversario del golpe de Estado del general Augusto Pinochet dos veces, a las 9 de la ma?ana la oposici¨®n y a las 12 el Gobierno, el presidente Sebasti¨¢n Pi?era me recibi¨® en su despacho del palacio de la Moneda, bombardeado por los espadones el 11 de septiembre de 1973, y me confes¨®, cuando le pregunt¨¦ si se sent¨ªa dolido o decepcionado, que s¨ª, que hubiera querido que 24 a?os despu¨¦s de la recuperaci¨®n de la democracia el pa¨ªs tuviera ¡°una visi¨®n com¨²n, compartida, con diferencias, pero en lo esencial compartida¡± sobre lo acaecido entonces. Resulta evidente que eso no ha sido as¨ª, le dije, y cabe tambi¨¦n se?alar que algo se debe de haber hecho mal en estos a?os para que esto no haya podido ser as¨ª.

¡ªBueno. Hubiera sido mejor para Chile haber tenido un solo acto de conmemoraci¨®n en lugar de dos como en cierta forma ocurri¨® en el d¨ªa de hoy. Los primeros 10 a?os le toc¨® conmemorarlos al propio general Pinochet. Los 20 a?os, al presidente Aylwin; los 30 a?os, al presidente Lagos; los 40 a?os, a este presidente. Desde ese punto de vista, por supuesto que toda la motivaci¨®n e intenci¨®n de nuestro Gobierno fue hacer un acto que recordara con franqueza, con honestidad, los hechos del pasado, los que ocurrieron antes del 11 de septiembre del 73 y los que ocurrieron despu¨¦s del 11 de septiembre del 73. Y por eso nosotros quisimos hacer un acto republicano, veraz, honesto en la forma de reflexionar sobre la historia pero con una visi¨®n de unidad y de futuro. Invitamos por eso a todos los que han sido y son autoridades de nuestro pa¨ªs y a todos los sectores representativos de nuestra sociedad. Desgraciadamente, algunos no quisieron venir y no podemos obligarlos.

Chile vive d¨ªas convulsos. Por una parte, el aniversario del golpe ha desencadenado una profunda reflexi¨®n en la sociedad chilena. Nunca se hab¨ªan o¨ªdo con anterioridad los arrepentimientos necesarios; asociaciones de jueces que piden perd¨®n por su pasividad; que recriminan a sus cortes superiores lo que hicieron y, sobre todo, lo que no hicieron por paliar, por mitigar los zarpazos de la bestia militar; pol¨ªticos de izquierda y de derecha lamentando comportamientos de anta?o; nunca tampoco, como consecuencia de lo anterior, hab¨ªan resultado tan estruendosos los silencios y la desmemoria vergonzante de los que a¨²n llaman pronunciamiento al golpe de Estado y gobierno militar a la dictadura.

¡°El recuerdo de los 40 a?os del golpe militar
ha revivido muchos sentimientos¡±

El pa¨ªs se apresta, por otra parte, a poner fin en noviembre, seg¨²n indican las encuestas, al primer periodo de gobierno de la derecha desde el final del r¨¦gimen militar. Ambos acontecimientos est¨¢n sin duda relacionados de una forma profunda, tel¨²rica, trenzados por los hilos inextricables del dolor, el recuerdo y la pol¨ªtica. Socialistas, democracia cristiana y sus aliados en la izquierda se negaron a participar en el acto oficial celebrado el lunes pasado en el palacio de la Moneda porque alegan que sentar juntos a las v¨ªctimas de la dictadura con personajes (aliados pol¨ªticos del presidente) cuyas posiciones sobre el r¨¦gimen de Pinochet resultan de dif¨ªcil digesti¨®n para cualquier dem¨®crata hubiera requerido de un esfuerzo de reconciliaci¨®n para el que Chile claramente no est¨¢ a¨²n listo y que el mandatario, en su opini¨®n, tampoco ha intentado con sinceridad.

