Una declaraci¨®n de impotencia cierra la cumbre europea del espionaje
Bruselas teme un caudal de futuras revelaciones ¡°con potencial desestabilizador¡±
¡°?Cu¨¢l es el tel¨¦fono de Europa?¡±. Esa antigua y maliciosa pregunta del exsecretario de Estado norteamericano Henry Kissinger resume perfectamente la tradicional actitud de Estados Unidos ante la complejidad del proyecto europeo. Parece que al final Washington dio con ese n¨²mero: la sospecha de que sus servicios secretos llevan a?os espiando el m¨®vil de la canciller alemana, Angela Merkel, desat¨® una oleada de indignaci¨®n en la cumbre europea y puso patas arriba la agenda, que por una vez no se vio monopolizada por la crisis del euro. Pero al final la bronca entre los Veintiocho ¡ªentre los que hay firmes aliados de Estados Unidos¡ª no lleg¨® a mayores: fue proporcional a la impotencia de la Uni¨®n para acordar nada m¨¢s que una declaraci¨®n tibia, en la que se alerta de que la ¡°falta de confianza¡± en Washington puede perjudicar la lucha antiterrorista.
Ese inhabitual texto conjunto es un gesto relevante, aunque a la postre no est¨¢ a la altura de la dureza de las declaraciones p¨²blicas de los ¨²ltimos d¨ªas: fuentes diplom¨¢ticas explicaron ayer que esa proclama de los socios europeos, que descartan cualquier tipo de represalia concreta, es en realidad una declaraci¨®n de impotencia ante los recursos y la tecnolog¨ªa a disposici¨®n de los servicios secretos de EE UU.
As¨ª est¨¢n las cosas: las principales capitales continentales necesitan de los recursos y la tecnolog¨ªa norteamericana para conseguir resultados en su propia lucha antiterrorista. EE UU es imprescindible. Por eso la cumbre fue casi de guante blanco, pese a que la gravedad de los hechos hac¨ªa pensar en la posibilidad de una noche de cuchillos largos, seg¨²n informaron dos altas fuentes presentes en la reuni¨®n.
La UE ha puesto en marcha dos grupos de trabajo que deber¨ªan llegar a conclusiones antes de fin de a?o sobre las relaciones entre los servicios secretos europeos y los norteamericanos y sobre todos los aspectos relacionados, como la protecci¨®n de datos. Y centrar¨¢ todos sus esfuerzos en impedir que episodios como el pinchazo del tel¨¦fono de Merkel se repitan. Pero no puede ir mucho m¨¢s all¨¢ de las poco diplom¨¢ticas declaraciones p¨²blicas, destinadas b¨¢sicamente al consumo interno: las competencias sobre esos asuntos son exclusivas de los Estados; no son europeas. Hay una cosa m¨¢s que obliga a los Veintiocho a mantener la cabeza fr¨ªa: dos altas fuentes de las instituciones comunitarias coincidieron al explicar que lo que m¨¢s temen Bruselas y las grandes capitales es un caudal de futuras revelaciones ¡°con un gran potencial desestabilizador, que podr¨ªa complicar las relaciones transatl¨¢nticas¡±.
El resultado de esos condicionantes es una declaraci¨®n conjunta que funciona, en realidad, como una iniciativa de Berl¨ªn y Par¨ªs para negociar un acuerdo con el que puedan colaborar a partir de ahora los servicios secretos de los dos pa¨ªses ¡ªcada uno por su lado¡ª con los estadounidenses. A este nuevo marco se podr¨¢n sumar los socios de la Uni¨®n que lo deseen, siempre cada uno por su cuenta. Ni siquiera los aliados de Washington protestaron ante esa templada reacci¨®n: ¡°Reino Unido apenas intervino en el debate y acept¨® el texto final de la declaraci¨®n sin tocar una sola coma¡±, seg¨²n una de las fuentes presentes en la reuni¨®n.
S¨ª hubo alg¨²n que otro destello de nerviosismo. ¡°[El presidente franc¨¦s] Fran?ois Hollande reclam¨® un c¨®digo de conducta para los servicios secretos europeos al inicio de la cena del jueves, en la que se habl¨® del espionaje. En ese momento, [el premier brit¨¢nico] David Cameron y otros mandatarios cuestionaron si el resto de l¨ªderes pod¨ªan asegurar que sus servicios secretos no han violado las normas¡±, explic¨® otra fuente presente en las deliberaciones. Ese fue el ¨²nico momento de aut¨¦ntica tensi¨®n: ¡°Hollande asegur¨® que nadie en Europa ha llegado a ese nivel de espiar a millones de personas, y Merkel le record¨® a Cameron que sus servicios secretos comparten informaci¨®n con los de EE UU, Australia, Canad¨¢ y Nueva Zelanda, en el denominado Grupo de los Cinco Ojos. Pero no hubo un sentimiento antiamericano en la cumbre¡±, abund¨®.
Los diplom¨¢ticos europeos ponen el acento en una parte del esc¨¢ndalo: ¡°Hay que preguntarle a Washington si sobre los servicios secretos hay un aut¨¦ntico escrutinio democr¨¢tico, hasta el punto de que el presidente no est¨¦ informado de los acontecimientos. Los servicios secretos son importantes para nuestras democracias, pero ese escrutinio es fundamental para que las cosas no se nos vayan de las manos, ni en Estados Unidos ni en Europa¡±.
Las fuentes consultadas temen que esto sea solo el principio, la punta del iceberg. ¡°Lo que m¨¢s temen los socios es que ese tempo sospechosamente perfecto en los anuncios de espionaje sobre el El¨ªseo y la canciller¨ªa, justo antes de la cumbre, d¨¦ paso a nuevas revelaciones con un grave potencial de desestabilizaci¨®n¡±, dijo una fuente europea. En la cumbre no faltaron las teor¨ªas de la conspiraci¨®n para explicar todo el episodio: ¡°Hay que preguntarse por qu¨¦ sale todo precisamente ahora, por qu¨¦ en este preciso momento¡±, aseguraba ayer en los pasillos del Consejo Europeo la presidenta lituana, Dalia Grybauskaite. Algunas fuentes apuntan a que Rusia, que ha dado cobijo a Edward Snowden ¡ªel exanalista que protagoniza las filtraciones¡ª, quiere torpedear las negociaciones sobre un futuro acuerdo comercial entre Ucrania y la UE.
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