Los generales consolidan su control sobre Egipto
Estados Unidos ha procedido a legitimar el gobierno interino cuatro meses tras el golpe Israel ha presionado a Washington para que no recorte la ayuda militar
Los generales que controlan de nuevo los designios de Egipto se han encargado de asegurarse de que no hay vuelta atr¨¢s en el golpe militar del 3 de julio con el que acabaron con un a?o de gobierno de los Hermanos Musulmanes y con el primer experimento democr¨¢tico de la naci¨®n ¨¢rabe m¨¢s poblada. El presidente depuesto Mohamed Morsi fue este lunes mostrado al p¨²blico, en una jaula dentro de la cual se declar¨® en rebeld¨ªa, m¨¢s un espect¨¢culo que un proceso leg¨ªtimo contra alguien con opciones reales de recobrar la presidencia. Mientras, quienes gobiernan de verdad Egipto siguen a lo suyo: a seguir con los cambios y referendos que se han fijado para, dicen, recobrar los usos y costumbres aparentes de la democracia. Es algo que exige Estados Unidos para restaurar una ayuda militar suspendida que Israel considera imprescindible para mantener en orden y calma Oriente Pr¨®ximo.
Bien enterrada ha quedado en Egipto la llamada primavera ¨¢rabe con el arranque del proceso a Morsi. Tras las primeras elecciones democr¨¢ticas s¨®lo quedan en el poder quienes ya controlaron el pa¨ªs durante d¨¦cadas: los militares. Y EE UU, que por principios apareci¨® dubitativo en las semanas posteriores al golpe, ha procedido a dar legitimidad a las nuevas maniobras del gobierno instaurado por los generales. No en vano el domingo visit¨® El Cairo el jefe de la diplomacia norteamericana, John Kerry, para decir que aprecia all¨ª esperanzadores signos de progreso y ve despejado el camino de regreso a la democracia. Qued¨® claro: pronto puede reanudarse la parte congelada de la ayuda militar de m¨¢s de 1.000 millones de euros anuales y el env¨ªo de los cazas, helic¨®pteros y misiles que tanto ansia el ej¨¦rcito egipcio.
En ese viraje mucho ha tenido que ver un grupo de legisladores norteamericanos, dem¨®cratas y republicanos, que en semanas recientes han dejado claro a la Casa Blanca que anular esa ayuda militar pone en riesgo una cooperaci¨®n en materia de seguridad entre Egipto y EE UU que es, adem¨¢s, crucial para Israel. Poco ha dicho el Ejecutivo de Benjam¨ªn Netanyahu p¨²blicamente sobre la deposici¨®n de Morsi, pero sus ministros no pueden esconder la satisfacci¨®n por la reciente intensificaci¨®n de la campa?a militar egipcia contra yihadistas en la pen¨ªnsula del Sina¨ª y contra los t¨²neles de contrabando de Gaza. Adem¨¢s, han explicado a Washington que cancelar las ayudas a las fuerzas armadas egipcias pondr¨ªa en riesgo la seguridad de la regi¨®n y, sobre todo, del acuerdo de paz entre Egipto e Israel, firmado en 1979.
Durante el a?o en que Morsi detent¨® el poder, con sus numerosos excesos y arrebatos autoritarios, fue un aliado inc¨®modo para los poderes que ahora, de forma m¨¢s o menos callada, apuntalan a los generales. Era al fin y al cabo un miembro de la cofrad¨ªa islamista de los Hermanos Musulmanes, no alguien que pueda considerarse un aliado natural de EE UU o de Israel. Hoy son esos islamistas egipcios quienes, como hizo Morsi ayer, claman justicia porque dicen poseer la legitimidad de las urnas y el derecho al ejercicio del poder, apelando a Occidente para salvar el primer experimento de gobierno en sus 85 a?os de historia, pasados en su mayor¨ªa en la clandestinidad.
En los centros de poder de Occidente, sin embargo, parece interesar m¨¢s el hecho de que en unas pocas semanas habr¨¢ un referendo constitucional, que dotar¨¢ a Egipto de una nueva carta magna despu¨¦s de la anulaci¨®n de la anterior, de corte islamista, propuesta por Morsi y aprobada ajustadamente en las urnas. Posteriormente, a mediados de 2014 llegar¨¢n los comicios presidenciales y, por ¨²ltimo, los legislativos. Ser¨¢ la consagraci¨®n de un nuevo sistema de gobierno en Egipto, en un camino en el que en realidad hace ya meses que no hay vuelta atr¨¢s.
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