¡°La conmemoraci¨®n o recuerdo de los 40 a?os del golpe militar¡±, el presidente dice siempre golpe militar, nunca pronunciamiento, ¡°ha sido muy intensa y ha revivido muchos sentimientos y emociones que fueron parte de la sociedad chilena en los ¨²ltimos 40 a?os¡±. Pi?era ha contribuido a ello de forma notable para un dirigente de la derecha bajo cualquier est¨¢ndar hist¨®rico. Se?al¨® la responsabilidad y los silencios de la prensa y de los jueces durante las atrocidades y habl¨® de ¡°c¨®mplices pasivos¡±, lo que irrit¨® a no pocos de sus correligionarios, que se sintieron debidamente aludidos. Su discurso sorprendi¨® a muchos y de forma indirecta, aunque ¨¦l lo niegue, dej¨® en posici¨®n comprometida a la candidata de la derecha a sucederle en la Presidencia, Evelyn Matthei, hija de un general que gobern¨® con Pinochet, quien aduce que no ve raz¨®n alguna para pedir perd¨®n puesto que ella solo ten¨ªa 20 a?os cuando sucediera el golpe. Llegado el momento de expresarse en plebiscito sobre la continuidad del r¨¦gimen, en octubre de 1988, el actual presidente vot¨® que no, Matthei vot¨® que s¨ª. Las extraordinarias declaraciones de Pi?era, un gesto en verdad fundamental, refuerzan la idea en muchos, seg¨²n constat¨¦ a lo largo de dos d¨ªas en Santiago, de que el gobernante, empe?ado en construir una nueva derecha libre de hipotecas con la dictadura, para lo que necesita reordenar a fondo el mapa pol¨ªtico chileno, prepara ya a su vuelta en las elecciones de 2017, de lo que se hablar¨¢ a lo largo de la conversaci¨®n que mantuvimos el lunes pasado. Eso ser¨¢ luego, porque mientras repasamos lo sucedido esta semana, el presidente mantiene las l¨ªneas pol¨ªticas correctas, la inminencia de la elecci¨®n presidencial, sostiene, es lo que dificulta la reconciliaci¨®n de los chilenos.

¡ªEso, a mi juicio, se ha producido mucho m¨¢s en la gente com¨²n y corriente, en los ciudadanos, que en los pol¨ªticos, y tambi¨¦n yo pienso que el hecho de que estemos en plena campa?a electoral incorpora un factor que hace que ambas partes, y particularmente una de ellas, la izquierda, crean que este escenario de volver a revivir los mismos odios, querellas y divisiones que ocurrieron el a?o 73 los pueda favorecer electoralmente.

El poder y sus paradojas

Quise precisamente que la conversaci¨®n con Pi?era comenzara por las reverberaciones del 11 de septiembre para repasar luego sus logros econ¨®micos, hacer un primer balance, siquiera provisional, de su obra de gobierno y tratar de averiguar despu¨¦s las huellas que el poder y sus servidumbres, tambi¨¦n sus privilegios, han labrado en la persona que conoc¨ª en un evento informal en 2009 en Santiago, antes de convertirse en presidente de Chile, cuando mostraba todos los signos externos del empresario de ¨¦xito: determinaci¨®n, escasas dudas sobre sus objetivos y la forma de lograrlos, una ligera arrogancia, quiz¨¢s involuntaria. Quer¨ªa tambi¨¦n saber por qu¨¦, en su opini¨®n, el indudable ¨¦xito de su gesti¨®n econ¨®mica ha venido acompa?ado de tres paradojas de dif¨ªcil encaje con esas mismas buenas cifras: Chile ha vivido una oleada de protestas ciudadanas como no hab¨ªa conocido antes; los chilenos no acaban de valorarle a ¨¦l personalmente como presidente; y finalmente la socialista Michelle Bachelet, presidenta entre 2006 y 2010, se apresta a relevarle en el palacio de la Moneda, con lo que pondr¨¢ fin a los primeros cuatro a?os de Gobierno conservador, y certificar¨¢ as¨ª en las elecciones de noviembre el extraordinario aprecio del que goza entre los ciudadanos, tanto ahora como cuando dej¨® la presidencia para entregarla al propio Pi?era. En cuanto a las protestas, Chile no vive una revuelta anticapitalista, seg¨²n sostiene Carlos Pe?a, rector de la Universidad Diego Portales y analista influyente. Al rev¨¦s, esa gente se ha tomado en serio el capitalismo y sus promesas de bienestar creciente e igualdad de oportunidades. Pero antes de que tenga yo ocasi¨®n de preguntar, Pi?era ya ha cambiado de conversaci¨®n.

