Christie muestra al Partido Republicano el camino hacia la victoria
Tras su contundente victoria electoral, el gobernador de Nueva Jersey se convierte en el hombre del momento en EE UU
Chris Christie es el hombre del momento en Estados Unidos. Quiz¨¢ tambi¨¦n el hombre del futuro. Tras su contundente victoria el martes en Nueva Jersey, donde revalid¨® su cargo de gobernador del estado por m¨¢s de 20 puntos de ventaja sobre su rival dem¨®crata, Christie se ha convertido en uno de los pol¨ªticos m¨¢s populares del pa¨ªs y en el ¨²nico que ofrece ciertas garant¨ªas de victoria para el Partido Republicano de cara a las elecciones presidenciales de 2016.
Su secreto ha sido el de gobernar durante cuatro a?os creando puentes con el Partido Dem¨®crata, imprescindibles en un estado de tradicional mayor¨ªa progresista, promoviendo un programa moderado en los asuntos sociales y aceptando la amistad y la cooperaci¨®n con Barack Obama cuando la situaci¨®n lo ha requerido, como la cat¨¢strofe por el hurac¨¢n Sandy. Es decir, haciendo justo lo contrario de lo que el Tea Party ha impuesto a los republicanos en Washington y en otros puntos del pa¨ªs.
En la noche de su victoria electoral, Christie prometi¨® mantenerse en esa l¨ªnea. ¡°Esto es lo que ocurre cuando todos trabajamos juntos, cuando afroamericanos e hispanos, cuando la gente de la ciudad y del extrarradio, cuando granjeros y maestros trabajamos juntos. Mi objetivo siempre ha sido por encima de todo el de conseguir hacer las cosas y ese va a seguir siendo mi objetivo en el futuro¡±, declar¨®.
Con esa receta, Christie obtuvo el martes el 57% del voto de las mujeres, el 51% de los hispanos y hasta el 25% de los afroamericanos, precisamente los grupos que en los ¨²ltimos a?os han huido del Partido Republicano y sobre los que se ha cimentado las victorias dem¨®cratas en las dos ¨²ltimas elecciones presidenciales.
Esta jornada electoral ha dejado suficientes cabos sueltos como para que el Tea Party y sus seguidores se mantengan aferrados a su causa
Esos argumentos, unidos al hecho de que el candidato del Tea Party, Ken Cuccinelli, fue derrotado tambi¨¦n el martes en un estado como Virginia que los republicanos hab¨ªan dominado durante d¨¦cadas, deber¨ªan de ser suficientes para convencer a los l¨ªderes de la derecha sobre cu¨¢l es el camino para volver a la Casa Blanca.
Christie, con su centrismo, su pragmatismo y su discurso integrador, se?ala ese camino y deja en evidencia a quienes hasta ahora han empujado al partido hacia el integrismo ideol¨®gico, la intransigencia y el enfrentamiento con las minor¨ªas raciales.
Todas esas evidencias, sin embargo, no van a ser suficientes para provocar un cambio en el rumbo del Partido Republicano de la noche a la ma?ana. Christie permanecer¨¢, sin duda, como una figura relevante hasta la pr¨®xima campa?a presidencial, pero a¨²n tendr¨¢ que sortear m¨²ltiples obst¨¢culos para ser el candidato mayoritariamente apoyado por los conservadores.
Esta jornada electoral, como todas, ha dejado suficientes cabos sueltos como para que el Tea Party y sus seguidores se mantengan aferrados a su causa. La victoria del candidato dem¨®crata en Virginia, Terry McAuliffe, por ejemplo, se produjo por un margen inferior al previsto ¨Csolo dos puntos-, lo que su adversario expone como prueba de que los ataques de los ¨²ltimas d¨ªas contra la reforma sanitaria de Obama estuvieron a punto de darle el triunfo.
Todos los elogios a Christie entre sus compa?eros de filas iban acompa?ados ayer de menciones a la necesidad de seguir combatiendo contra la reforma sanitaria, lo que hace pensar que ese ser¨¢ de nuevo el principal objetivo de cara a las elecciones legislativas del pr¨®ximo a?o.
El Tea Party conf¨ªa mucho en esa fecha para levantar vuelo. Tiene el dinero y la implantaci¨®n territorial que se requiere para dominar unas elecciones que se ganan distrito a distrito. Un ¨¦xito del Tea Party en esa cita le estimular¨ªa para presentar a su propio candidato presidencial ¨Ctal vez el senador Ted Cruz- y hacerle la vida muy dif¨ªcil a Christie.
Cualquiera que mantenga una cierta distancia con el ambiente emocional en el que se desarrolla la pol¨ªtica del Tea Party es capaz de ver que la anulaci¨®n de Christie y de la plataforma que ¨¦ste representa equivale al suicidio del Partido Republicano. Pero las cosas no se observan del mismo modo desde el epicentro de la revoluci¨®n conservadora, donde todo son principios irrenunciables y catastrofismo.
Si la l¨®gica y el sentido com¨²n se imponen finalmente, es probable que asisti¨¦ramos el martes al preludio de la batalla de 2016. En New Jersey se consagr¨® Christie, y en Virginia triunf¨® un hombre a quien se define un¨¢nimemente como un hijo pol¨ªtico del matrimonio Clinton. Se vio, por tanto, aunque sea de forma figurada, el primer asalto de lo que puede ser el gran duelo de los pr¨®ximos a?os: Chris Christie-Hillary Clinton.
La exsecretaria de Estado no estuvo presente en la noche electoral. Ni siquiera ha anunciado a¨²n su candidatura a la presidencia. Pero su sombra domina el escenario en el bando dem¨®crata y condiciona los movimientos de todos sus compa?eros, ninguno de los cuales se atreve a hablar hasta que ella no lo haga. Eso puede acabar convirti¨¦ndose en un obst¨¢culo para los dem¨®cratas, que hoy solo son espectadores del imparable ascenso de Christie.
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