M¨¦xico sufri¨® m¨¢s de 100.000 secuestros en 2012
Los datos del instituto de estad¨ªstica multiplican por 100 las estimaciones del Gobierno
En M¨¦xico se cometieron 105.000 secuestros en 2012, de acuerdo con una estimaci¨®n del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (Inegi), una cifra que multiplica por 100 los datos gubernamentales que se ten¨ªan hasta ahora, que hablaban de poco m¨¢s de 1.000 casos anuales. El dato revela que el problema es mucho mayor de lo que se pensaba.
El mismo estudio apunta que en el pa¨ªs se cometieron 21,6 millones de delitos durante el a?o pasado pero que el 92% no fueron denunciados. Menos de uno de cada diez. En cuanto al rapto se sab¨ªa que exist¨ªa una cifra negra muy elevada, los expertos daban por hecho que eran pocas las v¨ªctimas que daban a conocer su caso, pero ni los m¨¢s pesimistas se acercaban a un n¨²mero tan disparado.
Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la organizaci¨®n Alto Secuestro, calculaba que se estaban produciendo unos 10.000 secuestros al a?o. El n¨²mero produc¨ªa arqueos de cejas en funcionarios que lo consideraban una exageraci¨®n. "Me qued¨¦ corta", dice ahora. A su juicio no est¨¢n funcionando las pol¨ªticas en materia de seguridad en general, ni con el presidente Felipe Calder¨®n -que gobern¨® durante los 11 primeros meses de 2012- ni con su sustituto Enrique Pe?a Nieto. "No hay un zar antisecuestros que tenga una estrategia. Las unidades especializadas son un desastre, la polic¨ªa est¨¢ corrompida, el poder judicial no colabora. El mensaje que se manda es de impunidad", a?ade.
La gente percibe la inseguridad y eso est¨¢ cambiando su estilo de vida. En la encuesta del organismo oficial se detalla que un 65% de la poblaci¨®n ha dejado de utilizar joyas y otro tanto no permite que sus hijos menores salgan solos a la calle. Por este tema hay quien reconoce que ha dejado de salir por las noches, de ir al teatro o al cine, de llevar dinero en efectivo o de tomar taxis por la calle. El 72% considera que vive en un entorno peligroso. A la cabeza de los ciudadanos que sienten ese temor (90,7) se encuentran los que viven en el Estado de M¨¦xico, que incluye una zona conurbada y superpoblada que rodea el DF en donde la inseguridad ha crecido alarmantemente en los ¨²ltimos a?os. Pe?a Nieto fue gobernador de ese estado de 2005 a 2011.
Los n¨²meros del instituto, basados en la Encuesta Nacional de Victimizaci¨®n y Percepci¨®n de la Seguridad P¨²blica (EN-VIPE) realizada en 95.000 hogares, no incluyen los secuestros expr¨¦s ¨Cla modalidad de tener a alguien retenido hasta que desplumen sus tarjetas de cr¨¦dito-, ni el rapto de miles de inmigrantes centroamericanos que cruzan M¨¦xico para alcanzar Estados Unidos, un tema que ha alarmado a la ONU y a otras organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales. El informe, que detalla por primera vez el n¨²mero de secuestros, relata?en cambio que se produjeron 4.007 desapariciones forzadas, lo que tambi¨¦n se conoce como levantones, que consiste en llevarse a alguien por la fuerza para darle muerte o hacerlo desaparecer.
Esta cifra mexicana supera por mucho los datos hechos p¨²blicos en Colombia, donde el secuestro fue por mucho tiempo -y lo sigue siendo- una pr¨¢ctica de los grupos armados y las redes criminales. De 1970 a 2010 en Colombia fueron secuestradas por lo menos una vez m¨¢s de 39.000 personas, seg¨²n una investigaci¨®n del Centro Nacional de Memoria Hist¨®rica, informa Elizebeth Reyes.
Un video que circula por la red demuestra hasta qu¨¦ punto los secuestros forman parte de la vida diaria de los mexicanos. En las im¨¢genes subidas a Youtube se ve a unos hombres corpulentos tratando de meter a otro en el interior de una camioneta roja. El hecho se produce a plena luz del d¨ªa en la Ciudad de M¨¦xico y ante la mirada de transe¨²ntes y otros conductores, frente a un Mcdonald's. El hombre se resiste y en escena aparecen unos agentes de polic¨ªa motorizados que, en vez de ayudar a la v¨ªctima, colaboran a introducirlo en el veh¨ªculo. Despu¨¦s se supo que el secuestrado era un ciudadano colombiano. Desde entonces no se ha vuelto a saber nada de ¨¦l.
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