¡ªLo que yo tambi¨¦n quiero decir, y lo dije hoy d¨ªa [en su discurso oficial por los 40 a?os del golpe], es que en los ¨²ltimos 25 a?os Chile ha tenido que enfrentar dos grandes transiciones: la primera, la vieja, la transici¨®n vieja, fue de un Gobierno militar a un Gobierno democr¨¢tico, ya la hicimos y la hicimos bien; la segunda, la transici¨®n nueva. Es la transici¨®n hacia un pa¨ªs desarrollado, sin pobreza, con mayor justicia social, con mayores oportunidades para todos. Y estamos en pleno proceso hacia esa segunda transici¨®n, y de hecho el objetivo que se fij¨® este Gobierno es que Chile iba a ser un pa¨ªs desarrollado y sin pobreza y con mayor justicia social e igualdad de oportunidades antes que termine esta d¨¦cada, y para eso necesitamos recuperar nuestra capacidad de crecer, de crear empleos, de mejorar los salarios, de invertir, de innovar, de emprender, de reducir la pobreza, de hacer las reformas estructurales en el campo de la educaci¨®n y la salud. Y nuestro Gobierno ha estado plenamente comprometido con esa segunda transici¨®n. De hecho, en el Gobierno anterior la econom¨ªa crec¨ªa apenas al 3% al a?o; durante este Gobierno el promedio va a ser cercano al 6%. En el frente econ¨®mico tenemos un pa¨ªs que recuper¨® el dinamismo y el liderazgo que hab¨ªa perdido. Durante el Gobierno anterior, Chile crec¨ªa menos que Am¨¦rica Latina y menos que el mundo. Hoy d¨ªa crece mucho m¨¢s que Am¨¦rica Latina y mucho m¨¢s que el mundo y est¨¢ entre los pa¨ªses de mayor crecimiento y mayor capacidad de creaci¨®n de empleos en el mundo entero. Eso en el frente econ¨®mico, y le puedo entregar si quiere un balance con la cifra exacta. Ahora, en el frente social nuestra meta era derrocar la pobreza extrema y pavimentar el camino para terminar con la pobreza antes de que termine esta d¨¦cada.

¡°La izquierda cree que este escenario de revivir odios le favorece electoralmente¡±

Los afectos ciudadanos

Las cifras, en efecto, son buenas, hasta sus adversarios en la oposici¨®n lo reconocen en privado, y ello pese a que 11 d¨ªas antes de tomar posesi¨®n el terremoto que devast¨® Chile borr¨® del mapa, junto con numerosas vidas, infraestructuras, escuelas, hospitales, decenas de miles de millones de d¨®lares, un 17% del PIB nacional, le dej¨® una losa adicional para la recuperaci¨®n econ¨®mica con la que nadie contaba. Con todo en contra, se ha reducido el desempleo, han crecido las reservas internacionales, signo de la estabilidad fiscal, el ¨ªndice de pobreza pas¨® del 15,1% al 14,4%, la indigencia se redujo del 3,7% al 2,8% (ambas cifras crecieron en los ¨²ltimos a?os del Gobierno anterior, al inicio de la gran crisis mundial), y la desigualdad tambi¨¦n descendi¨®. Son cifras de 2011, las ¨²ltimas disponibles, ¡°cuando salgan los datos de 2012 se ver¨¢ que hemos mejorado m¨¢s¡±, adelanta el presidente. En el ?ndice de Desarrollo Humano de la ONU, Chile se sit¨²a al frente de Am¨¦rica Latina y por primera vez ha superado a un pa¨ªs desarrollado, Portugal, v¨ªctima conspicua de la crisis europea.

¡ª?Y por qu¨¦ protestan entonces los chilenos? ?C¨®mo explica usted esa paradoja?

