El esc¨¢ndalo de la NSA alcanza al CNI
Las declaraciones del jefe de la agencia y los documentos filtrados salpican a Europa El servicio espa?ol sigue a dirigentes 'abertzales' como "objetivo permanente"
Ya antes de que estallara el caso Snowden, al general Keith Alexander, de 61 a?os, le quedaban pocos meses al frente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), que dirige desde 2005, pero el esc¨¢ndalo puede precipitar su ca¨ªda. El pasado martes, en el Comit¨¦ de Inteligencia de la C¨¢mara de Representantes, rompi¨® una de las reglas no escritas sobre las que se cimenta la confianza entre los servicios secretos: no revelar nunca las relaciones con sus hom¨®logos extranjeros y, menos a¨²n, desviar hacia ellos sus responsabilidades.
Alexander dijo que los millones de metadatos ¡ªregistros de llamadas telef¨®nicas, SMS, correos electr¨®nicos, WhatsApp, buscadores de Internet y redes sociales¡ª que figuran en los documentos filtrados por el exanalista refugiado en Rusia no fueron recolectados por la NSA, sino por agencias de pa¨ªses amigos. Es decir, que el rastreo de 70,3 millones de comunicaciones de Francia y 60,5 de Espa?a fue obra de la DGSE y el CNI, respectivamente, quienes trasvasaron la informaci¨®n a la NSA.
Eso s¨ª, las comunicaciones habr¨ªan sido controladas en zonas de conflicto, por lo que ni franceses ni espa?oles habr¨ªan vulnerado la ley. Fuentes pr¨®ximas conocedoras de los servicios secretos alegan que Alexander dice parte de la verdad, pero no toda.
La existencia de un Gabinete de Escuchas, con ese u otro nombre, es tan antigua como el propio servicio secreto espa?ol. El exdirector del Cesid (antecesor del CNI) Emilio Alonso Manglano se sent¨® dos veces en el banquillo por la interceptaci¨®n de conversaciones a numerosas personalidades (incluido el Rey) entre 1983 y 1991. Aquel sistema, servido por esclavos ¡ªfuncionarios permanentemente a la escucha¡ª, que captaba las se?ales de telefon¨ªa m¨®vil en una zona de Madrid es un artilugio de museo comparado con los equipos de los que dispone hoy el CNI, que funcionan autom¨¢ticamente y permiten controlar millones de comunicaciones.
El juez que controla al CNI autoriza hasta un millar de escuchas al a?o
El juicio por las escuchas, del que Manglano sali¨® finalmente absuelto, y el descubrimiento de micr¨®fonos en la sede del brazo pol¨ªtico de ETA, Herri Batasuna, en Vitoria llevaron al Gobierno a regular en 2002 el control judicial del servicio secreto, a trav¨¦s de un magistrado del Supremo.
Un exalto cargo del espionaje espa?ol asegura que, escarmentados por la experiencia, ning¨²n responsable del CNI se arriesgar¨ªa a vulnerar la ley. Adem¨¢s, no hace falta. El primer juez encargado de autorizar los registros y escuchas del CNI, Ram¨®n Trillo, ten¨ªa una relaci¨®n muy estrecha con este, hasta el punto de que su hija fue contratada por el centro al que deb¨ªa controlar. Su sucesor, Pablo Lucas, guarda m¨¢s las distancias y cuenta con un magistrado, adscrito al gabinete del director del CNI, F¨¦lix Sanz, que prepara y tramita las peticiones para que cumplan los requisitos legales.
A¨²n quedan zonas grises. ¡°?Es igual registrar una habitaci¨®n de hotel que un domicilio?¡±, se pregunta un experto. ¡°Los esp¨ªas se mueven en la frontera difusa entre legalidad e ilegalidad. Puedes creer que lo que no est¨¢ prohibido est¨¢ permitido. O lo contrario¡±.
La legislaci¨®n espa?ola s¨ª es clara cuando determina que las operadoras de telefon¨ªa e Internet no pueden ceder los metadatos sin mandamiento judicial y que hacerlo constituye delito. Por tanto, no pueden entregarlos al CNI sin autorizaci¨®n del juez.
El Magreb y el Sahel son las ¨¢reas prioritarias del espionaje espa?ol
?Cu¨¢ntas autorizaciones concede cada a?o el magistrado que controla al servicio secreto? El CNI no facilita este dato, alegando que est¨¢ clasificado, pero fuentes conocedoras de su funcionamiento aseguran que la cifra oscila entre varios cientos y un millar. Hay algunos objetivos ¡°permanentes¡±, cuyo seguimiento se prorroga cada tres meses, y autorizaciones ¡°extensas¡±, pero temporales, que incluyen una multitud de objetivos. Entre los primeros figurar¨ªan algunos dirigentes abertzales y, entre los segundos, parte del colectivo paquistan¨ª de Barcelona.
Nada que ver con los 60,5 millones de comunicaciones rastreadas entre diciembre de 2012 y enero de 2013, seg¨²n los documentos filtrados por Snowden. Aunque el juez del Supremo tiene un sustituto, ni trabajando a destajo podr¨ªa firmar una cifra tan descomunal de autorizaciones, que deben ser motivadas y, en lo posible, individualizadas.
El centro de comunicaciones instalado en el s¨®tano de la sede central del CNI est¨¢ orientado en teor¨ªa a la captaci¨®n de ¡°comunicaciones estrat¨¦gicas¡±. Una parte de ese tr¨¢fico circula por los cables submarinos que unen Sicilia (Italia) con Florida (EE UU) pasando por Conil (C¨¢diz), y otra parte corresponde a se?ales de sat¨¦lite. Adem¨¢s, dispone de equipos m¨®viles que se desplazan a zonas de conflicto, como Afganist¨¢n o el Sahel. ¡°Cada pa¨ªs tiene sus ¨¢reas de inter¨¦s¡±, explica un experto. Las prioridades de Espa?a son el Magreb y el Sahel. ¡°El caladero es el mismo y algunos tienen medios m¨¢s potentes, pero no todos buscan las mismas especies y, con suerte y paciencia, el pesquero artesanal puede capturar la mejor pieza¡±.
El CNI est¨¢ al margen de la Ley de Protecci¨®n de Datos, por lo que puede almacenar indefinidamente los registros de comunicaciones. Son estos grandes paquetes de metadatos en bruto los que facilita a la NSA, aunque no puede figurar ning¨²n residente en Espa?a sin permiso judicial.
La NSA cuenta con una oficina en Madrid y act¨²a en Barcelona y Rota
¡°Lo que no cuenta el general Alexander es que, adem¨¢s de la que le facilita el CNI, la NSA recoge su propia informaci¨®n en Espa?a¡±, explica el exresponsable espa?ol. La agencia dispone de una oficina en la Embajada de EE UU en Madrid y utiliza tambi¨¦n instalaciones en el consulado de Barcelona y la base de Rota (C¨¢diz). ¡°Ellos cumplen la ley, pero la de EE UU, que no les proh¨ªbe espiar en el extranjero, como tampoco la espa?ola se lo impide al CNI¡±, concluye.
El general Sanz comparecer¨¢ el mi¨¦rcoles en la Comisi¨®n de Secretos Oficiales del Congreso pero, tras las revelaciones de Alexander, el foco no estar¨¢ en lo que la NSA hace en Espa?a, sino en lo que el CNI hace para la NSA.
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