M¨¦xico inicia su batalla oficial contra la cultura del sobrepeso
El Gobierno grava el consumo de refrescos y ¡®comida chatarra¡¯ en un primer paso para combatir unos h¨¢bitos perjudiciales muy enraizados
Este viernes por la ma?ana, en una obra de construcci¨®n de un edificio en M¨¦xico DF, un capataz respond¨ªa a la pregunta de cu¨¢l es la bebida que m¨¢s consumen los alba?iles que est¨¢n a su cargo: ¡°La coca es la que reina¡±. A su lado, otro responsable de obra hac¨ªa un c¨¢lculo de la cantidad que se toman cada d¨ªa: ¡°Yo creo que un promedio de dos litros por cada cabr¨®n, ?no?¡±.
M¨¦xico es el mayor consumidor de bebidas azucaradas del mundo. Una media de 163 litros por persona cada a?o. Los refrescos y la comida chatarra, los alimentos procesados, son elementos clave en una cadena de problemas de salud vinculados a dietas hipercal¨®ricas que se traducen en cifras de epidemia. Un 71,3% de los adultos tiene sobrepeso o est¨¢ obeso, porcentaje que entre las ni?as y los ni?os entre cinco y 11 a?os es del 32 y el 37% respectivamente. Unos 80.000 mexicanos murieron en 2012 por culpa de la diabetes. Tres de cada cuatro camas de hospitales p¨²blicos est¨¢ ocupadas por pacientes con enfermedades relacionadas con estos problemas. Cada a?o el sistema de sanidad se gasta 60.000 millones de d¨®lares en este campo de patolog¨ªas.
La mala alimentaci¨®n se ha convertido en un h¨¢bito incrustado en la cotidianeidad de los mexicanos. En la misma obra donde hablaban los capataces, un alba?il explicaba su relaci¨®n con el refresco azucarado m¨¢s famoso del mundo: ¡°Antes tomaba m¨¢s. Ahora bebo como medio litro al d¨ªa. Intent¨¦ dejarlo, pero no puedo, se me da por tomar. Es como una ansiedad¡±.
En este complejo contexto, el Gobierno de M¨¦xico lanz¨® este jueves un plan nacional contra la obesidad y la diabetes. Contempla medidas como gravar con un peso cada litro de bebida azucarada, imponer un impuesto extra del 8% a la comida chatarra, limitar los horarios permitidos para publicitar esos productos en la televisi¨®n y prohibir que se vendan en las escuelas. Fundamentalmente, se trata de elevar el precio de bebidas y comidas que se consideran perniciosas para desalentar su consumo y, si la regla de tres funciona, atenuar la crisis de salud.
Subiendo el precio de los refrescos y de la comida chatarra se pretende desalentar su consumo
El Gobierno ha puntualizado que su plan no espera resolver el problema a corto plazo, sino contenerlo. Otros piensan que el ¨²nico af¨¢n de la Administraci¨®n es recaudar m¨¢s dinero. De fondo, est¨¢ el principal nudo que M¨¦xico deber¨¢ desatar con los a?os: el enganche a los malos alimentos de una sociedad sedentaria y con amplias capas de pobreza.
El epidemi¨®logo Enrique Goldbarg considera que la batalla contra la obesidad y la diabetes es una ¡°emergencia nacional¡±, pero no conf¨ªa en el rumbo que acaba de poner el gobierno de Enrique Pe?a Nieto. Para ¨¦l estos planes son ¡°un disfraz de medidas impositivas a las que quieren darle un cariz moral¡±. Goldbarg echa en falta un proyecto educativo ambicioso a largo plazo que haga de las escuelas, las familias y los medios de comunicaci¨®n una red de promoci¨®n de los buenos h¨¢bitos. Critica, por ejemplo, el olvido de la gimnasia en las escuelas ¨C¡°En este pa¨ªs hasta los profesores de educaci¨®n f¨ªsica est¨¢n gordos¡±¨C y el confinamiento de los ni?os al interior del hogar por raz¨®n del miedo a la inseguridad en las calles. Y recuerda que el problema de la alimentaci¨®n en M¨¦xico es una cuerda con dos cabos: ¡°Obesidad y desnutrici¨®n¡±.