¡°Estamos en una segunda transici¨®n, hacia un pa¨ªs desarrollado, sin pobreza¡±

¡ªYo creo que es una paradoja m¨¢s aparente que real, porque a medida que los pa¨ªses progresan, las ciudadan¨ªas cambian. Por ejemplo, en Chile la gente que viv¨ªa en pobreza no protestaba y agradec¨ªa cualquier ayuda del Estado, pero a ra¨ªz de que el pa¨ªs prospera y esa gente abandona la pobreza y se incorpora a la clase media, se transforma. Y hoy d¨ªa tenemos en Chile una sociedad y particularmente una clase media mucho m¨¢s exigente, mucho m¨¢s impaciente, mucho m¨¢s empoderada, mucho m¨¢s consciente de sus derechos y no tanto de sus deberes, y pide soluciones para todos los problemas, para todo el mundo, aqu¨ª y ahora. Porque ellos dicen: si el pa¨ªs es exitoso queremos que ese ¨¦xito llegue m¨¢s r¨¢pido a todo el mundo, y en esta medida usted sabe que las aspiraciones humanas no tienen l¨ªmite. Desgraciadamente, vivimos en un mundo en que tenemos necesidades m¨²ltiples e infinitas y tenemos recursos limitados, y, en consecuencia, es verdad que existe esta paradoja, pero es propia de un pa¨ªs que va avanzando hacia el desarrollo. El problema est¨¢, yo se lo digo con mucha frecuencia a mis compatriotas, en que Chile todav¨ªa no es un pa¨ªs desarrollado, y el peor error que podemos cometer es creer que ya llegamos a la cumbre y podemos vivir como si fu¨¦ramos ricos pero trabajar como si fu¨¦ramos un pa¨ªs en desarrollo. El esfuerzo tiene que continuar; no basta con crecer al 6% durante cuatro a?os. Tenemos que seguir creciendo por lo menos durante el resto de esta d¨¦cada para alcanzar un ingreso per capita de 25.000 d¨®lares, que nos va a permitir superar a algunos pa¨ªses europeos y superar la barrera o el umbral que separa al mundo subdesarrollado del mundo desarrollado.

¡ª?Le pesa dejar la Presidencia sin ser m¨¢s querido por la gente? Hay voces que sostienen que usted ha hecho una buena obra de gobierno, que ha tenido m¨¢s talento para la obra de gobierno que para la pol¨ªtica. Eso es lo que hace al final que la gente le quiera m¨¢s o le quiera menos.

¡ªEs posible. Es posible.

¡°En este Gobierno, Chile recuper¨® el dinamismo econ¨®mico que hab¨ªa perdido¡±

¡ªLos ciudadanos no le discuten el buen gobierno, pero se resisten a quererle.

¡ªMire, mucha gente me dec¨ªa a m¨ª: una persona como t¨², que has sido un empresario exitoso, que tiene una situaci¨®n econ¨®mica muy acomodada, que no proviene del mundo tradicional de los partidos pol¨ªticos, nunca va a llegar a ser presidente. Y desde ese punto de vista, creo que esos mismos factores, si bien son un activo que me ha ayudado mucho para enfrentar la responsabilidad de ser presidente, tambi¨¦n son causa de un cierto distanciamiento de la gente.

Pi?era hace una pausa. Y piensa cuidadosamente la respuesta, la segunda vez que lo har¨¢ en la entrevista; la otra ocasi¨®n ser¨¢ a prop¨®sito de la extraordinaria popularidad de Bachelet.

¡°Tenemos una sociedad m¨¢s exigente, m¨¢s impaciente y consciente de sus derechos¡±

¡ªPero es verdad, si usted quiere que yo le diga con toda honestidad, que yo hubiera esperado y me hubiera gustado, dado el tremendo esfuerzo que hemos puesto en esto, y los resultados, que son muy promisorios, que hubiera querido y esperado una aprobaci¨®n mayor. A todos nos gusta que nuestros seres queridos nos quieran m¨¢s, nos cuiden m¨¢s; y a todos los pol¨ªticos nos gusta que nuestra ciudadan¨ªa nos aprecie m¨¢s y nos quiera m¨¢s. Pero con toda franqueza, si yo tengo que escoger entre los resultados reales de la sociedad chilena y de la econom¨ªa chilena y los resultados de los encuestas, no dudo un segundo en privilegiar los primeros.

Le pregunto entonces por la popularidad de Bachelet. Otra larga pausa antes de contestar. Me parece adivinar el esfuerzo que se toma en la respuesta por el ritmo pausado en las frases, la b¨²squeda met¨®dica de la expresi¨®n adecuada, el balance entre la voluntad de expresar lo que de verdad siente y el examen de c¨®mo sus palabras pueden pesar en la contienda electoral y en la opini¨®n p¨²blica. Tambi¨¦n intuyo que, finalmente, decide expresarse con libertad, quiz¨¢ me equivoque.

