Las revelaciones sobre los servicios secretos brit¨¢nicos dividen a los ¡®tories¡¯
Un sector conservador defiende a ¡®The Guardian¡¯ mientras otro le acusa de traici¨®n a la patria
Las constantes revelaciones del diario The Guardian sobre los servicios secretos brit¨¢nicos a partir de los papeles de Edward Snowden han generado un intenso debate en Reino Unido. Pero, sobre todo, reflejan una profunda divisi¨®n acerca de ese asunto en el interior del gobernante Partido Conservador. Una divisi¨®n que sit¨²a por en¨¦sima vez en bandos enfrentados al primer ministro David Cameron, que cree que esas informaciones perjudican a los servicios secretos, y el alcalde de Londres y potencial alternativa a Cameron, Boris Johnson, que defiende el trabajo del diario londinense.
El debate lo abri¨® a ca?onazos el pasado 8 de octubre el jefe de la agencia de seguridad y contrainteligencia dom¨¦stica brit¨¢nica, el MI5, Andrew Parker. En un discurso p¨²blico, Parker asegur¨® que la publicaci¨®n de los documentos filtrados por Edward Snowden ha sido muy da?ina para el pa¨ªs y muy ¨²til para los terroristas. Desde entonces, Cameron ha entrado a menudo en el debate, insinuando varias veces que el Gobierno acabar¨¢ interviniendo si el diario no deja de publicar revelaciones de ese tipo.
El primer ministro lleg¨® a decir que podr¨ªa pedir a la Justicia que prohibiera la publicaci¨®n de determinadas informaciones. ¡°No quiero tener que utilizar requerimientos o notificaciones judiciales u otro tipo de medidas m¨¢s duras. Creo que es mucho mejor apelar al sentido de responsabilidad social de los peri¨®dicos. Pero, si no demuestran cierta responsabilidad social, va a ser muy dif¨ªcil que el Gobierno se quede sentado y no act¨²e¡±, declar¨® el primer ministro el lunes en los Comunes en lo que se interpret¨® como una amenaza directa al Guardian.
En sentido contrario, Boris Johnson ha salido en defensa del peri¨®dico londinense y ha enfatizado la importancia de que la opini¨®n p¨²blica conozca la dimensi¨®n de las actividades de sus servicios secretos. ¡°Creo que el p¨²blico merece saber. El mundo es mejor si los gobiernos est¨¢n sometidos al malvado escrutinio y salen a la luz p¨²blica hechos destacados e interesantes sobre el espionaje p¨²blico¡±, declar¨® Johnson el mi¨¦rcoles.
La controversia volvi¨® el jueves a los Comunes en una debate en el llamado Westminster Hall en el que dos diputados conservadores representaron la cara y la cruz de las posiciones que se viven en el seno del partido. Mientras para Julian Smith, el Guardian bordea la traici¨®n a la patria, a juicio de Dominic Raab el diario no ha revelado ning¨²n secreto que perjudique a los servicios secretos.
Refiri¨¦ndose a los comentarios de Parker de que el Guardian le hab¨ªa hecho un regalo a los terroristas, Raab coment¨®: ¡°O bien los encargados de aplicar la ley en Reino Unido son sorprendentemente lentos, dadas las afirmaciones que se han realizado, o bien la seguridad nacional est¨¢ siendo utilizada como hoja de parra para esconder las revelaciones¡±. En su opini¨®n, el diario no ha explicado las t¨¦cnicas del espionaje brit¨¢nico, sino su alcance. ¡°Cualquier grupo terrorista serio da por descontado que sus tel¨¦fonos, emails y su uso de Internet es controlado de forma rutinaria¡±, ironiz¨®.
El tambi¨¦n conservador Julian Smith, en cambio, ve las cosas de otra manera. ¡°El Guardian, que tiene todo el derecho a informar de estos asuntos, que ha puesto de relieve importantes cuestiones a debatir, que ha hecho eso de forma digital y global y de forma interesante, con buen periodismo, ha puesto en peligro la seguridad de nuestro pa¨ªs y por eso es culpable de un comportamiento potencialmente traidor¡±, declar¨® en el debate.
La controversia no ha podido llegar en peor momento. Justo cuando el Gobierno acaba de aprobar de forma unilateral una pol¨¦mica regulaci¨®n del funcionamiento de la prensa que ha sido rechazada por todos los diarios. Aunque con distintos matices, todos los diarios, lo mismo locales que nacionales, igual los de derechas que los de izquierdas, creen que esa regulaci¨®n tiene el potencial de permitir a los pol¨ªticos poner l¨ªmites a la libertad de prensa. La pol¨¦mica de estos d¨ªas pone de relieve que no es tan dif¨ªcil que los pol¨ªticos encuentren argumentos para imponer esos l¨ªmites.
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