Wall Street respira ante el acuerdo

Warren Buffett, al que suelen escuchar en Washington porque es un inversor no solo exitoso sino con sentido com¨²n, confiaba desde hace d¨ªas en que los legisladores no rebasaran tampoco esta vez "la l¨ªnea de la estupidez". Superar el techo de la deuda era un "arma de destrucci¨®n masiva", con la que el or¨¢culo de Omaha advierte de que no se puede jugar y menos a¨²n con una econom¨ªa a la que le cuesta a¨²n recuperarse tras el colapso de Lehman Brothers.

En Wall Street comparten claramente esa visi¨®n. A diferencia de la pasada crisis financiera, esta era una provocada por los pol¨ªticos y se pod¨ªa resolver con un pacto. La vuelta a la normalidad se vio con claridad en el mercado de bonos. A primera hora de la ma?ana, cuando el acuerdo se ve¨ªa lejos, el tipo de inter¨¦s en la letras con un mes de vencimiento subi¨® un 30%, hasta rozar el 0,5%. Minutos despu¨¦s baj¨® un 40%, a 0,2%.

Sigue en todo caso alto respecto al 0,03% de las semanas previas al par¨®n gubernamental. El mercado de acciones tambi¨¦n reflej¨® este relajamiento a 12 horas de que expirara el plazo por el que el Tesoro de EE UU no tendr¨ªa ya autorizaci¨®n para pedir prestado y poder pagar sus facturas. El Dow Jones acogi¨® por fin el anuncio del acuerdo con un alza del 1,2%. Al resolver los pol¨ªticos sus diferencias ideol¨®gicas, se logra la estabilidad que necesita la econom¨ªa para avanzar en la recuperaci¨®n.

Se previene la suspensi¨®n de pagos, s¨ª, pero ahora est¨¢ por ver c¨®mo esta reconciliaci¨®n sirve tambi¨¦n para lograr un compromiso m¨¢s amplio que permita forjar un plan de sostenibilidad fiscal a medio plazo, algo que viene pidiendo desde hace tiempo la Reserva Federal y el Fondo Monetario Internacional. Porque lo que no quiere ver Wall Street es que vuelva a repetirse el mismo circo pol¨ªtico otras vez dentro de unos meses, ni que la austeridad cree un lastre adicional a la lenta recuperaci¨®n del mercado laboral.

Si EE UU hubiera entrado en las aguas no exploradas del impago, el Tesoro de EE UU habr¨ªa tenido que hacer verdaderos artificios contables para conseguir el equilibrio posible entre el dinero que llega a las arcas y el que sale. Eso, en la pr¨¢ctica, se habr¨ªa traducido en un recorte del gasto del 32% y tendr¨ªa que haber priorizado d¨ªa a d¨ªa qu¨¦ cheques pagar a militares, pensionistas, veteranos y acreedores de su deuda.

Coste del par¨®n

Lo que est¨¢ por ver es el coste que tendr¨¢n dos semanas de par¨®n gubernamental en la econom¨ªa. El Congreso ya pact¨® d¨ªas atr¨¢s pagar a la mayor parte de los 770.000 funcionarios que se quedan en casa. Pero se calcula que a¨²n as¨ª podr¨ªa mermar algunas d¨¦cimas el crecimiento para el cuatro trimestre, que se esperaba del 2,5%. No est¨¢ claro tampoco si la Fed recibir¨¢ a tiempo los datos que necesita para su pr¨®xima reuni¨®n a final de mes, lo que podr¨ªa forzarle a retrasar la retirada de est¨ªmulos a diciembre.

El problema mayor para la econom¨ªa de EE UU es tambi¨¦n de imagen. El ¨²ltimo choque, como el que se vivi¨® el pasado diciembre o en el verano de 2011, muestra que la mayor potencia econ¨®mica del mundo avanza a modo de crisis pol¨ªtica en crisis pol¨ªtica. Rebasar el techo de la deuda habr¨ªa creado una vulnerabilidad enorme al d¨®lar como puerto seguro y forzado a las agencias de calificaci¨®n a rebajar la nota de solvencia.