¡ªEsa es una paradoja que acepta muchas explicaciones. Ella es una mujer que por su historia personal, por su personalidad y su carisma logr¨® sintonizar muy bien con el pueblo chileno. No durante todo su Gobierno, sino m¨¢s bien al final. De hecho, sali¨® con una alta popularidad como presidenta de Chile. Despu¨¦s se fue de Chile y [evit¨®] toda esta degradaci¨®n de la pol¨ªtica que han expresado los ciudadanos, porque hoy en d¨ªa son mucho m¨¢s severos y exigentes para evaluar al presidente, al Gobierno, a la Alianza, a la Concertaci¨®n, a la C¨¢mara de Diputados, al Senado. Y ella logr¨® salir de ese mundo. Y por tanto la gente la aprecia como fuera de ese mundanal ruido, y esa es otra explicaci¨®n. Y, en tercer lugar, porque Am¨¦rica Latina ha sido siempre un continente m¨¢s de centro izquierda que de centro derecha. Vea usted los Gobiernos hist¨®ricos y actuales en Am¨¦rica Latina: la gran mayor¨ªa son de centro izquierda. Porque el centro izquierda promete la mano y la centro derecha, en cierta forma, promete la mano invisible de Adam Smith, que la econom¨ªa de mercado va a producir m¨¢s bienestar y va a mejorar la calidad de vida. El socialismo promete la mano visible del Estado, que el Estado le va a resolver todos sus problemas; que los ciudadanos tienen derecho a que el Estado les resuelva todos sus problemas. En cambio nosotros decimos que juntos tenemos que resolver los problemas y que cada uno tiene que hacerse responsable de su propia vida y el Estado, por supuesto, tiene que crear las condiciones para que todos puedan desarrollar sus habilidades y sus capacidades y tiene que ayudar a los que m¨¢s lo necesitan. Entonces, tambi¨¦n, pienso que desde ese punto de vista es m¨¢s f¨¢cil ser candidato con ideas de centro izquierda que ser candidato con ideas de centro derecha. En Chile y en Am¨¦rica Latina.

Evelyn Matthei

¡ª?C¨®mo es su relaci¨®n personal y pol¨ªtica con Evelyn Matthei?

¡ªCreo que ella es una mujer muy capaz, muy preparada, con gran vocaci¨®n de servicio p¨²blico, con mucho car¨¢cter, con mucha voluntad, y desde ese punto de vista creo que es una gran candidata. Y, adem¨¢s, sin perjuicio de que a lo largo de nuestra larga historia y recorrido com¨²n hemos tenido desencuentros, yo le tengo un gran aprecio y cari?o en lo personal.

¡°Voy a seguir en el mundo de lo p¨²blico. ?Desde qu¨¦ trinchera? No lo s¨¦¡±

Los desencuentros a los que se refiere el presidente, sin necesidad de que yo le pregunte, son los siguientes. La noche del 23 de agosto de 1992 una televisi¨®n chilena emiti¨® una grabaci¨®n en la que se pod¨ªa escuchar al por entonces senador y precandidato presidencial Sebasti¨¢n Pi?era, en conversaci¨®n con un amigo suyo, referirse a la tambi¨¦n precandidata Evelyn Matthei con estas palabras, una de hartas frases descalificatorias:

¡ªDe todo lo que dice, despu¨¦s la tienen que contradecir, huev¨®n. ?Divorcio? Que est¨¢ preparada, que no est¨¢ preparada. (¡­) No puede transformar a la Matthei en v¨ªctima. (¡­) Le puede decir, por ejemplo: mire, todo el pa¨ªs conoc¨ªa una de sus caracter¨ªsticas, ?cierto? Cuando su pap¨¢ era comandante en jefe, que dec¨ªa una cosa, ?qu¨¦ diablos pensaba?, porque dec¨ªa diez cosas distintas en diez minutos. Da la impresi¨®n de que esto tambi¨¦n se extiende a usted.

Durante 76 d¨ªas, Evelyn Matthei se pudo presentar ante la opini¨®n p¨²blica como la v¨ªctima propiciatoria de las ambiciones pol¨ªticas de Pi?era, hasta que finalmente, acorralada por la investigaci¨®n judicial y la que impuls¨® su oponente, tuvo que admitir la cruda verdad a todo el pa¨ªs: ella recibi¨® la cinta original de manos de un capit¨¢n del Ej¨¦rcito, ella decidi¨® editarla, ella aprob¨® la entrega a la televisi¨®n para su difusi¨®n, seg¨²n se relata con detalle en el libro Hijas de General, de Roc¨ªo Montes y Nancy Castillo, que se publicar¨¢ en breve. El esc¨¢ndalo se sald¨® con la inhabilitaci¨®n de Pi?era para ocupar cargos directivos un a?o en su partido, Renovaci¨®n Nacional. Ella fue castigada con 10 a?os de suspensi¨®n como afiliada y otros tantos de inhabilitaci¨®n para ocupar cargos en el partido, que acab¨® abandonando. Hoy milita en la Uni¨®n Dem¨®crata Independiente (UDI), el otro partido coaligado en el actual Gobierno.

