La izquierda se adelanta al cambio en la Uni¨®n Europea
La designaci¨®n de Schulz como candidato socialista a las elecciones europeas y a la presidencia de la Comisi¨®n marca el inicio de la renovaci¨®n de las instituciones
La carrera acaba de comenzar. Las grandes familias pol¨ªticas europeas toman posiciones ante la renovaci¨®n de las instituciones que deber¨¢n abordar tras las elecciones del pr¨®ximo mayo. Entre los que tienen posibilidades de escalar hasta la presidencia de la Comisi¨®n, Martin Schulz ha sido el primero en dar un paso al frente. Los socialistas han designado hoy al actual presidente del Parlamento Europeo como supercandidato para los comicios y, llegado el caso, para sustituir a Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso. Con este movimiento, el centroizquierda se presenta como la avanzadilla de un intento de involucrar a los ciudadanos de 28 pa¨ªses en las decisiones que se toman en la distante y burocr¨¢tica Bruselas.
¡°Luchar¨¦ por recuperar la confianza. Ya antes de la crisis se percib¨ªa una p¨¦rdida de fe de los ciudadanos en las instituciones europeas y nacionales¡±, ha asegurado este mi¨¦rcoles Schulz en su presentaci¨®n oficial. Pero el proceso que los socialistas hab¨ªan vendido como unas primarias nace con un defecto de origen: en lugar de una competici¨®n entre candidatos a convertirse en cabeza de un cartel paneuropeo, el acto de ayer sirvi¨® tan solo para entronizar al alem¨¢n. Ning¨²n otro compa?ero obtuvo el respaldo para enfrentarse a ¨¦l.
Schulz esboz¨® las dos ideas fuerza sobre las que girar¨¢ su campa?a. Primero, impulsar una redistribuci¨®n de la riqueza m¨¢s justa tanto entre pa¨ªses como entre ciudadanos. Y segundo, usar todos los medios para luchar contra el desempleo juvenil. Pero el camino para llegar hasta ah¨ª se presenta largo. Vencidas las resistencias de los compa?eros de partido que lo criticaban por valerse de su puesto en el Parlamento para hacer campa?a o de aquellos que recelan ante su condici¨®n de alem¨¢n, le quedan varios escollos. El primero ser¨¢ mantener el tipo en unas elecciones que se presentan muy complicadas ante el avance de las fuerzas populistas y antieuropeas. Y el segundo, lograr el respaldo de un Consejo en el que gana el centroderecha.
Es la primera vez que los votantes socialistas acudir¨¢n a las elecciones sabiendo de antemano a qu¨¦ candidato para el Ejecutivo europeo respaldan. Lo mismo ocurrir¨¢ con los que apoyen a las formaciones inscritas en el Partido de la Izquierda Europea, como la espa?ola IU. Su apuesta para la Comisi¨®n es Alexis Tsipras, el l¨ªder griego que encabeza la oposici¨®n a las pol¨ªticas de recortes impuesta por la troika; aunque sus posibilidades de llegar ah¨ª son pr¨¢cticamente nulas. Verdes y liberales tienen previsto anunciar sus nombres a finales de a?o o principios del pr¨®ximo. Entre los primeros se especula con Rebecca Harms y Jos¨¦ Bov¨¦, y Guy Verhofstadt y el comisario Olli Rehn para los segundos.
Para conocer el cartel electoral de los populares ¡ªque prefieren aplazar el debate hasta el ¨²ltimo momento¡ª habr¨¢ que esperar hasta el congreso que celebrar¨¢n en Dubl¨ªn en marzo. Mientras tanto, cada semana circula un nuevo nombre conservador en la rumorolog¨ªa bruselense. El pen¨²ltimo es el del luxemburgu¨¦s Jean-Claude Juncker, que gan¨® estatura pol¨ªtica como presidente del Eurogrupo y acaba de quedarse sin trabajo tras ser descabalgado del poder tras 18 a?os como primer ministro. Antes se ha hablado de los comisarios Michel Barnier, Viviane Reding, los primeros ministros de Polonia, Finlandia e Irlanda, e incluso la directora-gerente del FMI, Christine Lagarde.
Pero el baile de nombres no afecta solo al sustituto de Barroso. Est¨¢n en juego la presidencia del Consejo Europeo, que en noviembre del pr¨®ximo a?o deber¨¢ abandonar el belga Herman Van Rompuy, la del Parlamento, el puesto de Alto Representante de Asuntos Exteriores que ahora ocupa Catherine Ashton y el de la presidencia permanente del Eurogrupo si finalmente se crea. Fuera del ¨¢mbito estrictamente europeo, tambi¨¦n quedar¨¢ vacante la Secretar¨ªa General de la OTAN.
La dificultad de cubrir tal avalancha de puestos se agrava porque esta ser¨¢ la primera vez que se haga bajo el paraguas del Tratado de Lisboa, que trat¨® de impulsar la democratizaci¨®n de las instituciones. Es a este principio al que se agarran los socialistas para exhibir su candidato cuanto antes. Y es por esta misma idea por la que critican las reticencias de los populares a mostrar sus cartas. ¡°Est¨¢n socavando, quiz¨¢s no la letra, pero s¨ª el esp¨ªritu de Lisboa. ?Cu¨¢l ser¨ªa entonces el significado de ir a las elecciones con un candidato si luego el elegido para presidir la Comisi¨®n fuera otro? Es una idea totalmente antidemocr¨¢tica¡±, sostiene Hannes Swoboda, el l¨ªder del grupo socialista en la Euroc¨¢mara.
Lo que el nuevo tratado a?ade al proceso de elegir presidente de la Comisi¨®n es un plus de legitimidad democr¨¢tica, pero el Consejo ¡ªes decir, los jefes de Gobierno¡ª siguen teniendo una posici¨®n de fuerza. El texto dice que el Parlamento debe elegir a una persona propuesta por el Consejo, que a su vez debe tener en cuenta el resultado de las elecciones. La pregunta es, ?qu¨¦ significa exactamente tener en cuenta las elecciones? ¡°Al final, la decisi¨®n se tomar¨¢ en una noche por muy pocas personas. B¨¢sicamente, Angela Merkel y Fran?ois Hollande¡±, apuntan fuentes parlamentarias.
En la misma l¨ªnea, aunque algo m¨¢s matizada, se mostraba hace unos d¨ªas una alta fuente europea. ¡°A pesar de los argumentos interesados, los tratados son claros como el agua: es el Consejo quien propone al presidente de la Comisi¨®n, tras consultas con el Parlamento. Se trata de un acuerdo entre dos instituciones, pero el liderazgo es del Consejo¡±, aseguraba. Conviene recordarlo a los millones de ciudadanos llamados a las urnas dentro de seis meses.
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