La cautela de los ¨¢rabes del Golfo ante el pacto nuclear revela su recelo hacia Ir¨¢n
En Arabia Saud¨ª, Emiratos ?rabes y Kuwait prevalece el temor de que Teher¨¢n ha enga?ado a Washington
Arabia Saud¨ª y el resto de las monarqu¨ªas de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga han acogido con cautela el acuerdo nuclear de las grandes potencias con Ir¨¢n. "Si hay buena voluntad, podr¨ªa ser un primer paso" hacia una soluci¨®n definitiva para las ambiciones at¨®micas iran¨ªes, afirmaba Riad el pasado lunes, m¨¢s de 24 horas despu¨¦s de conocerse el pacto. Incluso quienes tardaron menos en reaccionar, como Emiratos ?rabes o Kuwait, expresaban m¨¢s esperanza que convicci¨®n. Prevalece el temor de que Teher¨¢n ha enga?ado a Washington y que la rehabilitaci¨®n de aqu¨¦l se va a hacer a sus expensas.
El comedido lenguaje de los comunicados oficiales apenas esconde la frustraci¨®n de quienes durante meses han tratado sin ¨¦xito de convencer a Estados Unidos para evitar ese acuerdo con su vecino y rival. S¨®lo hay que echar un vistazo a la prensa saud¨ª para sentir la desconfianza que genera. Tariq al Homayed, un columnista de Asharq Al Awsat considerado pr¨®ximo a la familia real, lo ha calificado de "m¨¢s peligroso que el 11-S".
"S¨ª, no es una exageraci¨®n (...) Ir¨¢n ha sido capaz de enga?ar a la Administraci¨®n estadounidense y lograr un pacto que no necesariamente garantiza que interrumpa su programa nuclear para alcanzar un acuerdo definitivo", escrib¨ªa el pasado martes.
Los miembros del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG), que adem¨¢s de los citados Arabia Saud¨ª, Emiratos y Kuwait, incluye a Bahr¨¦in, Catar y Om¨¢n, recelan sin duda de que los ayatol¨¢s se hagan con la bomba con el pretexto de un programa nuclear civil. No obstante, su mayor preocupaci¨®n, aunque en distintos grados, es que el pacto con las potencias refuerce el peso regional de Ir¨¢n. De ah¨ª que en la reuni¨®n de sus ministros del Interior el pasado jueves hayan pedido garant¨ªas de que va a mejorar la seguridad regional.
Salman Shaikh, el director del Brookings Center en Doha, alerta del riesgo de que la percepci¨®n de un Ir¨¢n m¨¢s fuerte lleve a una mayor nuclearizaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo, y desate "un arco de conflicto desde el Mediterr¨¢neo oriental hasta las aguas del Golfo".
En la ¨²ltima d¨¦cada, los pa¨ªses del CCG, creado precisamente para contrarrestar a la Rep¨²blica Isl¨¢mica salida de la revoluci¨®n de 1979, han asistido a su creciente influencia en Afganist¨¢n e Irak, como resultado de sendas intervenciones militares estadounidenses. M¨¢s recientemente, las revueltas ¨¢rabes han exacerbado el recelo hist¨®rico hacia el pa¨ªs heredero del imperio persa. Adem¨¢s, Ir¨¢n es el adalid de la rama chi¨ª del islam, que los mayoritarios sun¨ªes nunca han terminado de aceptar en pie de igualdad. Con mayor o menor motivo, ven su mano en cada uno de los conflictos que sacuden esta parte del mundo.
Pero ha sido la guerra civil siria la que ha sacado a la luz toda la animadversi¨®n contenida. Convencidos de que all¨ª se libra una batalla definitiva por la identidad ¨¢rabe y la supremac¨ªa regional, los gobernantes saud¨ªes han azuzado las afiliaciones sectarias alimentadas durante a?os por su versi¨®n radical del islam. Mientras Ir¨¢n (y su aliado liban¨¦s Hezbol¨¢) respalda al r¨¦gimen de Damasco con quien mantiene lazos de amistad desde su apoyo en la guerra con Irak (1980-88), los petrod¨®lares del CCG financian a grupos islamistas que lo combaten.
Despu¨¦s de haber acusado a Estados Unidos de pasividad en Siria, e incluso de haber dado un paso atr¨¢s cuando acept¨® la propuesta rusa para desmantelar sus armas qu¨ªmicas y evitar el ataque militar, las monarqu¨ªas del Golfo temen que el pacto con Ir¨¢n sea el primer paso de un acercamiento que cambie el equilibrio de fuerzas. En Siria, y en la regi¨®n. Acostumbrados a que el aumento de la enemistad con Teher¨¢n se tradujera en una mayor amistad con Riad, interpretan el acercamiento a aqu¨¦l como un alejamiento de ¨¦ste y sus aliados. De ah¨ª los nervios que ha desatado el acuerdo.
"Las negociaciones de Ginebra s¨®lo son un preludio para un nuevo cap¨ªtulo en la convergencia" entre ambos, interpretaba un reciente editorial del diario saud¨ª Al Riyadh.
Sin embargo, Karim Sadjapour, analista del Carnegie Endowment for International Peace, no cree que el pacto alcanzado sea suficiente para cambiar el equilibrio de fuerzas en Oriente Pr¨®ximo. Por ahora. En su opini¨®n, ni el ayatol¨¢ Ali Jamenei, que como l¨ªder supremo tiene la ¨²ltima palabra en todos los asuntos de Estado, ni el enfoque estadounidense de las negociaciones apuntan de momento en esa direcci¨®n. No obstante, este experto apunta a las coincidencias estrat¨¦gicas (lucha contra los talibanes y Al Qaeda) y los valores democr¨¢ticos como factores que pueden terminar acercando EEUU a Ir¨¢n en detrimento de Arabia Saud¨ª.
El presidente norteamericano, Barack Obama, ha telefoneado esta semana al monarca saud¨ª para explicarle el acuerdo y tranquilizarle respecto a las intenciones de EEUU en la zona. Dado el contexto de rivalidad regional, va a hacer falta mucho m¨¢s que una conversaci¨®n telef¨®nica para calmar los ¨¢nimos de los ¨¢rabes del Golfo.
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