¡°Cuatro a?os es poco tiempo [...] pero este Gobierno ha hecho cambios profundos¡±

¡ª?Me podr¨ªa contar, se?or presidente, c¨®mo recompuso su relaci¨®n con Evelyn Matthei?

¡ªYo regres¨¦ a Chile el a?o 1976, despu¨¦s de terminar mi doctorado en Econom¨ªa en Harvard, a ser profesor de la Universidad Cat¨®lica, y en la primera generaci¨®n de alumnos estaba Evelyn Matthei y ah¨ª la conoc¨ª. Estamos hablando hace 40 a?os atr¨¢s, 37 a?os atr¨¢s. Y despu¨¦s trabajamos juntos en muchos desaf¨ªos y en muchas causas. Tuvimos un desencuentro a comienzos de los noventa pero la relaci¨®n personal nunca se quebr¨®; fue un desencuentro pol¨ªtico.

¡ª?Usted nunca dej¨® de confiar en ella?

¡ªNos distanciamos, dejamos de hablarnos, pero la relaci¨®n personal, que es un cierto aprecio y cari?o por la persona, nunca se quebr¨®.

¡ªAunque no se hablaban.

¡°Entr¨¦ con el pelo negro, salgo con el pelo blanco y no he dejado de trabajar un d¨ªa¡±

¡ªAunque durante un tiempo no nos habl¨¢bamos. Pero no es lo mismo distanciarse con rencor que simplemente distanciarse. La mejor prueba de ello es que cuando las circunstancias se dieron pudimos reiniciar un camino juntos sin ninguna dificultad. Tanto es as¨ª que yo le invit¨¦ a formar parte de nuestro Gabinete.

Tras la renuncia del candidato de la derecha a la Presidencia de Chile elegido en primarias, afectado por una depresi¨®n, Evelyn Matthei fue proclamada como nueva aspirante no sin levantar ampollas en algunos de los compa?eros de su antiguo partido, Renovaci¨®n Nacional, en el que milita Pi?era. El padre de la candidata, Fernando Matthei, fue general del Ej¨¦rcito, como el padre de Bachelet. Ambos eran amigos ¨ªntimos. El de la candidata socialista fue asesinado por la dictadura. El de Matthei form¨® parte del Gobierno de Pinochet. En agosto, el Centro de Estudios P¨²blicos (CEP) estim¨® que Bachelet obtendr¨¢ un 44% de las preferencias de voto en las elecciones presidenciales del 17 de noviembre. Matthei, un 12%.

La reelecci¨®n

A estas alturas de la conversaci¨®n llevamos ya m¨¢s de una hora en el despacho del presidente Pi?era. Fuera ha oscurecido, y las l¨¢mparas en la mesa principal y en una redonda auxiliar arrojan una luz mortecina sobre los incontables documentos que se apilan por todas las superficies disponibles, ¡°puede parecer un desorden pero yo s¨¦ d¨®nde se encuentra cada papel¡±, r¨ªe el presidente. Me sorprende su tono, su comedimiento al hablar, tan distinto del de la primera entrevista que sostuvimos para el peri¨®dico, en Roma a comienzos de 2011. Me parece que resulta evidente, observado de cerca, que el poder le ha cambiado, y lo ha hecho para bien: menos impulsivo, consciente de los l¨ªmites de la realidad, de la gigantesca tarea que supone gobernar; de las posibilidades del poder para mejorar las vidas de sus conciudadanos, pero tambi¨¦n de sus l¨ªmites y sus impotencias.

¡ª?Gobernar ha sido m¨¢s dif¨ªcil de lo que cre¨ªa?

¡ªYo sab¨ªa que gobernar era dif¨ªcil, y por tanto yo no me atrever¨ªa a decir que es m¨¢s dif¨ªcil de lo que cre¨ªa. Lo que s¨ª me hace reflexionar es que, a veces, a uno le baja una cierta angustia al ver c¨®mo uno se esfuerza tanto por lograr que el pa¨ªs avance y otros se esfuerzan lo mismo o m¨¢s para lograr que el pa¨ªs retroceda. No me arrepiento porque hay muchos que dicen que esta es la casa donde tanto se sufre y, sin embargo, yo veo que todos mis antecesores, salvo el presidente Aylwin porque ten¨ªa mucha edad, todos han tratado de volver a sentarse en este mismo escritorio: el presidente Frei, el presidente Lagos, la presidenta Bachelet.