Las predicciones oficiales, sin embargo, parecen alentadoras. Seg¨²n estudios del Instituto Nacional de Salud P¨²blica, solo con la medida de gravar con un peso cada litro de refresco se reducir¨¢ su consumo en unos 20 litros anuales por habitante ¨Ccon respecto a los 163 actuales¨C y de cara a 2030 se dar¨ªan medio mill¨®n menos de casos de diabetes. El Instituto ambicionaba m¨¢s, pues propuso al Ejecutivo que el gravamen a las bebidas azucaradas fuese el doble, dos pesos por litro, pero el Gobierno lo dej¨® en uno. A¨²n as¨ª, la industria de los refrescos ha puesto el grito en el cielo por esta innovaci¨®n impositiva.
El presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Refrescos y Aguas Carbonatadas, Emilio Herrera, afirma que los estudios prospectivos de salud no tienen ¡°un sustento s¨®lido¡±. Si bien no niega el hecho de que los refrescos tengas muchas calor¨ªas, considera que el tiro del Gobierno est¨¢ desviado: ¡°No hay elementos que justifiquen que el refresco cause diabetes u obesidad. Lo que ocasiona la obesidad es la diferencia entre la ingesta cal¨®rica y el gasto de energ¨ªa de actividad f¨ªsica¡±. Adem¨¢s, alerta de que a¨²n en caso de que los consumidores abandonen ciertos refrescos por ser m¨¢s caros, eso no garantiza que no se pasen a consumir, por ejemplo, bebidas azucaradas m¨¢s baratas que se elaboren en el sinf¨ªn de puestos callejeros que ocupan las calles mexicanas. Por ¨²ltimo, se?ala otro nubarr¨®n que podr¨ªa venir con el castigo a los refrescos: ¡°Si se producen menos cantidades de bebida, habr¨¢ menos empleos¡±.
"En este pa¨ªs est¨¢n gordos hasta los profes de gimnasia", dice un m¨¦dico
A priori, la baza del Gobierno, aparte de desalentar el consumo de alimentos poco nutritivos, es invertir la mayor¨ªa de los impuestos recaudados en pol¨ªticas saludables. Seg¨²n la senadora Marcela Torres Peimbert, que ha trabajado a favor de este proyecto, quitando un 20% de ingresos que deben ser derivados a los Estados un 80% de lo recaudado (se estiman en m¨¢s de 700 millones de d¨®lares anuales) se dedicar¨¢ a mejorar el acceso al agua potable en las comunidades rurales (donde la pobreza se combina con un consumo desaforado de refrescos), a programas de prevenci¨®n y a instalar bebederos de agua en las escuelas, un detalle que parece anecd¨®tico pero que indica la falta de cultura de la salud que aqueja a M¨¦xico.
Alejandro Calvillo, de la asociaci¨®n Poder del Consumidor, recalca que en las escuelas ha existido hasta el momento una falta de regulaci¨®n total en lo que toca al cuidado de la buena alimentaci¨®n. ?l celebra que ahora se proh¨ªban en los colegios las m¨¢quinas expendedoras de refrescos y de comida chatarra, y todav¨ªa m¨¢s que se vaya a poner fuentes para que los alumnos puedan beber agua gratis. ¡°Los ni?os est¨¢n horas y horas cada d¨ªa cautivos en un espacio en el que no tienen acceso a agua para hidratarse¡±. Calvillo cree que la lucha contra los refrescos es crucial. Se pregunta c¨®mo es posible que en el mercado nacional haya bebidas azucaradas m¨¢s baratas que el agua embotellada, y afirma que ning¨²n otro producto de la dieta de los mexicanos representa ¡°la ingesta de calor¨ªas vac¨ªas¡± que representan los refrescos.
M¨¦xico inicia un combate largo contra sus propios h¨¢bitos, contra una adaptaci¨®n abrupta a la sociedad de consumo moderna, incluso contra un criterio ancestral sobre lo relleno y lo flaco. Hace a?os, el poeta mexicano Salvador Novo, en su texto Los mexicanos las prefieren gordas, escrib¨ªa estas l¨ªneas entre el humor y la cr¨ªtica cultural. ¡°Campesinos, obreros y soldados ¨Ccomo quien dice, el nervio de nuestra nacionalidad¨C son los abanderados de una tradici¨®n impoluta que los impulsa, con decidida predilecci¨®n, a enamorarse de las camaradas m¨¢s rollizas y muelles¡±.
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