Lampedusa desnuda a Europa
La tragedia de los naufragios evidencia la ineficacia de la UE frente a la inmigraci¨®n
Los inmigrantes muertos este mes en las costas de Italia son solo una peque?a parte de los que perecen a las puertas del sue?o europeo. Unos 1.500 se ahogan cada a?o en el Mediterr¨¢neo, la mayor parte en las costas del norte de ?frica, seg¨²n datos de Naciones Unidas, sin que Europa tenga siquiera constancia. Las dos ¨²ltimas tragedias han sacudido la conciencia europea, pero los l¨ªderes pol¨ªticos est¨¢n lejos de resolver el problema fundamental: la falta de un enfoque com¨²n y eficaz sobre el fen¨®meno de la inmigraci¨®n, antes percibido como una fuente de progreso y hoy visto como amenaza para Europa.
Con las im¨¢genes del primer naufragio a¨²n en la retina, los ministros europeos de Interior se mostraron el pasado martes incapaces de comprometer recursos para nutrir una operaci¨®n de salvamento en el Mediterr¨¢neo que les propon¨ªa la Comisi¨®n. Es solo una muestra de la lentitud que caracteriza las decisiones comunitarias. En este caso, agravada por el temor que suscita entre los gobernantes abordar sin demagogia la inmigraci¨®n. El auge de los populismos que les pisan los talones los vacunan contra un enfoque blando de este problema.
Hacia esas contradicciones solo apuntan de manera descarnada los mandatarios que sufren la tragedia de manera directa. El primer ministro malt¨¦s, Joseph Muscat, dijo ayer sentirse ¡°abandonado¡± por el resto de la UE y pidi¨® a los pa¨ªses que se movilicen para pactar ¡°cambios en las normas. No cambiar equivale a hacer del Mediterr¨¢neo un cementerio¡±.
La llegada de inmigrantes por el Mediterr¨¢neo no tiene visos de disminuir. El estallido de la primavera ¨¢rabe, en 2011, y el desgobierno en el que han quedado algunos de los pa¨ªses que derrocaron los viejos reg¨ªmenes impulsan las salidas. As¨ª ocurri¨® en ese a?o, aunque parad¨®jicamente despu¨¦s se produjo un importante descenso en las entradas por mar, especialmente en Italia y Malta, principales puertas durante las revueltas. Son datos de Frontex, la agencia europea para el control de fronteras, que cifra en 72.437 las personas detectadas en las fronteras comunitarias en 2012.
Pese a todo, los n¨²meros son muy vol¨¢tiles y probablemente en lo que va de a?o est¨¦n ya repuntando. El cambio de escenario en Egipto, sumado al descontrol en las fronteras libias ¡ªun aut¨¦ntico coladero personas de nacionalidades diversas, principalmente subsaharianas¡ª, asustan a la UE. ¡°Libia es el caso m¨¢s complicado porque ha desaparecido cualquier viso de aparato estatal. Por eso la UE ha puesto en marcha una misi¨®n de control de fronteras, que se est¨¢ desplegando ahora, para ayudarles a crear una red¡±, explica Bernardino Le¨®n, representante especial de la Uni¨®n Europea para el sur del Mediterr¨¢neo. Por Libia transitan en buena medida personas procedentes del Cuerno de ?frica (eritreos, somal¨ªes¡). Y all¨ª las redes de traficantes son las m¨¢s organizadas de toda la zona, explica una portavoz de Frontex.
La inestabilidad regional invita a a?orar falsamente los tiempos en que las dictaduras de la zona controlaban con mano de hierro las fronteras. Pero las cifras tampoco avalan ese an¨¢lisis. ¡°Es comprensible que se mire con miedo a Egipto, pero la estabilidad no puede lograrse simplemente comprando Gobiernos autoritarios. Los flujos hacia Europa empezaron a crecer hace muchos a?os, antes de las primaveras. Los dictadores no garantizaban tanto control como promet¨ªan¡±, advierte Richard Youngs, experto en pol¨ªtica exterior europea del laboratorio de ideas Carnegie.
M¨¢s que el tipo de Gobierno de los pa¨ªses de origen, la clave para mitigar los flujos es la capacidad de la Uni¨®n para pactar con sus gobernantes y ofrecer contrapartidas. No es casual que el pa¨ªs con fronteras m¨¢s impermeables ¡ªpese a tener la mayor cercan¨ªa mar¨ªtima¡ª sea Marruecos. Desde el pasado julio, Rabat tiene suscrito un acuerdo de movilidad con la UE. M¨¢s all¨¢ de otras ventajas, incluye dos elementos fundamentales: el pa¨ªs magreb¨ª se compromete a readmitir a todos los inmigrantes que Europa intercepte procedentes de all¨ª y, a cambio, Bruselas facilita los visados. Manga ancha en la v¨ªa legal a cambio de mayor firmeza en la ilegal.
Esas condiciones generan pol¨¦mica a ambas orillas del Mediterr¨¢neo, explica Le¨®n. A la UE le cuesta conceder esa mayor apertura a las entradas legales y los gobernantes africanos soportan tambi¨¦n las quejas de su poblaci¨®n por las readmisiones forzosas. Por eso ¡°se negocian despacio y con cautela¡±, describe Le¨®n, que aspira a lograr algo similar con T¨²nez y con Egipto.
El otro elemento en el que se emplea Europa es el control de fronteras. Esta semana, el Parlamento Europeo ha dado su visto bueno a Eurosur, un sistema para coordinar la vigilancia de todas las fronteras exteriores de la UE, de forma que las autoridades de cada pa¨ªs tengan acceso en tiempo real a la informaci¨®n del resto de Estados miembros. El plan comenzar¨¢ a aplicarse en diciembre de este a?o y estar¨¢ completamente implantado un a?o despu¨¦s.
Tras lo ocurrido en Lampedusa, las autoridades comunitarias han querido poner el acento en que este mecanismo refuerza la capacidad de rescate de n¨¢ufragos, aunque la afirmaci¨®n tiene m¨¢s de deseo que de realidad. Porque las resistencias de los pa¨ªses miembros a mayores compromisos dificultan los avances. ¡°Pero Europa tiene que gestionar las migraciones; no puede encastillarse en la posici¨®n de los Estados¡±, reflexiona Anna Terr¨®n, exsecretaria de Estado de Inmigraci¨®n en Espa?a y ahora al frente de la empresa Instrategies, desde donde asesora a la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmstr?m.
En la pr¨¢ctica el germen de estos sucesos est¨¢ en la legislaci¨®n. En p¨²blico, todos los ministros muestran su solidaridad con Italia, pero en privado distintas fuentes europeas se llevan las manos a la cabeza por la legislaci¨®n de ese pa¨ªs, que penaliza a quienes ayudan a inmigrantes irregulares, por los problemas para controlar sus fronteras mar¨ªtimas y hasta por la supuesta infrautilizaci¨®n que realizan de los fondos europeos destinados a estos fines.
De todos los elementos, el m¨¢s grave es el peso de la ley, que desincentiva el auxilio. ¡°Aunque apenas hay causas contra ellos, hemos descubierto, entrevistando a pescadores del Mediterr¨¢neo, que tienen miedo de ayudar porque temen ser penalizados¡±, apunta Adriano Silvestri, de la Agencia de los Derechos Fundamentales.
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