Elecciones plebiscitarias

Angela Merkel ha salido realmente plebiscitada de las elecciones alemanas. Con un 42% de los votos y una participaci¨®n en alza respecto a 2009, la canciller ha recibido un rotundo aval a sus pol¨ªticas por parte del electorado que la sit¨²a, a falta de que termine el recuento, en el filo de una excepcional mayor¨ªa absoluta.

Su campa?a ha sido todo lo contrario a la trepidaci¨®n y la polarizaci¨®n de los plebiscitos. Plana, aburrida, centrada en detalles marginales, con una ausencia clamorosa de la idea europea, pero personalizada en su imagen de en¨¦rgica y fiable administradora de la econom¨ªa dom¨¦stica. Plebiscitaria en sus resultados aunque no lo haya sido en su planteamiento.

No hace elecciones plebiscitarias quien quiere sino quien puede. Y la canciller Merkel ha podido, situ¨¢ndose con su horizonte de doce a?os en el poder en lo alto de la tabla en la historia de los cancilleres de la actual rep¨²blica, junto a los padres fundadores, Konrad Adenauer que lo fue de la rep¨²blica de Bonn, 14 a?os en la canciller¨ªa, y Helmut Kohl, de la rep¨²blica unificada, 16 a?os en el primer despacho ejecutivo. Este emplazamiento especial la habilita a su vez, al menos te¨®ricamente, para constituirse en fundadora alemana del euro definitivamente gobernado y de una UE que acometa finalmente la uni¨®n pol¨ªtica.

El nuevo mapa electoral nos habla tanto de las preferencias del electorado como de las caracter¨ªsticas de la propia canciller. Su capacidad para gobernar desde el centro y para absorber los programas de los otros partidos es letal para las fuerzas que se asocian a ella, socialdem¨®cratas y liberales sucesivamente, pero incluso lo es tambi¨¦n para quienes hacen oposici¨®n, Verdes y Alternativa para Alemania. Merkel no deja rinc¨®n por barrer. En esta ocasi¨®n, adem¨¢s de llevarse los votos, deja en su porci¨®n congrua y fuera del Bundestag a los liberales y a los antieuropeos, garantiz¨¢ndose as¨ª las manos libres para emprender la gran coalici¨®n con menos hipotecas.

El reto de Merkel, encomendado en silencio por su electorado, es que complete la gobernanza del euro y culmine la Europa pol¨ªtica. Y que lo haga cumpliendo su promesa, de que mientras viva, solange Ich lebe, no habr¨¢ eurobonos ni mutualizaci¨®n de la deuda. La solidaridad deber¨¢ pag¨¢rsela cada uno, tal como han entendido perfectamente los holandeses.

Alcanzar un m¨ªnimo de doce a?os en el poder, asignados desde ayer por las urnas, y con la amplia base que le proporciona el mejor resultado de su partido desde 1957, es suficiente para culminar la tarea que ya empezaron los socialdem¨®cratas con Schroeder, mientras ella estaba en la oposici¨®n, y que luego continu¨® al asociarse con ellos en la gran coalici¨®n de 2005 a 2009.

El sistema pol¨ªtico, incluyendo la ley electoral, est¨¢ pensado para la estabilidad y no ha hecho m¨¢s que fabricar estabilidad en sus 64 a?os de vida: ocho cancilleres, a un promedio de ocho a?os cada uno y con un uso muy frecuente de las f¨®rmulas de coalici¨®n, hijas del consenso y f¨¢brica de consenso ellas mismas. El senado federal en el que est¨¢n representados los L?nder es parte de esta f¨¢brica de estabilidad, porque incluso con una mayor¨ªa absoluta Merkel necesita el acuerdo de la segunda c¨¢mara federal, donde no tiene mayor¨ªa. Las elecciones tambi¨¦n plebiscitan la estabilidad pol¨ªtica, en direcci¨®n contraria a las tendencias que sufre en resto de Europa.