¡ªLo mismo se dice ahora mismo de usted en todo Santiago.

¡ªMire, la verdad es que no lo s¨¦ y estoy feliz de no saberlo. Le cuento algo: mi mujer me dice, cuando se refiere a esto: ¡°Ni lo pienses¡±. ?Sabe lo que eso significa? Es como sin¨®nimo de ¡°por ning¨²n motivo¡±. ?Ustedes usan la expresi¨®n ¡°ni lo pienses¡± y usan la expresi¨®n ¡°por ning¨²n motivo?¡± Le digo a mi mujer que le voy a hacer caso: no lo voy a pensar por ahora; lo pensar¨¦ en el momento oportuno.

¡ªPero no lo puede descartar.

¡ªNo lo puedo descartar; tampoco lo puedo confirmar. Y estoy feliz de que as¨ª sea, porque la verdad es que yo tengo plena consciencia que la vida no termina cuando uno sale de este palacio de la Moneda. Yo al menos tengo muchos proyectos, muchas ideas que me gustar¨ªa realizar. No voy a volver al mundo de las empresas; voy a seguir en el mundo de lo p¨²blico. ?Desde qu¨¦ trinchera? No lo s¨¦ y estoy feliz de no saberlo. Esa cuota de incertidumbre es sin¨®nimo de una cuota de libertad.

El futuro de la derecha

Hay un punto final que quiero explorar con Pi?era y que de alguna manera contribuye a explicar por qu¨¦ tras apenas cuatro a?os de Gobierno, una candidata socialista (independientemente de su popularidad) se apresta a ganar las elecciones, sentando la imagen de que su Gobierno ha sido tan solo un par¨¦ntesis en la historia reciente de Chile. La Concertaci¨®n de la presidenta Bachelet es una coalici¨®n de socialistas y democracia cristiana (a la que en esta ocasi¨®n se han sumado hasta los comunistas), ontol¨®gicamente imposible en cualquier otro pa¨ªs sin el trauma de la dictadura de Pinochet. Pi?era dejar¨¢ la presidencia en marzo del a?o que viene.

¡ªEs verdad. Cuatro a?os es poco tiempo y por eso es sin duda que a nosotros nos gustar¨ªa y quisi¨¦ramos que esta obra pudiese continuar con una persona de la misma coalici¨®n. Pero si bien desde un punto de vista cronol¨®gico usted puede plantear esto como un par¨¦ntesis, que fue lo que usted dijo reci¨¦n, desde un punto de vista del cambio que introdujimos hoy d¨ªa es un pa¨ªs muy distinto al que recibimos el a?o 2009. Es un pa¨ªs que ya est¨¢ reconstruido despu¨¦s de un terremoto devastador. Es un pa¨ªs que ha recuperado el liderazgo y el dinamismo en crecimiento, empleo, salario, innovaci¨®n, emprendimiento, inversi¨®n. Es un pa¨ªs que ha hecho grandes reformas sociales y que ha logrado reducir la pobreza y las desigualdades, cosa que no logr¨® el Gobierno anterior. Es un pa¨ªs cuya democracia ha avanzado una enormidad con las reformas que introdujimos [ley de primarias, inscripci¨®n autom¨¢tica y voto voluntario] y, por tanto, yo creo que desde ese punto de vista no cronol¨®gico sino del cambio que hemos incorporado a la sociedad chilena, este Gobierno ha hecho una gran labor y ha hecho cambios profundos, y eso a m¨ª me llena de leg¨ªtima alegr¨ªa y es esta forma tambi¨¦n de un modesto orgullo.

Sospecho, pero no lo s¨¦ con seguridad, que uno de los objetivos que Pi?era ten¨ªa para s¨ª cuando arranc¨® su mandato consist¨ªa en una reordenaci¨®n radical del mapa pol¨ªtico chileno, con la creaci¨®n de un gran partido o coalici¨®n que unificara a todo el centro derecha, y sin el cual Gobiernos como el suyo se ven condenados a convertirse en excepciones en la historia democr¨¢tica de Chile: uno de la derecha, Pi?era, por cuatro (Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet) de la Concertaci¨®n. Y ahora nuevamente Bachelet, si se cumple el guion. En Chile el mandato presidencial es por cuatro a?os sin posibilidad de reelecci¨®n inmediata. Si se propuso un plan semejante, le digo a Pi?era, desde luego no se ha avanzado en nada.

