Una nueva oleada de coches bomba causa 50 muertos en barrios ch¨ªies de Bagdad

Una serie de coches bomba ha causado este lunes al menos medio centenar de muertos, adem¨¢s de numerosos heridos, en Bagdad, acercando a 6.000 la cifra de v¨ªctimas mortales de la violencia sectaria este a?o en Irak. Como viene siendo habitual en los ¨²ltimos meses, la mayor¨ªa de los atentados se produjeron en barrios chi¨ªes, lo que refuerza la sospecha de que son obra de extremistas sun¨ªes. Sus autores tratan de explotar tanto las tensiones pol¨ªticas entre el Gobierno (una coalici¨®n de partidos chi¨ªes y kurdos) y la minor¨ªa sun¨ª, como el renovado sectarismo que est¨¢ azuzando en el pa¨ªs la guerra civil en la vecina Siria.

El primer ataque ocurri¨® en la barriada popular chi¨ª de Ciudad S¨¢der, al este de la capital iraqu¨ª, donde un hombre aparc¨® un coche blanco cargado de explosivos cerca del lugar donde un grupo de peones esperaban a ser contratados, seg¨²n la agencia Reuters. El conductor les dijo que lo mover¨ªa enseguida, pero el veh¨ªculo estall¨® poco despu¨¦s matando a por lo menos siete personas, incluidos dos soldados.

Mientras los equipos de socorro acud¨ªan a asistir a las v¨ªctimas, al menos una docena de coches bomba m¨¢s sacudieron varios barrios de Bagdad. Los m¨¢s mort¨ªferos, en los tambi¨¦n mayoritariamente chi¨ªes de Al Kadhimiya y Shula, al norte, dejaron 13 muertos y una treintena de heridos, seg¨²n fuentes hospitalarias citadas por France Presse.

Desde principios de a?o, Irak sufre un aumento significativo de la violencia terrorista que parece buscar una reanudaci¨®n del conflicto que enfrent¨® a ambas comunidades entre 2005 y 2008. De hecho, en los ¨²ltimos cuatro meses, el nivel de atentados se ha aproximado peligrosamente a los que se produc¨ªan entonces. S¨®lo en septiembre han causado entre 840 muertos y 1.200 muertos, seg¨²n las fuentes, con lo que se acercan a los 6.000 desde enero. Otros 5.000 han resultado desplazados de sus domicilios, de acuerdo con la ONU.

El delicado equilibrio sectario de Irak (grosso modo, 60% ¨¢rabes chi¨ªes, 20% ¨¢rabes sun¨ªes y 20% kurdos) se est¨¢ viendo muy afectado por la guerra civil en Siria. All¨ª, donde un 75% de la poblaci¨®n es sun¨ª, milicianos de esa confesi¨®n intentan derribar al r¨¦gimen de Bachar el Asad que, aunque se presenta como laico, cuenta con el respaldo del chi¨ª Ir¨¢n. Iraqu¨ªes de una y otra rama del islam han cruzado los 600 kil¨®metros de frontera com¨²n para apoyar a sus correligionarios sirios.

El domingo, un atentado contra la sede de los servicios de seguridad en Arbil, el primero que se produce en la regi¨®n aut¨®noma de Kurdist¨¢n desde 2007, puso de relieve ese v¨ªnculo. Los extremistas sun¨ªes, probablemente vinculados a Al Qaeda, quer¨ªan enviar un mensaje a los responsables kurdos para que no se inmiscuyan en Siria.

Las ramas iraqu¨ª y siria de Al Qaeda se unieron a principios de a?o en el autodenominado Estado Isl¨¢mico de Irak y el Levante. Desde entonces, ese grupo extremista sun¨ª se ha responsabilizado de numerosos ataques a ambos lados de la frontera. Sus principales objetivos son los chi¨ªes, a quienes su ideolog¨ªa considera herejes, las fuerzas de seguridad y los funcionarios, pero tambi¨¦n los miembros de la milicia sun¨ª Sahwa, que colabora con el Gobierno.

De momento, el temor a regresar a la situaci¨®n anterior a 2008 parece estar frenando la reanudaci¨®n del conflicto iraqu¨ª. Sin embargo, la comunidad chi¨ª, principal v¨ªctima de los atentados, ha empezado a pedir cuentas por la inseguridad al primer ministro Nuri al Maliki. Adem¨¢s, los sun¨ªes, cuyo malestar con las pol¨ªticas autoritarias de ¨¦ste tratan de explotar los extremistas, denuncian la reaparici¨®n de milicias chi¨ªes. El Gobierno de Al Maliki, v¨ªctima de la par¨¢lisis pol¨ªtica, est¨¢ siendo incapaz de romper ese c¨ªrculo vicioso.

¡°Las represalias s¨®lo conducen a m¨¢s violencia y es responsabilidad de los dirigentes tomar medidas firmes para evitar que la situaci¨®n empeore¡±, ha declarado recientemente Gyorgy Busztin, el vice representante especial de la ONU para Irak. Tanto esa organizaci¨®n como las canciller¨ªas occidentales han pedido a Al Maliki que tome medidas para evitar la marginaci¨®n pol¨ªtica de los sun¨ªes y evitar que sean reclutados por los extremistas. Sin embargo, el Gobierno ha intensificado su campa?a contra los insurgentes sun¨ªes, que muchos ven como un ajuste de cuentas.