Una encuesta transnacional revela que el antisemitismo sigue vivo en Europa
El odio a los jud¨ªos ha crecido en los ¨²ltimos cinco a?os, seg¨²n el 76% de los consultados

En v¨ªsperas de cumplirse el 75? aniversario del comienzo de la persecuci¨®n de la comunidad jud¨ªa en Alemania y que est¨¢ grabada en la memoria colectiva como la noche de los cristales rotos, una encuesta realizada por la Agencia Europea de Derechos Fundamentales en ocho pa¨ªses europeos revela que el antisemitismo en el continente sigue vigente y que el odio hacia los jud¨ªos sigue creciendo.
El sondeo se llev¨® a cabo entre septiembre y octubre de 2012 en B¨¦lgica, Alemania, Francia, Hungr¨ªa, Italia, Lituania Suecia y Reino Unido, pa¨ªses donde vive el 90% de la poblaci¨®n jud¨ªa europea. Seg¨²n la Agencia, el 66% de los encuestados cree que el antisemitismo sigue siendo un problema importante y un 76% afirm¨® que el odio hacia los jud¨ªos se hab¨ªa incrementado en los ¨²ltimos cinco a?os.
La encuesta indica que el pa¨ªs m¨¢s antisemita de Europa es Francia, donde un 73% de los encuestados admiti¨® que el conflicto ¨¢rabe israel¨ª ha influido en el sentimiento antijud¨ªo, mientras que en Alemania, el porcentaje disminuye a un 23%. ¡°Pensaba que el antisemitismo hab¨ªa muerto en Auschwitz¡±, dijo Serge Cwajgenbaum, secretario general del Congreso Jud¨ªo Europeo, al comentar el resultado de la encuesta. ¡°Hablar en pleno 2013 sobre casos de antisemitismo en ciudades como Londres, Par¨ªs o Budapest, me hace sentir miedo por el futuro de Europa¡±.
La encuesta, que fue dada a conocer en Viena, coincide con las conmemoraciones que se inician el s¨¢bado en Alemania para recordar el comienzo del primer pogromo contra la comunidad jud¨ªa bajo la dictadura nazi en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 y que marc¨® un punto de inflexi¨®n en la pol¨ªtica antisemita que naci¨® en el pa¨ªs inmediatamente despu¨¦s de la llegada de Hitler al poder en 1933. Esa noche, miles de fan¨¢ticos nazis se lanzaron a las calles para quemar sinagogas, destruir locales comerciales y atacar a sus propietarios jud¨ªos. El ataque de la noche de los cristales rotos, en alusi¨®n a los restos de ventanas y vitrinas que tapizaban las calles, marc¨® el comienzo de la exterminaci¨®n de los jud¨ªos en Europa.
Seg¨²n los archivos hist¨®ricos, m¨¢s de 100 jud¨ªos murieron esa noche y otros 30.000 fueron enviados en los d¨ªas posteriores a los campos de concentraci¨®n de Dachau, Sachsenhausen y Buchenwald. La dictadura justific¨® los ataques como un arranque espont¨¢neo de violencia popular al asesinato de un diplom¨¢tico alem¨¢n en Par¨ªs, que muri¨® el 9 de noviembre a causa de los disparos de Herschel Gr¨¹nspan, un jud¨ªo polaco de 17 a?os. Cuando la noticia del asesinato lleg¨® a Berl¨ªn, Goebbel visit¨® a Hitler en la canciller¨ªa para dise?ar un plan de acci¨®n. La conversaci¨®n aparece en su diario. ¡°Le expongo el asunto al F¨¹hrer. ?l decide permitir las manifestaciones y retirar a la polic¨ªa. Los jud¨ªos deben sentir la ira popular¡±, escribi¨® el ministro de Propaganda.
El aniversario ser¨¢ recordado con actos oficiales y con una exposici¨®n que re¨²ne los informes que enviaron los diplom¨¢ticos acreditados en Alemania en la Vieja Sinagoga de Berl¨ªn. Los despachos diplom¨¢ticos informan a sus Gobiernos sobre la ¡°erupci¨®n de la crueldad s¨¢dica¡± del r¨¦gimen contra los jud¨ªos, como escribi¨® el c¨®nsul general de EE UU en Fr¨¢ncfort, Robert Townsend Samllbones. Los brit¨¢nicos calificaron el pogromo como una ¡°barbaridad de la Edad Media¡±, mientras los franceses lo compararon con el genocidio turco contra los armenios. Espa?a se excus¨® de enviar la documentaci¨®n, seg¨²n el curador de la muestra, Christian Dirks, porque el edificio que contiene los archivos est¨¢ siendo sometido a trabajos de renovaci¨®n. Ninguna potencia rompi¨® sus relaciones con Berl¨ªn o aplic¨® sanciones. Washington llam¨® a su embajador, pero casi todos los pa¨ªses cerraron sus fronteras a 400.000 jud¨ªos alemanes.
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