El conflicto asedia a los cristianos de Siria
Los secuestros y asesinatos de curas y obispos siembran el miedo Muchos fieles dicen que durante el gobierno de El Asad han tenido libertad religiosa
Los cristianos de Damasco viven hoy con el miedo a que la ciudad en la que ellos y sus antepasados han habitado desde los tiempos de los ap¨®stoles se convierta en el escenario de un nuevo exterminio religioso. Son un reducto de seguidores de Jesucristo en un pa¨ªs de mayor¨ªa musulmana, que durante las cuatro d¨¦cadas de r¨¦gimen de la familia El Asad han practicado su fe con libertad. En el levantamiento contra el gobierno han visto coches bomba en sus barrios; ataques a ciudades cristianas como Malula, y el secuestro y asesinato de religiosos. Sobre todo, dicen, han divisado en la lontananza a una oposici¨®n, cada vez m¨¢s radical y extremista, que viene a imponer el islam por la fuerza al grito de ¡®Al¨¢ es grande¡¯.
Cada d¨ªa, el padre Gabriel Daoud, de 36 a?os, oficia los servicios en la iglesia ortodoxa siria de San Jorge, en el barrio cristiano de la ciudad vieja. Sobre la fachada, un gran cartel pide el rezo por Boulos Yazigi y Yuhanna Ibrahim, obispos ortodoxos secuestrados por los rebeldes en abril en Alepo, en un incidente en el que mataron adem¨¢s a un cura. El padre Gabriel ha recibido numerosas amenazas, pero no se esconde ni tiene miedo.
¡°Los cristianos de Siria no apoyamos al presidente, sino a un sistema. ?Errores? El gobierno ha cometido muchos. No le defendemos solo a ¨¦l, sino a este pa¨ªs¡±, dice, abriendo las puertas de su templo. Cuestiona qu¨¦ tipo de islam practican los rebeldes que han secuestrado a religiosos: ¡°No creen en dios, creen en la muerte. Creen que siendo m¨¢rtires ir¨¢n al para¨ªso. No tienen nada que perder. Vienen a matar¡±.
Damasco es uno de los lugares fundacionales del Cristianismo, citado 64 veces en la Biblia. En el libro Actos de los Ap¨®stoles, escrito por el evangelista Lucas, Saul de Tarso, que hab¨ªa dedicado su vida a perseguir a los primeros seguidores de Jes¨²s, narra como, en el camino a esta ciudad, vio una ¡°luz brillante como el sol¡± y una voz le dijo ¡°soy Jes¨²s, a quien persigues¡±. Saul se convirti¨® en Pablo, el llamado ap¨®stol de los gentiles, que consagr¨® su vida a convertir al imperio romano a la nueva fe.
Como muestra de la importancia de este pa¨ªs para el Cristianismo, una de las ¨²ltimas embajadas occidentales que quedan abiertas es la del Vaticano. El nuncio, Mario Zenari, asiste en lo que puede a la comunidad cristiana en el pa¨ªs. Hay en Siria, estima, unos 35 obispos, de ellos 17 cat¨®licos, adem¨¢s de varias comunidades de frailes y monjas que resisten tambi¨¦n en zonas controladas por la oposici¨®n. Dice no tener noticia alguna del padre Paolo Dall¡¯Oglio, un jesuita que apoyaba a los rebeldes y que desapareci¨® en el basti¨®n rebelde de Raqqa en julio.
¡°Los cristianos aqu¨ª han vivido de forma satisfactoria. Si han querido construir una iglesia han podido hacerlo, e incluso han recibido dinero del gobierno¡±, explica el nuncio, que aclara que eval¨²a solo la ¡°libertad religiosa, no cuestiones de derechos humanos o libertades fundamentales¡±. A?ade que muchos cristianos se han convertido en refugiados internos y externos, sobre todo en Europa, pero que muy pocos se hallan en campos de refugiados ¡°por la distancia cultural¡± respecto a los musulmanes.
En las pasadas semanas, los rebeldes, incluido el Frente Al Nusra, afiliado a Al Qaeda, han cercado y atacado la ciudad cristiana de Malula, donde a¨²n se habla el arameo de los tiempos de Jesucristo. Dicen los cristianos que huyeron, muchos a Damasco, que vieron a vecinos musulmanes guiando a los yihadistas a sus casas. Tem¨ªan que lo que hab¨ªan visto en Egipto en los pasados meses, iglesias cristianas saqueadas e incendiadas por islamistas, se repitiera en Siria.
¡°Los cristianos aqu¨ª nos volvemos a enfrentar a un exterminio¡±, opina Salam Majd, un carpintero de 52 a?os, en las calles del barrio cristiano de la ciudad vieja, donde en junio un coche bomba provoc¨® cuatro muertos. ¡°Aqu¨ª hubo libertad de culto y paz. Y ahora vienen los radicales pagados por pa¨ªses fundamentalistas como Arabia Saud¨ª a acabar con nosotros¡±.
Es cierto que hasta hace unos a?os, los cristianos de Siria, que se estiman entre el 6 y el 10% de una poblaci¨®n de 23 millones, vivieron en paz en este pa¨ªs, en las ¨²ltimas d¨¦cadas protegidos por el r¨¦gimen de la familia El Asad, que presidi¨® sobre una amalgama de grupos religiosos y no trat¨® con favoritismo a ninguno de ellos. El perfil de Damasco lo dibujan muchos minaretes, pues la mayor¨ªa de la poblaci¨®n es musulmana, pero tambi¨¦n numerosas iglesias. La imponente mezquita de los Omeyas fue, entre los siglos IV y VIII, una catedral dedicada a San Juan Bautista y de templo cristiano contempla su planta.
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