¡ªTodav¨ªa las coaliciones pol¨ªticas chilenas est¨¢n determinadas en funci¨®n de a qu¨¦ lado estuvieron durante el Gobierno militar, y eso es algo que alg¨²n d¨ªa va a tener que desaparecer, porque para m¨ª sigue siendo algo dif¨ªcil de entender que la Democracia Cristiana, que en todas partes del mundo es un rival, un adversario del socialismo, aqu¨ª est¨¦n aliados y, por tanto, creo que alg¨²n d¨ªa las coaliciones pol¨ªticas en Chile se van a estructurar y organizar no en funci¨®n del pasado, sino que en funci¨®n de los proyectos de futuro y tal vez en ese momento...

¡ª?Cree usted que esa unidad del centro derecha resulta deseable?

¡ªSiempre la unidad es deseable; pero no siempre la unidad es posible.

Es hora de acabar la entrevista. ?Cuatro a?os es poco tiempo para dejar un legado? ?Puede el presidente identificarse con una sola obra, con un logro que las generaciones por venir identificar¨¢n de forma inequ¨ªvoca como herencia de Sebasti¨¢n Pi?era?

¡ªYo creo que este Gobierno tuvo una ambici¨®n m¨¢s amplia y m¨¢s extensa [que los anteriores] y por tanto no puedo identificar en una sola cosa al legado, pero yo le dir¨ªa, si tuviera que identificarlo, dir¨ªa: uno, haber reconstruido el pa¨ªs en cuatro a?os, cosa que nadie cre¨ªa posible; dos, haber logrado recuperar el liderazgo y el dinamismo de crecimiento y creaci¨®n de empleo, que lo hab¨ªamos perdido; tres, haber logrado reducir la pobreza y lograr mayor igualdad de oportunidades; cuatro, haber logrado grandes reformas en el terreno institucional y pol¨ªtico y cinco, haber puesto a Chile a pie firme y seguro en el camino hacia lograr antes de que termine esta d¨¦cada derrotar la pobreza, derrotar el subdesarrollo y transformarse en un pa¨ªs que aproveche en plenitud su potencial y que le d¨¦ a todos sus hijos oportunidades para desarrollar sus talentos y seguridades de una vida digna. Yo dir¨ªa que ah¨ª est¨¢ el legado.

Salgo a pie por la puerta principal del palacio de la Moneda. No puedo evitar levantar la vista y fijarme en el edificio de enfrente de la plaza, a la izquierda. Desde su azotea se tom¨® una imagen ic¨®nica de la agencia AFP: un grupo de soldados apunta con sus armas al palacio, del que se elevan columnas de humo el 11 de septiembre de 1973. Faltan unas horas para que se cumplan con exactitud los 40 a?os del momento en que los militares felones comenzaron el bombardeo de la residencia presidencial que concluy¨® con el suicidio de Salvador Allende y el establecimiento de la feroz dictadura cuyos fantasmas a¨²n atormentan a la sociedad chilena. Tiene raz¨®n el presidente Pi?era, esta es una sociedad infinitamente mejor que la de hace cuatro d¨¦cadas. Pese a todas las dificultades legadas por la dictadura, la estabilidad institucional es remarcable, la discusi¨®n pol¨ªtica es de una civilidad admirable, la izquierda est¨¢ comprometida con la estabilidad fiscal y financiera y, en general, con las necesidades del capitalismo de mercado, y la derecha ha hecho de la reducci¨®n de la pobreza y las desigualdades una de sus banderas.

¡ªEn lo m¨¢s personal, me gustar¨ªa, cierto, ser recordado como un presidente que entr¨® con el pelo negro y sale con el pelo blanco y que no ha dejado de trabajar un solo d¨ªa, incansablemente, con mucha vocaci¨®n y compromiso.

Eso fue dentro, una media hora antes. Fuera, la noche se cierra sobre Santiago. Acabado el largo e intenso d¨ªa en el que se conmemor¨® el golpe dos veces, el pa¨ªs se apresta a dejar atr¨¢s la convulsi¨®n del aniversario y a cambiar de nuevo de mayor¨ªa presidencial, de forma tranquila, sin sobresaltos. Se trata, sin duda, de un pensamiento reconfortante.