Una presidencia a la deriva
La correcci¨®n de la reforma sanitaria es la ¨²ltima prueba de la incompetencia y la improvisaci¨®n
La correcci¨®n anunciada por Barack Obama a la reforma sanitaria, m¨¢s importante por su significado que por sus consecuencias inmediatas, es la puntilla a una gesti¨®n que navega a la deriva desde hace meses y que ha convertido al presidente m¨¢s deseado de la historia en la mayor decepci¨®n.
La decisi¨®n de Obama de retrasar un a?o los actuales seguros m¨¦dicos es una medida de car¨¢cter administrativo que responde a los problemas detectados tambi¨¦n en el orden administrativo. Normalmente, no dar¨ªa lugar a un juicio tan severo. Sin embargo, sus repercusiones son pol¨ªticas y se han convertido en la ¨²ltima prueba de la incompetencia, la improvisaci¨®n y la confusi¨®n de esta Administraci¨®n. Los periodistas repiten la comparaci¨®n con el Katrina, y los conservadores recuerdan que ya advirtieron que ser¨ªa su Waterloo.
La autoridad de Obama se resquebraja. Si no es capaz de sacar adelante convincentemente el programa estrella de su presidencia, ?de qu¨¦ es capaz? Sus compa?eros dem¨®cratas, m¨¢s preocupados de su propia suerte en las pr¨®ximas elecciones legislativas, empiezan a abandonarle. Su popularidad est¨¢ en los niveles m¨¢s bajos que se recuerdan, similares a los de George W. Bush por estas fechas. Su abatimiento y desmoralizaci¨®n son visibles. Su falta de liderazgo, ya sea en los asuntos dom¨¦sticos, en la crisis de Siria o en la negociaci¨®n con Ir¨¢n, es motivo de preocupaci¨®n en todas las canciller¨ªas.
Su prestigio personal, convertido en cenizas en el mundo por Edward Snowden, se desploma tambi¨¦n en casa por su impotencia para gobernar. Cada comparencia en televisi¨®n, que antes serv¨ªa para demostrar sus cualidades oratorias, es ahora una oportunidad de confirmar sus carencias como administrador de la naci¨®n m¨¢s importante sobre la Tierra. Dubitativo, err¨¢tico y ausente, Obama es una sombra de lo que fue.
El p¨¢nico que la elecci¨®n de Obama desat¨® en algunos ¨¢mbitos se transform¨® inmediatamente en una poderos¨ªsima fuerza de resistencia
?Qu¨¦ ha pasado? Para una respuesta adecuada, seguramente habr¨¢ que esperar alg¨²n tiempo. En primer lugar, porque, con tres a?os por delante en el cargo, Obama tiene a¨²n, sobre el papel, tiempo suficiente para la resurrecci¨®n. Pero, adem¨¢s, porque en el fracaso de Obama confluyen m¨²ltiples elementos personales, pol¨ªticos y circunstanciales que hacen dif¨ªcil una explicaci¨®n.
La reforma sanitaria ha sido objeto de numerosas acciones de sabotaje de parte de gobernadores republicanos y blanco de la m¨¢s feroz campa?a de ataques contra cualquier ley en varias d¨¦cadas: en el Congreso, en los medios de comunicaci¨®n, de parte de las empresas, de las aseguradoras, de la profesi¨®n m¨¦dica, desde el ¨¢ngulo ideol¨®gico, desde el econ¨®mico.
La reforma sanitaria ¨Cy Guant¨¢namo, en otro sentido- fue desde el primer d¨ªa la demostraci¨®n de que Obama no iba a encontrar el campo libre para cumplir sus promesas. El p¨¢nico que la elecci¨®n de Obama desat¨® en algunos ¨¢mbitos se transform¨® inmediatamente en una poderos¨ªsima fuerza de resistencia.
Pero eso no es excusa para la d¨¦bil respuesta desde la Casa Blanca. Con la furia de la oposici¨®n, de alguna forma, se contaba. Con lo que no se contaba es con la incapacidad para combatirla. Durante todo el primer mandato, esa incapacidad estuvo disfrazada de prudencia. A un presidente que buscaba la conciliaci¨®n, el acuerdo, el punto intermedio, no se le pod¨ªa reprochar que hiciera concesiones para conseguirlo. Pero en estos meses de su segundo mandato, se ha descubierto que la prudencia escond¨ªa carencia de dotes, de recursos, quiz¨¢ de convicciones. La rectificaci¨®n de la reforma sanitaria, que afecta a una de las promesas m¨¢s repetidas por Obama ¨C¡°si usted est¨¢ satisfecho con su seguro actual, podr¨¢ conservarlo¡±- ata?e al ¨²ltimo basti¨®n de su presidencia: su credibilidad.
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