Manuel Valls, el cambio de los valores de la izquierda por votos
La ambici¨®n del ministro del Interior franc¨¦s paraliza a Hollande y fractura al PS, pero arrasa en los sondeos Cree que la decisi¨®n de expulsar a la ni?a gitana a Kosovo est¨¢ justificada y asegura que "no cambiar¨¢ de rumbo" en pol¨ªtica de inmigraci¨®n
¡°Lo importante no es mi persona. Lo importante es Francia¡±. Esta declaraci¨®n de Manuel Valls, el titular de Interior franc¨¦s (Barcelona, 1962), a Le Journal du Dimanche (JDD), resume la ¨²ltima victoria del ¨²nico ministro realmente popular del Ejecutivo socialista. Despu¨¦s de cinco d¨ªas de controversia por la detenci¨®n y expulsi¨®n de Leonarda Dibrani, una joven alumna gitana de 15 a?os, mientras realizaba una excursi¨®n escolar, el hijo mayor del pintor republicano Xavier Valls ha emergido del caos que ¨¦l mismo produjo convertido en el l¨ªder incuestionable del socialismo franc¨¦s. Los hechos y las encuestas lo reflejan claramente: Valls tiene el apoyo del 89% de los votantes de la derecha y del 68% de los electores socialistas. Por su parte, el presidente, Fran?ois Hollande (igual que su primer ministro, Jean-Marc Ayrault), no supera el 23% de aprobaci¨®n. Y su imagen acaba de quedar seriamente tocada al proponer a Leonarda, ¡°y solo a ella¡±, una soluci¨®n a medio camino entre la magnanimidad, la hipocres¨ªa y la crueldad: la ni?a puede volver a estudiar en Francia si abandona a sus cinco hermanos (cuatro de ellos escolarizados como ella, y la quinta nacida en Francia) y a sus padres.
La imparable ascensi¨®n del ¡°camarada Valls¡±, como lo llaman sarc¨¢sticamente sus compa?eros de partido, se produce en un contexto social, pol¨ªtico y medi¨¢tico envenenado, h¨¢bilmente manipulado a su favor por el ¡°primer polic¨ªa de Francia¡±, un pol¨ªtico que galopa a lomos de los sondeos y que apenas trata de ocultar sus ambiciones presidenciales.
Hace dos semanas, una encuesta revel¨® que el Frente Nacional marcha en cabeza de la intenci¨®n de voto para las elecciones europeas de mayo de 2014, con un 24%, y situaba al PS en un penoso tercer lugar, con el 19%. Los sondeos de las municipales de marzo son tambi¨¦n malos para los socialistas, aunque el doble turno y la escasez de concejales de la extrema derecha ayude a limitar los da?os.
En ese momento, Valls toma las riendas del Gobierno. Anuncia que hace falta frenar a la extrema derecha, sale de gira por el pa¨ªs para dar algunos m¨ªtines en lugares sensibles, y copia el discurso del enemigo extremista y de la derecha sarkozysta declarando la guerra a los 17.000 gitanos del Este de Europa que residen en Francia: ¡°Su cultura es muy distinta de la nuestra. No se quieren integrar. La ¨²nica soluci¨®n es devolverlos a sus pa¨ªses¡±, afirma.
El movimiento busca poner en el centro del debate las cuestiones de seguridad e inmigraci¨®n, para no hablar del paro y de econom¨ªa y para contrarrestar mejor las acusaciones de laxismo y buenismo que lanzan durante el verano Marine Le Pen y los conservadores populistas. Mezclando churras y merinas, Valls mezcla tres elementos distintos: convierte a un pu?ado de gitanos ¡ªla mitad de ellos, ni?os¡ª en el principal problema de la segunda potencia de la zona euro; advierte de que Francia vetar¨¢ la entrada de Ruman¨ªa y Bulgaria en el espacio Schengen, y a?ade que Par¨ªs solo permitir¨¢ que los ciudadanos de esos pa¨ªses circulen libremente ¡°en avi¨®n¡±.
La estrategia cuenta necesariamente con el benepl¨¢cito de Hollande, consciente de que su pol¨ªtica econ¨®mica, casi tan ineficaz como la de su antecesor, Nicolas Sarkozy, no parece la mejor apuesta electoral. Cuando la ministra de Vivienda, C¨¦cile Duflot, pide al presidente que desautorice en p¨²blico las palabras ¡°antirrepublicanas¡± de Valls, Hollande calla y otorga. Por si quedaban dudas, ayer Valls declara al JDD: ¡°Mi pol¨ªtica es la del presidente¡±.
El ministro lleva meses preparando este momento. Antes de sacar a pasear el ¡°problema roman¨ª¡±, env¨ªa el 11 de marzo una circular a los prefectos orden¨¢ndoles que expulsen del pa¨ªs, ¡°de forma r¨¢pida¡±, ¡°a las personas cuya petici¨®n de asilo ha sido definitivamente rechazada¡±. Ese es, precisamente, el caso de Leonarda Dibrani y su familia, que lleva casi cinco a?os intentando regularizar su situaci¨®n alegando que eran perseguidos en su pa¨ªs de origen, Kosovo, aunque en realidad hu¨ªan desde Italia.
Los extranjeros, incluso en familia o con ni?os escolarizados, cuando dejan de tener el derecho de estancia, tienen que dejar el territorio
El destino quiere que la Polic¨ªa de Fronteras de Doubs (este del pa¨ªs) obedezca las ¨®rdenes de Valls con tanto celo como para detener a Leonarda en plena excursi¨®n. Sus profesores denuncian la barbaridad en un blog de la Red de Educaci¨®n Sin Fronteras (RESF), y tras un par de d¨ªas de (auto) censura medi¨¢tica, el esc¨¢ndalo estalla. ¡°Es un bonito cuento acusar a los gitanos de no querer integrarse y luego ir a buscarlos al colegio¡±, dispara el l¨ªder del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mel¨¦nchon.
La escena, que algunos socialistas comparan con las redadas y deportaciones de Vichy, fractura al Gobierno y al partido. Destacados responsables del PS, como el primer secretario, Harlem D¨¦sir, o la candidata a la alcald¨ªa de Par¨ªs, Anne Hidalgo, piden la vuelta inmediata de la familia, y el presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone, acusa a Valls de ¡°traicionar los valores de la izquierda¡±.
El primer ministro pacta con Hollande una reacci¨®n que calme los nervios del partido, y la comunica al Parlamento: ¡°Si se cometi¨® un error, la orden de expulsi¨®n ser¨¢ anulada. Esta familia volver¨¢ para que su situaci¨®n sea analizada de nuevo en funci¨®n de nuestros derechos, nuestros valores y nuestros principios¡±, promete.
¡°La Rep¨²blica es la ley pero es tambi¨¦n fraternidad¡±, a?ade Ayrault, que ordena abrir una investigaci¨®n para detectar si hubo irregularidades. A Valls no se le mueve una ceja, y se absuelve por adelantado: ¡°La ley se respet¨®, el protocolo se respet¨®, el respeto a las personas se respet¨®¡±, asegura. Luego se va de viaje oficial a las Antillas, pero su potente y tentacular departamento de prensa no deja de trabajar. Los medios afines, casi todos, acusan al padre de Leonarda de haber mentido a las autoridades, lo pintan como un hombre violento, afirman que pegaba a sus hijas, que no quer¨ªa trabajar y prefer¨ªa cobrar las ayudas sociales.
Difamado el enemigo, todo est¨¢ listo para la ofensiva final. El s¨¢bado, la investigaci¨®n concluye que la expulsi¨®n de Leonarda Dibrani fue ¡°conforme al reglamento¡± y no viol¨® ninguna ley. ?nico pero: la polic¨ªa cometi¨® ¡°una falta de discernimiento¡± al detener a la ni?a durante una actividad escolar. Pelillos a la mar, no volver¨¢ a pasar. Tras una cumbre en el El¨ªseo, Hollande comunica su decisi¨®n salom¨®nica. La ni?a la rechaza, como era de esperar. Valls se permite la estocada final. Saluda ¡°la generosidad del presidente¡± y exige a los medios que dejen de ¡°utilizar¡± a Leonarda. Los sondeos le declaran vencedor por aclamaci¨®n. Poco importa que en Par¨ªs unos cientos de estudiantes asocien su nombre al de Franco, o que el lema republicano haya perdido algunas letras por el camino. Valls ha sido atacado ¡°con palabras indecentes que evocan otras ¨¦pocas¡±, dice, pero ha ganado otra batalla. ¡°La emoci¨®n no puede ser la br¨²jula. La inmigraci¨®n debe ser controlada. Nada me desviar¨¢ de mi objetivo¡±.
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